¿Qué es el Día de la Victoria que conmemora hoy Putin?

Vladimir Putin no desperdiciará la oportunidad. El 9 de mayo es el día de la victoria de la Unión Soviética sobre el Ejército nazi. En rigor, o de acuerdo con el uso horario de 1945, la rendición se produjo el 8, pero en Moscú ya era el día siguiente.

El actual presidente de Rusia se propone, como hizo el año pasado, presumir de Fuerzas Armadas y hacer alarde de un poderío que, en realidad, ha quedado reducido a una expresión menor y cuya fuerza verdadera es la opción nuclear.

Para Putin la invasión de Ucrania sigue siendo una «operación militar especial» donde se recluta por la fuerza a jóvenes y viejos en una campaña que proclamó para «desnazificar» Ucrania.

Los cerca o más de 200.000 muertos en el campo de batalla –el baile de cifras es constante– pesan en la estrategia bélica del hombre que el 24 de febrero del año pasado creyó posible conquistar, parcial o totalmente, la antigua república de la URSS.

El ex agente de inteligencia de la mítica y extinta KGB creyó que podría hacer con el Donbás y el resto de Ucrania, lo que hizo en 2014 con la Península de Crimea. Se equivocó y ahora sufre las consecuencias de su insaciable ambición expansionista.

La celebración de la victoria será multitudinaria, pero el sabor en el paladar de Putin forzosamente amargo

La festividad de hoy es una ocasión nueva para Putin de insistir en la falacia de que no hay guerra y de que Rusia va sobrada de lo que, precisamente, carece: armamento en condiciones y un Ejército profesional amplio y capacitado. La celebración de la victoria será multitudinaria, pero el sabor en el paladar de Putin forzosamente amargo.

La retórica podrá permitir al pequeño gran dictador (1,70 cm raspado) enmascarar la realidad y hacer anuncios extraordinarios, pero muy a su pesar no dispondrá de elementos concretos para proclamar que hay otra victoria, con el simbolismo que tiene Ucrania, en puertas.

El escenario real de la guerra no reconocida por el Kremlin (prohíbe nombrarla) resulta insólito en cualquier potencia. Los laureles de buena parte de las plazas ocupadas se los coloca el Grupo Wagner, una organización de mercenarios que se ocupa de hacer el trabajo sucio sobre el terreno de Ucrania y lograr las victorias militares que las Fuerzas Armadas no son capaces de conseguir.

El poder de los paramilitares, considerados terroristas en el mundo, parece superior al de los militares que desfilarán hoy frente al aprendiz de zar que, más que nunca, se ve obligado a mirar por detrás de sus hombros. Las escenas de tensión entre el «chef de Putin», como se conoce a Yevgeny Prigozhin, el Ministerio de Defensa y hasta el propio Kremlin resultan propias de un guion de cine inverosímil y el reconocimiento de que, por ahora, quien parece mandar en la guerra son los Wagner, el amigo/enemigo que el régimen tiene en casa.

Tuvieron que pasar 20 años para que la URSS celebrase el Día de la Victoria en todo su territorio

Tuvieron que pasar 20 años para que la URSS celebrase el Día de la Victoria en todo su territorio. Ironías de la historia, tras la caída del muro de Berlín y el efecto dominó o colapso soviético, los desfiles quedaron relegados un tiempo. No sería hasta la llegada al Kremlin de Boris Yeltsin que se recuperaría la tradición.

El padrino (arrepentido) de Vladimir Putin convirtió este Día de la Victoria en la gran fiesta nacional y su sucesor y actual presidente, en un espectáculo nacionalista de orgullo y exaltación del líder: Putin.

Hoy se cumplen 78 años de la derrota del Nacional Socialismo de Adolf Hitler. La II Guerra Mundial le cobró a Rusia 78 millones de vidas. La celebración de aquella victoria es el recuerdo de un pasado victorioso que poco tiene que ver con el escenario actual.