Detenido en Brasil el espía ruso que entró como estudiante en EE.UU. y lo atrapó el FBI

Su acento no lo delató. Decía que tenía orígenes irlandeses, pero que en verdad era brasileño. Llegó a la Universidad John Hopkins gracias a un expediente académico excepcional y allí ni los profesores, ni los alumnos apreciaron nada extraño que les hiciera sospechar que su compañero, en realidad, era un espía ruso.

Sólo uno, que hablaba ruso, percibió en una conversación sobre motos, que aquel joven que decía tener 20 años, aunque en realidad iba camino de los 30, tenía cierto deje soviético en su modo de hablar.

Victor Muller Ferreira, como se presentaba Sergey Cherkasov, el espía con cara de niño, lo justificó por unos supuestos abuelos alemanes. El FBI lo descubrió y el diario The Washington Post logró acceder a informes reservados y entrevistarse con agentes que confirmaron una historia que tiene similitudes con el guión de la célebre serie The Americans, donde una familia rusa se hace pasar por estadounidense.

Esta es la victoria que nos pertenece a todos, hombre, a todo el equipo. ¡Hoy tomamos unas copas!Sergey Cherkasov tras entrar en la unversidad John Hopkins

«Hoy forjamos el futuro: logramos ingresar a una de las mejores escuelas del mundo», se felicitó el hombre que hoy está detenido y que cambio la versión de su identidad en varias ocasiones. Se dirigió en esos términos a aquellos que lo habían ayudado a entrar en una de las universidades más prestigiosas de Washingfton. Es decir, a su equipo de miembros del servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas rusas. «Esta es la victoria que nos pertenece a todos, hombre, a todo el equipo. ¡Hoy tomamos unas copas!»

Nacido en Kaliningrado, al falso Ferreira el FBI le desmontó su historia de esforzado estudiante brasileño. Su nombre verdadero es Sergey Cherkasov y dedicó una década a construir la gran mentira que le permitió enviar informes al servicio de inteligencia de las Fuerzas Armadas de Rusia. Al GRU le confío que la Administración Biden estaba haciendo acopio de material armamentístico antes de la invasión de Ucrania, un escenario que daba por inevitable.

En la Corte Penal Internacional

La carrera del infiltrado resultaba meteórica y estuvo a un paso de formar parte de la Corte Penal Internacional de La Haya. Todo estaba listo para que entrase como pasante y realizara prácticas en el corazón de la justicia universal, durante seis meses cuando se encendieron las luces de alarma.

El año pasado, cuando la Corte se disponía a analizar las violaciones y los delitos de guerra y lesa humanidad de Rusia en Ucrania, el agente ruso ya estaba instalado en los Países Bajos. Un informe del FBI alertó a las autoridades holandesas que no dudaron en subirle a un avión y deportarlo a Brasil.

El FBI escrutó los dispositivos electrónicos del agente y descubrió mensajes directos con sus superiores del GRU, registros de transferencias y hasta puntos de entrega de documentos

En ese país que por su tamaño podría ser casi un continente, el falso brasileño cumple una condena de 15 años por falsedad de documentos y usurpación de identidad. El FBI escrutó los dispositivos electrónicos del agente y descubrió mensajes directos con sus superiores del GRU, registros de transferencias, puntos de entrega de documentos.

Estos fallos de seguridad resultan tan sorprendentes como los de Estados Unidos que dejó que se le colara un sujeto que venía desde un país que históricamente ha sido el hub de espías desde la Unión Soviética.

La confesión

La detención de Sergei se produjo en abril del año pasado y desde entonces Moscú ha intentado recuperar a uno de los suyos con historias rocambolescas como que era un traficante de heroína perseguido por la justicia rusa, versión que, tras confesar su verdadera identidad, defendió el propio agente.

Sergei justificó que se había apropiado de la identidad del hijo que nunca tuvo una brasileña fallecida hace años, para evitar ser apresado. Al parecer, confiaba en ser deportado a Rusia, circunstancia que, al menos por ahora, no parece que vaya a darse.

Las similitudes del caso con la historia enThe Americans llega al punto de que el falso Ferreira llegó a trabajar, como el matrimonio protagonista de la serie, en una agencia de viajes. Tras destaparse el escándalo la agencia echó el cierre. Como parte de su adiestramiento para hacerse pasar por brasileño, Sergey Cherkasov, ensayaba como un actor. El FBI descubrió en su ordenador un guión para ensayar su historia:. Empezaba: «Soy Victor Muller Ferreira…»