La UE necesita más confianza que dinero

A pesar de sus elevados ideales, la Unión Europea respondió mal a la crisis financiera de 2012, y su fragilidad volvió a brillar en su respuesta a la pandemia del coronavirus. Sólo un acontecimiento extremo, como la invasión rusa de Ucrania, despertó a Europa de un letargo que ni siquiera la invasión rusa de Crimea había logrado interrumpir.

Los fallos más significativas en la UE se han mostrado una y otra vez a lo largo de una supuesta división geográfica entre el norte y el sur de Europa. Pero dibujar esa llamada línea geográfica no ha tenido éxito.

Traigo otra perspectiva, enfocada menos en la geografía y más en las diferencias entre los patrones de confianza entre las personas.

Durante miles de años el mar Mediterráneo fue más un factor de conexión que de división

Las personas a las que les gusta organizarse en clanes no confiarán tanto en los extraños como confían en los miembros de su familia. La orientación al clan es más fuerte en el sur que en el norte de Europa, pero por mi concepto, el sur de Europa incluye al norte musulmán de África. Después de todo, durante miles de años el mar Mediterráneo fue más un factor de conexión que de división.

Todos, sean protestantes, católicos y musulmanes tienden a confiar más en su familia que en los extraños. Pero la verdadera diferencia cuando se trata de la confianza es: cuánto más confían las personas en su familia que en los extraños, como es el caso de quienes se encuentran por primera vez. Si tomamos esa diferencia como indicación de orientación al clan, es casi 50 % mayor entre católicos y musulmanes que entre los protestantes.

Mi reformulación de la división Norte-Sur ya no es geográfica, sino más bien un fallo cultural que se expresa en la tendencia a confiar más en los miembros del mismo clan que en los desconocidos, y esto incluye al Mediterráneo musulmán.

Implicaciones tanto para la gestión de personas en las empresas como para la propia política de la Unión Europea

Esta revisión tendrá profundas implicaciones tanto para la gestión de personas en las empresas como para la propia política de la Unión Europea, en particular en lo que respecta al espíritu empresarial y la inmigración.

La insistencia en la convergencia cultural de la Unión Europea según la perspectiva protestante seguirá siendo frustrante. Esta prefiere financiar y administrar organizaciones que se adhieren a la visión impersonal, de corte weberiano, de las burocracias gerenciales, incluso en las empresas. Sin embargo, entre católicos y musulmanes también se atiende a la meritocracia, aunque se pueda priorizar a los miembros del clan. Los equipos formados dentro de un clan también pueden lograr una alta productividad debido a su mayor potencial de compromiso y motivación.

La organización del clan puede ser enormemente eficaz, como lo fue en Iberia cuando le dio al mundo algunos de los mayores activos, como el descubrimiento de América o la circunnavegación de la tierra. Tanto España cuanto Portugal supieron complementar con extranjeros su dotación de talentos dentro de su clan.

Propongo repensar con alegría la importancia de la necesaria simbiosis entre formas de organización social y productividad. Esta nueva simbiosis podrá devolver a los pueblos mediterráneos la confianza en sí mismos para desarrollarse con mayor productividad y felicidad allí donde se encuentren. Esto puede incluso disminuir la presión sobre Europa de la inmigración musulmana en exceso de la capacidad de Europa para absorberla.

En mi opinión, resistirse a reconocer el factor de la confianza tenderá a alienar aún más al sur de Europa y a profundizar la desesperanza en la franja sur del Mediterráneo, así como a retrasar la integración de los musulmanes que ya están en Europa. Todo contribuirá a acentuar aún más la división, llegando incluso a amenazar con fracturar la Unión Europea.

• Alfredo Behrens es doctor por la Universidad de Cambridge, especialista en Liderazgo y cultura en la FIA Business School de São Paulo y en Harvard Business Publications