489 días de guerra en Ucrania
¿Dónde está el jefe de Wagner?: preguntas y respuestas sobre el futuro de los mercenarios
El acuerdo entre el líder del Grupo Wagner y el Kremlin ha despertado gran incertidumbre sobre el futuro de los mercenarios sublevados
24 horas de incertidumbre, asombro y desasosiego hicieron prever lo peor en Rusia. Se llegó a hablar de una «guerra civil», un golpe de Estado fallido, pero finalmente el motín del Grupo Wagner duró, exactamente, eso, un día.
El líder de los paramilitares, Yevgueni Prigozhin, anunció que se retiraba cuando sus mercenarios se encontraban a apenas 200 kilómetros de Moscú. Un acuerdo, mediado in extremis por el presidente de Bielorrosia, Aleksandr Lukashenko, puso fin a un «derramamiento de sangre», en palabras del propio Prigozhin.
Poco o nada se conoce de este pacto, que despierta múltiples preguntas. Aunque a estas alturas ya se da por hecho, la desaparición, al menos en Rusia y Ucrania, de esta empresa militar privada con tentáculos en África y Oriente. Las cuestiones a las que por ahora podemos dar respuesta, teniendo en cuenta la escasa información que ha trascendido, son las siguientes:
¿Dónde está el jefe del Grupo Wagner?
Prigozhin abandonó la ciudad sureña de Rostov del Don tras tomarla con sus hombres durante 24 horas, camino, todo a punta a Bielorrusia. Aunque desde ese momento, no se ha vuelto a saber nada de él.
Tampoco su servicio de prensa ha dado señales de vida del líder del Grupo Wagner. El domingo indicó a la cadena de televisión internacional RTVI que su Prigozhin «aún no está en contacto» y que «responderá a preguntas cuando esté en (una situación en que pueda establecer una) comunicación normal».
En el acuerdo alcanzado entre el Kremlin y Prigozhin, se estableció que este último se iría al exilio en Bielorrusia sin ser perseguido penalmente por organizar la rebelión armada, según reveló Moscú.
No obstante, el caso abierto el viernes por la noche por la Fiscalía General de Rusia bajo el artículo 279 del Código Penal –que prevé una condena de entre 12 y 20 años de prisión– aún sigue abierto, según ha publicado el diario Kommersant.
El propio Prigozhin ha reaparecido para aclarar que la caravana a Moscú era para salvar a los Wagner y no un golpe de Estado.
¿Dónde están los mercenarios?
Se desconoce dónde se encuentran los paramilitares que componen el Grupo Wagner. Prigozhin únicamente anunció el sábado que los mercenarios sublevados se retiraban «a sus bases» y puntos de despliegue, muchos de los cuales hasta ahora se encontraban en Ucrania.
¿Qué significa el acuerdo para el Grupo?
En teoría, el acuerdo alcanzado el sábado supone que el Grupo Wagner como tal quedará desmantelado, al menos en Rusia y Ucrania, donde ha estado presente cuando estalló el conflicto en el Donbás en 2014 y de nuevo en la actual guerra.
El sábado se bloquearon varias redes sociales de los mercenarios en VKontakte, el Facebook ruso, además se desmantelaron vallas publicitarias que había por toda Rusia para reclutar a combatientes, y se eliminaron sus productos de mercadotecnia de comercios electrónicos.
¿Qué pasará con los mercenarios en África y Oriente Medio?
Es una de las grandes incógnitas, aunque en principio podrían seguir operando en otros continentes si el Kremlin así lo desea, pues actúan donde Putin no puede enviar oficialmente fuerzas, por lo que en este sentido le sirven los servicios de los mercenarios.
Los mercenarios de Wagner han estado en Siria y tienen presencia en varios otros países, desde la República Centroafricana a Mali, Libia y Sudán, aunque Prigozhin recientemente negó que estuvieran en este último país.
En esos países los mercenarios adiestran a las fuerzas, protegen recursos naturales –que también explotan firmas asociados con Wagner, según Occidente– y luchan como apoyo contra rebeldes armados o yihadistas.
¿Qué gana el Kremlin?
Además de abortar una sublevación con consecuencias imprevisibles para la estructura del poder y para la seguridad de los ciudadanos, Putin, y Shoigú, han conseguido doblegar a los wagneritas, el grupo armado fuera de la ley más poderoso y peligroso, y obligarles a subordinarse a Defensa.
En junio ordenaron que todas las unidades «voluntarias» de Rusia debían firmar contratos con el ministerio hasta el 1 de julio, algo a lo que se había negado rotundamente Prigozhin.
Además, Putin ha «desarmado» al líder del Grupo, quien inició una lucha entre poderes y que cada vez le desafiaba más, pese a no haber reconocido nunca ambiciones políticas.
Para Occidente, la rebelión de los mercenarios ha escenificado la debilidad de Putin. Los aliados rusos como China, restan importancia a lo sucedido el sábado y desde el Kremlin hacen como si nada hubiera pasado.
Putin y Shoigú se han encargado de reaparecer, sin mención alguna al motín, aparentando una normalidad que desconcierta más que tranquiliza.