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Joe Biden, presidente de Estados Unidos, junto a Xi Jinping, líder de China

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, junto a Xi Jinping, líder de ChinaAFP

EE.UU. y China moderan el discurso mientras luchan por la hegemonía total

En las ultimas horas, ambas países han bajado el tono y hablan de «descongelar» y «encarrilar» las relaciones, pero sin renunciar a sus objetivos globales

tras una maniobra 'quirúrgica' de Estados Unidos en la cumbre del G7 en la que buscó contener a China, pero sin «dañar su economía», el presidente Joe Biden partió de Japón hablando de «descongelar» las relaciones con Pekín, mientras la cancillería china abogó por «encarrilar» las relaciones bilaterales.

En una rueda de prensa el domingo, al término de la cumbre del G7 en Hiroshima, Japón, se preguntó a Biden por qué no estaba en funcionamiento una línea de comunicación directa prevista entre Estados Unidos y China.

«Tenéis razón, deberíamos tener una línea directa abierta. Es lo que habíamos acordado el presidente Xi y yo en la conferencia de Bali», respondió el mandatario estadounidense.

Renglón seguido Biden agregó: «Y entonces, ese estúpido globo que llevaba el equivalente a dos vagones de carga de material de espionaje sobrevoló Estados Unidos (luego) fue derribado y todo cambió en términos de diálogo (pero) creo que veréis como eso empieza a descongelarse muy pronto».

La administración Biden también enfureció a China al poner en el punto de mira el comercio de microchips avanzados, alegando riesgos de uso para fines militares por parte del régimen comunista.

El presidente Biden defendió esas acciones el domingo, un día después de que el G7 advirtiera a China contra sus «actividades de militarización» en la región.

«China está desarrollando su ejército, y por eso he dejado claro que no estoy preparado para comerciar con ciertos artículos con China», señaló el mandatario que recién a lanzado su campaña de reelección al frente de la Casa Blanca.

«Todos nuestros aliados se comprometieron a no hacerlo tampoco, a no proporcionar ese tipo de material. Pero no es un acto hostil, es un acto que dice, 'Vamos a asegurarnos de hacer todo lo posible para mantener el statu quo'» finalizó Biden.

Precisamente este es el punto de choque entre EE.UU. y China, pues el régimen comunista chino busca desmantelar la actual arquitectura de poder global dominada por EE.UU. y en una muestra de ello, es el desarrollo de la cumbre de Asia Central organizada en Pekín en paralelo a la del G7 en Hiroshima, con la que busca aglutinar a los países cercanos que estaban en la antigua órbita soviética.

Pekín: «sinceridad» y quitar sanciones

En respuesta a las palabras de Biden y de las medidas de contención «amigables» del grupo de los siete (EE.UU., Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Japón) Pekín reclamó a Washington que encuentre un «punto intermedio» que lleve a cabo «acciones concretas» para «volver a encarrilar» las relaciones bilaterales entre ambas potencias.

«Pedimos a EE.UU. que corrija su percepción sobre China, que pare de interferir en los asuntos internos de China, que deje de menoscabar la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de China, que encuentre un punto intermedio con China y que lleve a cabo acciones concretas para volver a encarrilar las relaciones China-EE.UU.», indicó el lunes Mao Ning, portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores.

Mao aseguró que Pekín y Washington mantienen «la comunicación necesaria», pero se preguntó sobre «la sinceridad y el significado» de dichos intercambios debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos en los últimos años «contra altos funcionarios chinos, instituciones y compañías».

«EE.UU. debería levantar inmediatamente las sanciones y llevar a cabo acciones concretas para retirar los obstáculos y crear una atmósfera y condiciones favorables para el diálogo y la comunicación», conminó la portavoz de la Cancillería china.

Está por verse los siguientes pasos en una competencia por la hegemonía global que en ocasiones parece visceral y en otras extrañamente diplomática. Mientras tanto, Biden avanza más en el Océano Pacífico, con el reciente acuerdo militar con Papúa Nueva Guinea, que en Washington donde tendrá que batirse a duelo con los republicanos en la negociación por el techo de la deuda de EE.UU.

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