Inmigración
Tragedia en Grecia: cientos de niños y mujeres viajaban en la bodega de la embarcación
El pesquero habría naufragado con unas 700 personas a bordo, por lo que las autoridades griegas temen que el balance final de muertos aumente en las próximas horas
Las costas europeas han vuelto a sufrir una tragedia humanitaria. Un barco pesquero, con más de 700 personas a bordo, naufragó durante la madrugada del miércoles a 80 kilómetros de la península del Peloponeso, en el sur de Grecia. El trágico desenlace ha acabado con la vida de al menos 78 personas, y las esperanzas de encontrar a más supervivientes se desvanecen a medida que pasan las horas.
Aquellos que consiguieron llegar con vida a tierra europea afirman que más de un centenar de niños y mujeres viajaban en la bodega del barco, por lo que las autoridades griegas temen que el balance final de muertos sea mucho mayor. La Guardia Costera ha conseguido rescatar a 104 inmigrantes con vida, todos ellos hombres. «Sí, también había niños dentro», ha afirmado Manolis Makaris, médico del hospital de Kalamata, donde se está tratando a los supervivientes.
Los testimonios son sobrecogedores. «Viajaron durante cinco días sentados sobre sus rodillas, con la cabeza apoyada en el compañero», según ha re revelado Katerina Tsata, enfermara de la Cruz Roja, al diario Ethnos. Sin agua, sin comida y sin espacio para apenas moverse, los supervivientes relatan cómo emprendieron un viaje hacia la muerte.
Otro superviviente, en declaraciones a la televisión pública griega ERT, insistió también en que vio a cientos de menores en la bodega del barco. Por su parte, el portavoz gubernamental Ilias Siakantarism explicó a ERT que «no sabemos lo que había en la bodega, pero sabemos que muchos traficantes encierran a la gente para mantener el control». «El barco pesquero tenía 25-30 metros de eslora. Su cubierta estaba repleta de gente y asumimos que el interior estaba igual de lleno», ha precisado el portavoz de los guardacostas, Nikolaos Alexiou.
Miradas perdidas, cuerpos deshidratados, desesperación, pánico, desesperanza. Ahora empieza otro viaje con múltiples obstáculos para los rescatados. Los voluntarios desplegados en el puerto de Kalamata cuentan que «la tragedia comienza ahora, cuando se den cuenta de que las personas que los acompañaron en el viaje ya no existen». Thanasis Thomopoulos, un rescatista voluntario del Equipo de Rescate Helénico, cuenta que la situación llegó a ser tan desesperada que «debido a la deshidratación, para engañar la sed, echaban un fruto seco al agua de mar para cambiar un poco el sabor y tomar unos sorbos».
Nueve detenidos
Las autoridades griegas han detenido a nueve personas, de nacionalidad egipcia, acusadas de tráfico de personas. Según ha informado ERT, los retenidos se enfrentan a los cargos de pertenencia a una organización criminal con el fin de ejercer tráfico ilícito de inmigrantes. Los supuestos traficantes formaban parte de la tripulación del barco y fueron rescatados juntos al resto de supervivientes. Por cada pasajero, los sospechosos habrían cobrado entre 4.000 y 6.000 euros.
El barco, que en un principio se pensó que había zarpado desde Libia, salió de las costas de Egipto con destino a Italia, pero naufragó en aguas del mar Jónico. La Organización Internacional para las Migraciones de la ONU ya describe el suceso como «una de las mayores tragedias marítimas del Mediterráneo». A medida que pasan las horas, el escenario es cada vez más desolador.
Las condiciones climatológicas en la zona del siniestro han empeorado con fuertes vientos, lo que ha dificultado las operaciones de rescate. La tragedia ha vuelto a abrir la polémica sobre la inmigración y la actuación por parte de las autoridades europeas. Mientras se espera que el número de fallecidos en aguas del Mediterráneo aumente, medios y organizaciones internacionales, así como ONGs, acusan a la Guardia Costera de Grecia de no actuar como era debido para evitar la tragedia.
Las autoridades griegas han afirmado que los guardacostas sabían de la existencia de la embarcación desde el martes y ofrecieron repetidamente asistir al pesquero mediante teléfono satelital. Los últimos informen revelan que la Guardia Costera lanzó una cuerda para remolcar la embarcación, que debido a la sobrecarga empezó a balancearse y acabó por hundirse.