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Médicos del batallón Da Vinci asisten a un herido en BajmutAFP

días de guerra

Cómo salvar al soldado ucraniano: Bajmut se convierte en un campo de muertos y heridos

El principal escenario de la guerra improvisa traslados a hospitales y centros médicos mientras siguen los combates

Bajmut se mantiene como el principal campo de batalla. Los mercenarios de Wagner aseguran que lo tienen bajo control, pero Ucrania lo niega y asegura que sus tropas resisten. En medio del caos, equipos médicos intentan salvar a los heridos.

Un soldado ucraniano herido gime de dolor mientras el anestesista trata de confortarlo: «Eso significa que el brazo está vivo».

Andriy resultó herido el sábado por la mañana cerca de la línea del frente en Bajmut, escenario de la batalla más sangrienta desde el inicio de la invasión rusa.

Los paramédicos del ejército evacuaron a Andriy de la línea del frente en un vehículo blindado de transporte de tropas y detuvieron la hemorragia en la herida causada en el hombro por una metralla de mortero.

Evacuación del herido en BajmutAFP

Andriy hace muecas de dolor cuando la unidad médica «Ulf» (lobos) del Batallón Da Vinci lo traspasa del vehículo blindado a la ambulancia que lo llevará al punto de estabilización médica.

La nieve derretida ha convertido las carreteras en lodazales. «La dificultad es este tiempo, porque no podemos conducir rápido», dice el cirujano de la unidad «Ulf», también llamado Andriy, de 30 años.

En el centro de estabilización, una pequeña clínica, los médicos colocan al herido en una mesa de operaciones y lo cubren con una manta de aluminio.

El anestesista, Oleg, trata de tranquilizar al soldado, que está consciente porque el centro carece de material para una anestesia general.

«Andriy, ¿cómo te sientes?», pregunta Oleg que tiene que evitar que pierda el conocimiento.

«He tenido días mejores», responde irónicamente Andriy, antes de sentir arcadas y vomitar.

«Es una reacción al antibiótico», explica Oleg. «Hacemos todo lo que podemos para curarte», agrega.

La enfermera Liana, de 25 años, limpia con una toallita la cara del soldado. «¿Duele? ¿Duele mucho?».

Soldado con la vía puesta tras ser herido en el campo de batallaAFP

Andriy perdió quizás «un litro y medio de sangre», explica Oleg.

Los médicos intentan quitar los torniquetes, pero temen que vuelva a desangrarse. Finalmente los mantienen para seguir su viaje hasta un gran hospital en la ciudad de Kramatorsk, a unos 25 kilómetros.

El anestesista viaja con Andriy en la ambulancia para controlarlo.

Los torniquetes salvan vidas, pero mantenerlos demasiado tiempo puede provocar la muerte de la extremidad.

Mantener al herido con vida

El cirujano explica que lo principal es mantener al herido con vida. Aunque se muestra optimista, reconoce que la decisión es arriesgada.

«Es mucho. Son tres horas. Tuvimos un caso en el que el tipo estuvo (con un torniquete) cuatro horas y su mano ya funciona» normalmente, explica. Liana añade: «Todo ha ido muy bien».

El equipo recibe otra llamada para que vayan a buscar a otro herido.

Un soldado de 18 años llega en un vehículo blindado camuflado con ramas.

Está pálido pero camina. Tiene un traumatismo cerebral, el segundo en dos semanas, que se trata con medicinas y descanso.

Con estos dos pacientes, el número de atendidos durante la jornada sube a siete.

«Simplemente es un no parar», dice Andriy, satisfecho del tratamiento dado a su tocayo gravemente herido. «Por eso nuestra unidad es buena: todos los pasos funcionan perfectamente, incluso en este clima».

Las heridas más habituales en la guerra son lesiones cerebrales debido a los cambios de presión provocados por las explosiones y heridas en las extremidades

El asistente médico Liubomir, que ayudó a evacuar al paciente desde el frente, afirma que los rusos «a menudo bombardean» su vehículo.

Las heridas más habituales en la guerra son lesiones cerebrales debido a los cambios de presión provocados por las explosiones y heridas en las extremidades, explica Oleg.

Desde el verano boreal trabaja en este punto de estabilización.

«Es un trabajo difícil. Trabajamos 20 horas al día, 7 días a la semana, sin descanso», dice Oleg que está en el frente desde el verano boreal de 2022.