Estados Unidos
Diez años después, Edward Snowden advierte sobre las nuevas tecnologías: «2013 parece un juego de niños»
El analista de inteligencia provocó un seísmo planetario con la filtración de miles de documentos de la NSA y la CIA
En 2013, Edward Snowden fue protagonista de un escándalo a nivel mundial, tras revelar que el enorme aparato de espionaje estadounidense intervino comunicaciones y recopiló datos de personas de todo el mundo desde simples publicaciones en redes sociales hasta llamadas de la entonces canciller alemana Angela Merkel.
Snowden detonó una bomba y diez años después se reafirma en sus acciones y admite que no se arrepiente de nada. Este analista de inteligencia vive actualmente exiliado en Rusia, donde hace dos años consiguió la nacionalidad junto a su mujer y sus dos hijos.
Sus revelaciones, además de crear un seísmo planetario, contribuyeron a crear un impacto duradero, al impulsar la protección de la privacidad en Europa y Estados Unidos y acelerar el uso de la encriptación.
En una entrevista concedida al diario británico The Guardian, con motivo del décimo aniversario de las filtraciones, Snowden ha advertido de que hoy en día la tecnología de vigilancia es mucho más avanzada e intrusiva que la utilizada por las agencias de inteligencia en 2013.
«La tecnología se ha convertido en algo enormemente influyente», ha afirmado Snowden. «Si pensamos en lo que vimos en 2013 y en las capacidades de los gobiernos actuales, 2013 parece un juego de niños».
El analista de inteligencia ha expresado su preocupación no solo por los peligros que plantean los gobiernos y las grandes tecnológicas, sino también por las cámaras de videovigilancia, el reconocimiento facial, la inteligencia artificial y los programas espía intrusivos como Pegasus, utilizados contra disidentes y periodistas.
Las revelaciones de Snowden provocaron «un debate histórico en casi todas las democracias occidentales sobre la relación entre los ciudadanos y los programas estatales de vigilancia masiva, sobre si la supervisión de esos programas era adecuada», ha querido resaltar Ben Wizner de la oenegé American Civil Liberties Union y abogado del analista, en declaraciones a Afp.
Sus detractores denuncian que se haya exiliado en Rusia, aunque no posee más opciones, además de la cárcel en Estados Unidos. Estas críticas se han intensificado, sobre todo, desde la invasión rusa de Ucrania. Pero a pesar de su situación personal, Snowden no se detiene en el pasado. «No me arrepiento de nada», ha afirmado de manera categórica.
Snowden, un joven administrador de sistemas de la NSA de 29 años, descargó miles de documentos de la NSA y la CIA que mostraban el alcance de la red mundial de recopilación de datos que se puso en marcha tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas, en Nueva York.
Estos documentos, que entregó a periodistas en encuentros secretos en Hong Kong, mostraban cómo la inteligencia estadounidense trabajó con el GCHQ británico y otras agencias para crear archivos sobre miles de millones de personas sin ningún motivo de sospecha.
El analista demostró que Estados Unidos era capaz de poner bajo escucha los teléfonos de líderes aliados y que la NSA disponía de un programa llamado Prism que recolectaba datos de gigantes de internet como Google y Facebook, con y sin su acuerdo.
Tras las filtraciones, las agencias de inteligencia de EE.UU. y el Reino Unido reconocieron que el debate sobre la privacidad suscitado por Snowden fue beneficioso, pero sostienen que se vio contrarrestado por el daño que, según afirman, se ha causado a sus capacidades.
El MI6 –el Servicio de Inteligencia Secreto británico– tuvo que cerrar operaciones de inteligencia humana. Además, ambos países denunciaron cómo en 2013 se retrató a la NSA y al GCHQ como los únicos actores malignos, ignorando lo que Rusia y China estaban haciendo en internet.