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Cartel publicitario del Grupo Wagner en MoscúCaptura de pantalla

397 días de guerra en Ucrania

Wagner instala un cartel gigante de reclutamiento en la fachada de un edificio en Moscú

El Grupo Wagner padece graves problemas de personal debido a las altas bajas sufridas en Bajmut y a la prohibición de reclutar en las cárceles rusas

Después de que el Kremlin impidiera al financiero Yevgeny Prigozhin reclutar en las prisiones rusas a nuevos mercenarios para su Grupo Wagner, el exconvicto de 61 años que hizo fortuna con sus servicios de catering al Kremlin –motivo por el que es conocido con el apodo de «el chef de Putin»–, ha iniciado una agresiva campaña de publicidad para lograr nuevos combatientes.

Como parte de esa campaña, el Grupo Wagner ha instalado un anuncio gigante de reclutamiento en la fachada de un edificio de oficinas frente a una autopista radial al noroeste de Moscú, informó Reuters.

Se trata de una gran pantalla que ocupa 17 plantas del edificio, donde se proyecta el logo del grupo junto con el mensaje «Únete al equipo ganador. Juntos venceremos».

Esta campaña trata de paliar los problemas de personal que sufre el Grupo Wagner en Ucrania tras las altas bajas sufridas en el asedio a Bajmut y la prohibición de seguir reclutando en las cárceles.

El enfrentamiento entre Prigozhin y el alto mando ruso –en particular con el jefe del Estado Mayor Valery Gerasimov y el ministro de Defensa Sergei Shoigu– para aumentar su influencia y poder en la esfera del gobierno ruso, llevó a Putin a retirarle la confianza.

Desde entonces, Prigozhin ha visto limitado su acceso a armas y municiones, a pesar de ser la única fuerza rusa en lograr éxitos sobre el terreno militar ucraniano, y, sobre todo, se le han cerrado las puertas al caladero de combatientes de las cárceles rusas.

En su desafío a las élites políticas rusas, supuestamente respaldado por Putin, Prigozhin también intentó hacerse con el control de la administración local de la ciudad de San Petersburgo, donde construyó una futurista sede para su Grupo Wagner.

Prigozhin se embarcó en una campaña de desprestigio contra el alcalde de la ciudad portuaria e, incluso, pidió su detención y encarcelamiento al acusarlo de traición.

La jugada no le salió bien. San Petersburgo es una plaza clave para el régimen de Putin y para el FSB (antiguo KGB) que sostiene todo el sistema político, económico y social de la Federación Rusa.

Fue en San Petersburgo donde Putin empezó su carrera política como número dos del ayuntamiento tras la caída de la Unión Soviética. Fue en San Petersburgo donde los restos del antiguo KGB se conjuraron contra el régimen pseudodemocrático de Boris Yeltsin. Y fue en San Petersburgo donde se activaron los resortes que llevaron a Putin y a su camarilla del FSB al poder.

Ni Putin ni su corte de los servicios secretos rusos iban a consentir que la ciudad acabara en poder de Prigozhin como feudo personal dominado por el Grupo Wagner.

Ante la alta mortandad en sus filas, sobre todo tras los asedios a las ciudades de Mariúpol y Sverodonetsk, Prigozhin inició una campaña de reclutamiento en las cárceles rusas donde, a cambio de firmar un contrato con el Grupo Wagner, se prometía a los presidiarios la amnistía.

A continuación, lanzaba las unidades de élite de Wagner, bien entrenadas y equipadas, para que realizaran las conquistas efectivas sobre las agotadas defensas ucranianas.

Sin embargo, la alta mortandad entre los prisioneros reclutados –más del 80 %– y las noticias de las malas condiciones del frente y de las brutales ejecuciones de quienes trataran de retirarse o desertar, han disuadido a muchos prisioneros de firmar contratos con Wagner.

Prigozhin inició una nueva campaña de reclutamiento basada en el chantaje y las amenazas, pero la campaña se vio interrumpida por la decisión del Kremlin de prohibir a Wagner reclutar nuevos mercenarios en las cárceles.

Pese a todo, al menos 5.000 reclusos rusos, muchos condenados por asesinato, robo y violaciones, han sido liberados después de cumplir su contrato con el Grupo Wagner.