Bielorrusia
Lukashenko trata de despejar los rumores sobre su salud con unas imágenes que alimentan las dudas
En ocasiones es peor el remedio que la enfermedad. Quizás ésta sea una de ellas. Bielorrusia trató hoy de anular los rumores sobre la salud de Alexander Lukashenko, desaparecido de la escena pública desde el pasado 9 de mayo.
El gobierno difundió unas imágenes en las que el presidente aparece con el brazo vendado, el rostro maquillado como un muñeco de cera y una voz a medio gas que lejos de despejar las dudas parece haberlas alimentados aún más.
Sviatlana Tsikhanouskaya, líder opositora bielorrusa exiliada tras la brutal represión desatada en 2020 advirtió en Twitter que la población debe estar «bien preparada para cada escenario». «Hay muchos rumores sobre la salud del dictador… Debemos llevar a Bielorrusia por el camino de la democracia y evitar que Rusia interfiera. Necesitamos que la comunidad internacional sea proactiva y rápida».
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Sus palabras o pronóstico seguían a las declaraciones de un diputado ruso en las que confirmó en días pasados que uno de los mejores aliados de Vladimir Putin «está enfermo». Dicho esto, trató de quitarle hierro al asunto y añadió que «su enfermedad no reviste gravedad».
El exministro de Cultura Pavel Latushko, fue más concreto al afirmar que Lukashenko tiene una infección vírica severa.
Indicó que se le ha diagnosticado una «miocarditis alérgica infecciosa», según publicó el periódico digital independiente Zerkalo, registrado fuera de Bielorrusia.
Pero las imágenes del vídeo de hoy lo que muestran es a un hombre con el brazo vendado hasta la mano y aspecto cansino pese al evidente maquillaje con el que se trata de disimular su aspecto.
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En el vídeo se aprecia a Lukashenko pasando revista en un centro militar y encabezando una reunión de trabajo y una vez vistas son cualquier cosa menos tranquilizadoras.
La última vez que se vió en público a Lukashenko fue el Dia de la Victoria en Moscú. Pese a que el 9 de mayo también es fiesta nacional en Bielorrusia, su presidente optó por acudir por la mañana a acompañar a Vladimir Putin junto a media docena de líderes de Asia Central y de Armenia en la Plaza Roja de Moscú donde se celebra el tradicional desfile militar.
En aquella ocasión Lukashenko no pudo recorrer un puñado de metros andando y tuvo que ser asistido por un coche. De hecho, fue el único de todos que tuvo que ser traslado a la tumba del soldado desconocido, monumento que se encontraba apenas a unos 300 metros. Además, tampoco no asistió al almuerzo que ofrecía Putin a sus invitados y autoridades.