Francia
La temática sexual marca la agenda del Gobierno francés
La página 2 del semanario satírico Le Canard Enchaîné es la más leída por la Francia política cada miércoles: en ella se pueden leer, gracias a una poderosa red de informadores -a veces sus mismos protagonistas-, las frases que el presidente de la República, sus ministros, los líderes de partidos o los altos cargos pronuncian en privado, creyéndose a salvo.
En la edición del pasado miércoles, Emmanuel Macron arremete contra el titular de la cartera de Economía, Bruno Le Maire, autor prolífico en sus horas libres. «Todo el mundo se va a preguntar cómo el ministro de Economía puede escribir tantos libros, que los ministros dediquen más tiempo a escribir que a su ministerio, no es serio. Y esas escenas eróticas…»
El jefe del Estado alude a parte del contenido de Fugue américaine, la novela publicada por Le Maire hace apenas una semana, centrada en la vida del pianista Vladimir Horowitz y en la que se pueden leer escenas de sexo explícito.
No es la primera vez que el ministro se deja llevar por ese tipo de impulsos en sus obras: ya figuran en una anterior novela, sobriamente titulada Le ministre y, sobre todo, en Des hommes d’État, ensayo en el que desmenuza la feroz rivalidad entre el antiguo primer ministro Dominique de Villepin -de quien era director de su gabinete técnico- y el futuro presidente Nicolas Sarkozy por el control de la derecha durante los últimos años del mandato de Jacques Chirac.
En ese último libro, Le Maire da a conocer, nunca se supo por qué en un libro estrictamente político, detalles de su vida íntima con su mujer mientras el día amanece. Es muy probable que Le Maire busque a través de estas revelaciones esporádicas acabar de una vez por todas con la imagen de tecnócrata soso que acaba interponiéndose y quiere proyectarse como un líder político nato. Sin embargo, el efecto ha sido contraproducente: la opinión pública interpreta como una frivolidad que el ministro publique este tipo de escritos en medio de una situación económica comprometida.
A las aventuras literarias se ha sumado la querella puesta por la primera ministra Élisabeth Borne contra la biografía que le ha dedicado la avezada cronista política Bérengère Bonte. La jefa del Gobierno, que se dispone a cumplir un año en el cargo, no pide la retirada del libro, pero sí que las siguientes ediciones supriman las páginas que describen las circunstancias del suicidio de su padre y las que aluden a su orientación sexual.
Vida pública y privada
Torpe maniobra que, de momento, solo ha servido para relanzar las especulaciones sobre la sexualidad de Borne: se sabe que tiene un hijo fruto de un matrimonio que acabó en divorcio. Pero después no se supo nada más de su vida privada hasta que sus asesores de imagen, una vez nombrada primera ministra, la convencieron para que posara con su «pareja».
Lo hizo, pero a raíz de investigaciones periodísticas se supo que el caballero en cuestión compartía su vida, en régimen legal de unión de hecho, con otra señora, por lo que se habló de manipulación mediática. Además, la querella ha causado cierta extrañeza porque Borne concedió dos largas entrevistas a Bonte encaminadas a la redacción de la biografía y permitió que hablara con sus familiares.