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Dinamarca sigue la senda de Noruega y Suecia y planea triplicar su gasto militar
El Gobierno de coalición de centroizquierda de Dinamarca, encabezado por la socialdemócrata Mette Frederiksen, anunció hace unos días su intención de triplicar el gasto militar a lo largo de los próximos diez años.
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En concreto, el gasto militar general (inversiones en equipamiento, personal, infraestructuras...) ascenderá a 6.900 millones de coronas (920 millones de euros), frente a los 6.700 millones de este año, y debería triplicarse hasta 19.200 millones (2.600 millones de euros) en 2033, según los planes del Ejecutivo.
Este esfuerzo presupuestario en materia militar, el mayor desplegado por Dinamarca desde los tiempos de la Guerra Fría, será financiado principalmente mediante la supresión de un día festivo, medida que ya ha sido ratificada por el Folketing (el parlamento monocameral del país), que ha obviado un inhabitual movimiento de protesta ciudadana, sabedor de que cuenta con el apoyo de la mayoría de la opinión pública.
El objetivo de Dinamarca al impulsar este giro es triple: en primer lugar, que el Ártico y el Atlántico Norte sigan siendo una zona de baja tensión. En segundo lugar, potenciar su implicación de responsabilidad conjunta –ejercida en compañía de Polonia, Alemania y Suecia, además de Estonia, Letonia y Lituania– en la seguridad del Báltico, que también baña una pequeña parte de la costa rusa.
Por último, Dinamarca pretende seguir apoyando a Ucrania de manera significativa y cumplir con sus obligaciones derivadas de su compromiso con la Unión Europea. En lo tocante al país agredido desde febrero de 2022 por Rusia, Frederiksen ha anunciado una nueva ayuda de 2.400 millones de euros, cantidad que será repartida entre este año y el próximo.
La senda tomada por Dinamarca es similar a la de Noruega, que comparte alrededor de 200 kilómetros de frontera con Rusia en la zona del Ártico. En octubre pasado, Oslo optó por incrementar su presupuesto de Defensa en torno a un 9,8 % en 2023, centrando sus prioridades en el fortalecimiento de su capacidad de inteligencia en el Extremo Norte y en sus reservas de municiones, con la guerra de Ucrania, obviamente, como telón de fondo.
Oslo ha suministrado a Kiev 22 obuses, armas antitanques, misiles antiaéreos, vehículos blindados ligeros y pequeños equipos individuales
En su presupuesto para 2023, aprobado por el Parlamento, el Gobierno de centroizquierda ha decidido gastar 75.800 millones de coronas (7.300 millones de euros) en sus Fuerzas Armadas, 6.800 millones de coronas más que en 2022. Al igual que Dinamarca, parte de los fondos, ya se está utilizando para reponer el equipo donado a Ucrania y para demás donaciones adicionales, que se harán efectivas antes de que termine el año. De momento, Oslo ha suministrado a Kiev 22 obuses, armas antitanques, misiles antiaéreos, vehículos blindados ligeros y pequeños equipos individuales.
Suecia, por su parte, ha dado muestras tangibles de su abandono de casi dos siglos de filosofía neutralista: en fechas recientes, unidades de sus Fuerzas Armadas han demostrado su rendimiento e interoperabilidad con las del Reino Unido y Finlandia en el ejercicio Vigilant Knife, celebrado en septiembre de 2022. Algo impensable hasta hace bien poco. En marzo, sus Fuerzas Aéreas Suecas fueron integradas en una fuerza aérea nórdica, decisión que se enmarca dentro del objetivo de una «fuerza aérea nórdica unificada».