Francia prioriza sus vías ferroviarias y margina a España en alta velocidad
Es infrecuente que un embajador se explaye en los medios del país para desmentir rotundamente al Gobierno ante el que está acreditado. Mas aun si se trata del Gobierno de un país que el suyo considera aliado estratégico. Pues bien, es lo que ha hecho en los últimos días Jean-Michel Casa, embajador de Francia en España desde 2019, que se jubilará próximamente, según ha podido saber este diario, al alcanzar en agosto la preceptiva edad de 66 años.
Para empezar a despedirse, el diplomático aprovechó la oportunidad que le brindó una agencia para negar que Francia se comprometa a finalizar la conexión transfronteriza del tren de alta velocidad antes de 2030.
Casa afirma, en nombre de su Gobierno, que ese año no es una fecha tope, sino un mero «horizonte» que no compromete al país galo. En su opinión, es solo una declaración unilateral del Gobierno de España. También matiza que lo firmado por Francia concierne únicamente al «corredor mediterráneo» –los trenes procedentes de Perpiñán y Montpellier– no al «corredor atlántico», y el año de su entrada en servicio es 2042.
Estas y otras rectificaciones aportadas por el embajador Casa se inscriben en el marco del deterioro de las relaciones ferroviarias entre España y Francia cuyo último episodio ha sido la ruptura de la alianza entre Renfe y la Sncf –acrónimo de Société Nationale des Chemins de Fer–, la compañía ferroviaria pública francesa, en lo tocante a la explotación conjunta de líneas de alta velocidad, de nombre Elipsos.
El desafío de Ouigo a Renfe
La decisión ha sido exclusivamente francesa y el motivo principal, según la Sncf, ha sido la reacción negativa de Renfe ante el lanzamiento de Ouigo en España, una oferta de alta velocidad de precios muy competitivos, que supone un desafío directo, y casi violento, para Renfe.
Este aprovechamiento de la liberalización ferroviaria a nivel europeo se explica, según un reciente artículo de Le Figaro, debido a la incapacidad de Renfe para relanzar las líneas Barcelona-Lyon y Madrid-Marsella, debido a la falta de conductores formados y certificados en Francia. «Se podría haber deplorado que los habitantes de Lyon o Marsella se vieran privados de trenes a España. Pero a la Sncf no le importa». Las víctimas principales de la maniobra son los pasajeros. De ahí que desde Renfe se esté trabajando a destajo para subsanar la carencia. Para París, el problema es, de ahora en adelante, exclusivamente español.
La otra vertiente del paulatino alejamiento ferroviario entre Francia y España tiene que ver con las prioridades fijadas por Emmanuel Macron durante su última campaña electoral y que ha empezado a poner en marcha.
El presidente de la República, escarmentado por la experiencia de los 'Chalecos amarillos', dejó claro que su prioridad y, por ende, el destino del grueso de la inversión pública- sería la mejora de las vías ferroviarias, afectadas por averías sistemáticas. Tampoco se puede obviar otra de las prioridades presidenciales: la potenciación de las líneas de las líneas de cercanías en las diez principales ciudades de Francia. En nombre de la transición ecológica. España puede esperar.