La marcha de las antorchas por el 108º aniversario del genocidio armenio

En la Plaza de la República de Ereván, el corazón de la capital de Armenia, se concentraron varios miles de personas. La mayoría de los jóvenes, que llegaban poco antes de que cayera la noche, lo hacían con velas o antorchas. La multitud escuchaba las palabras de oradores desde un estrado reflejado en enormes pantallas y con los bombos de música de fondo. Este domingo no era un domingo cualquiera, era la víspera del 24 de abril, el día que se cumple el 108º aniversario del genocidio armenio, la masacre de millón y medio de personas, cometida entre 1915 y 1923, por el Imperio otomano, la actual Turquía.

Armenia es el primer país cristiano de la historia. En esta plaza aguardaba una columna de creyentes con una enorme cruz. La peregrinación recorrería buena parte de las calles de esta ciudad, donde la influencia soviética se aprecia en los edificios, los comercios y en su gente que conoce el idioma como el propio. La vigilia anticipó los actos oficiales de hoy. Diferentes grupos portaban banderas de países, entre ellos España, solidarios con lo que algunos interpretan como el ensayo general de lo que sería el holocausto en Alemania.

La multitud sorprende por el silencio. Únicamente se escucha a los oradores que recuerdan el pasaje más triste y oscuro de un país que vive peligrosamente y bajo amenaza constante de su vecino, Azerbaiyán, que mantiene en el enclave de Nagorno Karabaj, un bloqueo de más de cuatro meses. Su población sufre desabastecimiento, cortes de energía y la advertencia de ser ocupados si no asumen la nacionalidad azerí.

El destino final de esta marcha nocturna para no olvidar el genocidio sería, el Memorial Tsitsernakaberd, a unos tres kilómetros de esta emblemática plaza donde hoy continúan los actos de conmemoración.