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Aquilino Cayuela

China, la nueva URSS para Cuba

El gobierno de Biden, buscando cierta distensión, había aflojado las medidas de la administración Trump hacia Cuba

Miguel Díaz-Canel y el primer ministro de China Li Keqiangtwitter

Según informa medios como Times o The Wall Street Journal, China está en conversaciones con Cuba para construir una estación de espionaje en la isla caribeña y así permitir a los agentes de Pekín espiar las comunicaciones electrónicas de los EE.UU.

Esta noticia ha salido, parece ser, de funcionarios de inteligencia y supone un acontecimiento que nos retrotrae a distintos momentos muy críticos de la Guerra Fría con la isla de Cuba como protagonista.

En abril de 1961 tras el fracaso de la invasión de exiliados cubanos patrocinada por la CIA en la Bahía de Cochinos, los soviéticos dispusieron un amplio operativo militar en la isla bajo el mando operativo del general Issá Plíyev, en mayo de 1962 para desarrollar la llamada operación «Anádir» que planteaba instalar plataformas de lanzamiento de misiles en suelo cubano.

Este plan fue descubierto por la fotografía de aviones espía estadounidenses. Como consecuencia el 22 de octubre de 1962, el presidente John F. Kennedy, habló al pueblo americano por televisión anunciando públicamente de establecer una cuarentena y un «cerco naval» alrededor de la isla de Cuba.

Tras el despliegue militar en torno a la isla Nikita Jrushchov dirigió un mensaje a Kennedy señalando que la URSS veía el bloqueo como una agresión, pero los buques soviéticos que se dirigían hacia Cuba aminoraron su marcha y se abrieron posibilidades de negociación entre las partes. La «crisis de los misiles cubanos» fue uno de los momentos de mayor peligro de confrontación durante la Guerra Fría.

John Kennedy y Nikita KhrushchevWikipedia

Ahora no se trata de misiles sino de una multimillonaria instalación que permitiría a los espías chinos intervenir las comunicaciones entre las bases militares del sureste de EE.UU. y más allá, según informa The Wall Street Journal que califica de «convincentes» las fuentes e información que habían recibido sobre este proyecto, afirmando que se había llegado a un acuerdo «de principio» entre Pekín y La Habana.

En caso de construirse, esta base permitiría a China captar señales, como correos electrónicos, llamadas telefónicas y transmisiones por satélite

Sin embargo, tanto el Pentágono como portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, han calificado la noticia como «inexacta» eludiendo entrar en más detalles.

En el periodo soviético ya Cuba albergaba la mayor base de inteligencia de señales de la Unión Soviética en el extranjero, situada en Lourdes, a las afueras de La Habana. Se cree esta instalación albergó a 1.500 militares y técnicos soviéticos y la base fue desmantelada en 2002. En 2014 la Federación Rusa y Cuba pactaron la reapertura allí de una estación de comunicaciones.

Según algunos informes de inteligencia, China ya tiene en Cuba una sensible presencia militar y una posible instalación de vigilancia por radar, establecida, en Bejucal, una localidad al sur de La Habana.

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov junto a Miguel Díaz-Canel en La HabanaAFP

Las autoridades estadounidenses no han dado detalles sobre la ubicación de la estación de escucha, de la que se tiene constancia por fuentes de inteligencia en las últimas semanas.

El gobierno cubano ha calificado el informe de The Wall Street Journal de «mendaz e infundado». En un comunicado, su Ministerio de Asuntos Exteriores cubano manifiesta su oposición a la presencia de bases militares extranjeras en América Latina y el Caribe, «especialmente» la base naval estadounidense de Guantánamo.

Pekín no ha hecho ningún comentario oficial y argumenta que Estados Unidos se entromete de forma irresponsable donde no le concierne, por ejemplo, llevando sus buques de guerra hasta el estrecho de Taiwán o sobrevolando con aviones de vigilancia militar el mar de China Meridional.

Esta posible crisis se presenta en un momento en el que la administración del presidente Joe Biden se esfuerza en suavizar las relaciones con China, tras los hostiles intercambios de enero y febrero de este mismo año, con las tensiones en Taiwán y el asunto del «globo espía chino» sobrevolando Estados Unidos.

Justamente se espera que el Secretario de Estado, Antony Blinken, viaje a Pekín este mes para reunirse con el Presidente Xi pero algunos políticos republicanos le instan ahora a cancelar el viaje.

El republicano, Mike Waltz, miembro del comité de inteligencia de la Cámara de Representantes, ha dicho en una entrevista que «el Partido Comunista Chino está siguiendo al pie de la letra el libro de jugadas de la Unión Soviética». También la candidata republicana, Nikki Haley, ha escrito en Twitter que «Joe Biden debe despertar ante las verdaderas amenazas chinas que están ante nuestras puertas».

El gobierno de Biden, buscando cierta distensión, había aflojado las medidas de la administración Trump hacia Cuba, con la flexibilización de restricciones a los viajes a la isla y el restablecimiento de mayor presencia diplomática en La Habana; con todo, las relaciones entre los dos países siguen siendo antagónica.

Mientras tanto, La Habana se inclina cada vez más hacia Rusia y China en busca de apoyo económico y diplomático. El presidente Miguel Díaz-Canel mantuvo conversaciones con Xi en Pekín el pasado noviembre y China es hoy el socio comercial más importante de Cuba después de Venezuela, que le suministra gran parte del petróleo del país.

Cuba se está integrando más y más en la esfera económica china, por lo que Pekín tiene ahora razones políticas, militares y de inteligencia mucho más fuertes para reforzar su presencia en la isla caribeña. China podría ser la nueva URSS para Cuba en este nuevo tiempo, sin olvidar su «alianza sin límites» con la Rusia de Putin.