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Un carro de combate T-72B durante el desfile de las Fuerzas Armadas rusas en MoscúCommon Rights / Vitaly V. Kuzmin

421 días de guerra en Ucrania

Rusia saca del apuro a Marruecos y culpa a la República Checa de «expropiar» los tanques enviados a Ucrania

Rabat insiste en su «neutralidad» ante la invasión rusa y pretende desmentir el apoyo militar a Kiev

La guerra en Ucrania ha definido aún más las alianzas internacionales. Los países africanos, en su mayoría bajo la órbita rusa, han evitado condenar la invasión, menos Marruecos que sorprendió con el envío de 20 carros de combate T-72B al frente, el pasado mes de enero.

Tres meses después, el medio marroquí Le360, afín al Palacio Real, ha dado por buena la versión rusa de que los tanques habrían sido «expropiados» por la República Checa, sin el pertinente consentimiento de Marruecos.

El envío de 20 T-72B a Ucrania, por parte de Rabat, supuso una acción extraordinario, ya que Marruecos se convirtió en uno de los primeros países en suministrar tanques a Kiev, incluso antes que Estados Unidos.

En teoría, el país norteafricano firmó un contrato con la empresa checa Excalibur Army para modernizar un lote de 130 carros de combate adquiridos por el reino alauí entre 1999 y 2001 a Bielorrusia.

Eso sí, el medio marroquí puntualiza que se llegó a este acuerdo antes de que empezara «el conflicto armado entre Rusia y Ucrania», sin llegar a utilizar el termino guerra para referirse a la invasión.

En su artículo, el diario hace referencia a las palabras de la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, y señala que «tras realizar los trabajos necesarios, 56 tanques fueron devueltos».

Pero que «los 74 vehículos blindados restantes fueron expropiados por la parte checa para su posterior traslado a la zona de combate en Ucrania». «A los marroquíes se les presentó un hecho consumado», ha resuelto la diplomática rusa y, por ende, hasta aquí las explicaciones por parte de Marruecos.

Desde Rabat dan por zanjado lo que consideran «rumores» sobre un supuesto «apoyo militar al país dirigido por Volodimir Zelenski» y, sutilmente, apuntan a Argelia como el responsable de estas filtraciones para «contaminar las relaciones entre Marruecos y Rusia». Moscú es un gran aliado de Argel –adversario en la región para Rabat–, a pesar de ello, las relaciones entre Rusia y Marruecos gozan de buena salud.

El Kremlin usa a terceros países para sortear las sanciones internacionales y ha desviado los suministros de hidrocarburos, entre otros, a Marruecos. Rabat se beneficia así de la llegada del gas ruso a cambio de no posicionarse en la guerra de Ucrania.

El reino alauí siempre ha defendido su «neutralidad» en el conflicto. De hecho, el país norteafricano se abstuvo en la votación de la ONU, de marzo de 2022, donde se condenaba la invasión rusa.

El país norteafricano abogó, en su momento, por «el respeto a la integridad territorial, la soberanía y la unidad nacional de todos los Estados miembros de las Naciones Unidas», en un discurso más bien ambiguo, y que hace un guiño a sus intereses en el Sáhara Occidental.

Rabat intenta mantener un difícil equilibrio entre su alianza con Estados Unidos y la cordial y beneficiosa relación que mantiene con Rusia. Por ello, el reino alauí ha negado el envío de carros de combate a Ucrania y fueron las Fuerzas Armadas ucranianas las que hicieron pública la noticia.

Una información de la que, posteriormente, medios especializados en defensa se hicieron eco. Opacidad total en la mayoría de los medios locales y, por supuesto, desde el Gobierno marroquí.

El ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita, insistió, el pasado mes de febrero en que Marruecos «no es parte del conflicto armado entre Rusia y Ucrania», subrayando que el reino alauí «no ha participado ni participará de ninguna manera en este conflicto». Volviendo a hacer gala de su magistral política equilibrista en el plano internacional.