Oriente Medio
Irán busca aliados en el mundo árabe: primero Arabia Saudí y ahora apuesta por su enemigo más antiguo
El tablero geopolítico en Oriente Medio está sufriendo un nuevo equilibrio de poderes
Una vez descartada la idea de un acercamiento con Occidente, Irán se ha rendido a la realidad y ha optado por buscar aliados en el mundo árabe. La reconciliación entre la República Islámica y Arabia Saudí ha sacudido el tablero geopolítico de la región y es que ha contribuido también a la rehabilitación de Siria y una esperanza para la paz en Yemen.
El próximo objetivo de Teherán sería El Cairo. En medio de la aparente distensión entre los países de Oriente Medio, Irán y Egipto estarían tanteando una posible reconciliación. Ambos países comparten un historial complicado. Las relaciones no siempre han sido malas, de hecho, el enlace entre la Princesa Fawzia de Egipto y el Príncipe heredero de Irán, Mohammad Reza Pahleví, en 1939, marcó un hito en la historia de Oriente Medio.
Esta boda suponía la unión de dos de las Casas Reales más importantes de la región. Una unión que se acabó en 1945, cuando la Princesa Fawzia –hermana mayor del Rey Farouk I, el último monarca de Egipto– solicitó el divorcio en 1945. A pesar de que el matrimonio se acabara, ambos países mantuvieron fuertes relaciones.
Pero la caída de la Monarquía en Irán, como consecuencia de la Revolución Islámica de 1979, y la subida al poder de los ayatolás, precipitó la ruptura de unas relaciones históricas. Con la imposición de la República Islámica, la familia del Sha de Irán tuvo que huir del país persa. Primero, se refugiaron en Estados Unidos, provocando la crisis de los rehenes. Pero, finalmente, Reza Pahleví, enfermo de cáncer, acabó sus días en El Cairo.
El Sha vivió en el Egipto regido por Anwar el-Sadat hasta su muerte en 1980, a los 60 años. Un gesto que enfureció a los ayatolás, que pedían la extradición de Pahleví. El último monarca de Irán fue enterrado junto a la Ciudadela de El Cairo, en la mezquita Al-Rifa'I, donde también está enterrado el Reyy Farouk. Sadat fue asesinado en 1981 por un oficial del Ejército egipcio llamado Khaled Islambouli, que se oponía a la firma por parte del presidente egipcio de un tratado de normalización con Israel.
Pequeños acercamientos
A modo de venganza, la República Islámica nombró una calle de la capital en honor al asesino. A medida que han ido pasando los años, Egipto e Irán solo se han distanciado aún más. Ninguno ha mostrado una intención de reconciliación real, hasta ahora. El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, respaldo públicamente el acercamiento con el país norteafricano.
«Irán acoge con beneplácito el interés de Egipto en restablecer las relaciones, no tenemos ningún problema en este sentido», publicó en su cuenta de Twitter. Asimismo, el legislador iraní Fadahossein Maleki, miembro de la comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento, declaró en una entrevista con la agencia de noticias Tasnim que las relaciones se restablecerán en un futuro próximo.
«Asistiremos a la apertura de embajadas en ambos países; a lo que seguirá una reunión entre los presidentes Abdel Fattah El-Sisi y Ebrahim Raisi», aseguró Maleki. Los medios iraníes insisten últimamente en esta cuestión. A finales de mayo, Mehr News Agency, citando «fuentes informadas», afirmó que Egipto está dispuesto a mejorar sus relaciones diplomáticas con Teherán.
Omán, sería el punto de conexión entre ambos países, y el que estaría llevando el peso de las conversaciones. El sultán Haitham bin Tarik viajó a El Cairo a finales de mayo para discutir los «acontecimientos regionales e internacionales». Desde la capital egipcia voló a Teherán para discutir el proceso de normalización entre ambos países.
La reconciliación entre Egipto e Irán supondría un nuevo varapalo para los Acuerdos de Abraham, y más tras la renovada relación entre la República Islámica y Arabia Saudí. Israel esperaba que más países árabes se unieran a Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos, pero con las nuevas alianzas en Oriente Medio, la vuelta de Siria, y la decreciente influencia de Estados Unidos en la región, el Estado judío vuelve a encontrarse en un entorno cada vez más hostil.