418 días de guerra en Ucrania
Los eslovacos se suman a polacos y húngaros y prohíben las importaciones de grano ucraniano
La solidaridad con Ucrania y el apoyo material y financiero a sus fuerzas armadas es unánime en la Unión Europea. Sin embargo, cuando los intereses nacionales de los Estados miembro entran en el juego, los matices comienzan a relucir.
Ya se vio con la cuestión de la dependencia energética con Rusia y se vuelve a ver ahora con la cuestión de los cereales ucranianos.
Eslovaquia ha decidido unirse a Polonia y Hungría y ha puesto en pausa la importación de cereales y de otros productos alimenticios de Ucrania para proteger la producción de sus propios agricultores.
La medida está completamente fuera de toda sospecha de connivencia con los intereses del Kremlin. Y es que, si bien Hungría se ha mostrado ambigua respecto a la condena de Rusia, Polonia y Eslovaquia son dos de los más firmes apoyos del Ejército ucraniano y críticos con el expansionismo militarista ruso.
Tanto Kiev como la Comisión Europea, informó The Guardian, se han mostrado muy críticos con la decisión de los tres Estados.
La Unión Europea considera inaceptable la suspensión de las importaciones agrícolas ucranianas y exigió explicaciones.
El temor de las autoridades europeas es que la suspensión se generalice en los demás Estados del flanco oriental de la Unión Europea. En ese sentido, Bulgaria reconoció que está estudiando una medida similar.
El problema surgió tras el connato de rebelión de los agricultores húngaros, polacos, eslovacos y de otros países del este de Europa por lo que consideran una competencia desleal de Ucrania. Los precios del grano ucraniano son significativamente más bajos que del grano europeo.
Debido al bloqueo ruso de los puertos del mar Negro, grandes cantidades de este grano ucraniano destinado a exportarse a África, Asia y América Latina, se quedó en territorio europeo y se le trata de dar salida en los mercados de la Unión, principalmente en la Europa oriental y central.
Este exceso de oferta del grano ucraniano provocó una caída de precios que ha perjudicado a los agricultores nacionales y ha generado una crisis política inesperada que ha dado alas a grupos nacionalistas y euroescépticos.
Por lo tanto, el problema es consecuencia directa de la guerra en Ucrania y de la estrategia de Putin de bloquear los puertos ucranianos para desestabilizar a sus aliados.
El país más beligerante en esta cuestión, también el más perjudicado por la bajada de precios de cereales, ha sido Polonia.
El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, prohibió la entrada total de grano ucraniano en Polonia. El ministro de agricultura de Ucrania, Mykola Solsky, exigió a Polonia que consienta al menos el tránsito por su territorio de grano ucraniano.
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Pero el gobierno polaco, temeroso de que permitir el tránsito implique que el grano ucraniano acabe bloqueado en Polonia y termine en el mercado polaco, no dio su brazo a torcer.
El ministro polaco de Agricultura, Robert Telus, declaró que la prohibición también pretendía enviar un mensaje a la Unión Europea, para que «abra los ojos ante el hecho de que se necesita tomar una decisión que permita que los productos ucranianos se distribuyan más profundamente por Europa y que no se queden en Polonia».