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El presidente ruso, Vladimir Putin, se dirige a las tropas del Ministerio de Defensa

El presidente ruso, Vladimir Putin, se dirige a las tropas del Ministerio de DefensaAFP

490 días de guerra en Ucrania

Putin reconoce que Rusia estuvo a un paso de la «guerra civil» tras el motín del Grupo Wagner

El presidente ruso ha alabado la labor de su Ejército durante la rebelión que, dice, «actuaron con precisión»

El pasado sábado, Rusia vivió 24 horas frenéticas. Dos días después, el presidente Vladimir Putin, ha reconocido que el país estuvo al borde de «una guerra civil». Columnas de mercenarios entraron en territorio ruso, sin ningún tipo de resistencia, llegando a ocupar el centro de comando del Ejército del Kremlin en Rostov y amenazaron Moscú, quedándose a apenas 200 kilómetros de la capital rusa.

Putin, que se dirigió ese mismo día a la nación, comparó la fallida asonada con la revolución de 1917, que acabó con el régimen de los zar. El motín duró más bien poco, pero lo suficiente cómo para poner en evidencia las debilidades del Kremlin. El líder de los mercenarios Yevgeni Prigozhin lanzó un órdago, que todavía está por ver si le mereció la pena.

Un acuerdo, mediado in extremis por el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, acabó con el líder de Wagner exiliado en Minsk y la promesa de que no se perseguiría a los mercenarios sublevados, siempre y cuando, estos se integren en las filas del Ejército regular. Tras poner fin a un «derramamiento de sangre», como vaticinó Prigozhin, Putin ha alabado la labor de las tropas rusas.

«Ustedes protegieron el orden constitucional, la vida, la seguridad y la libertad de nuestros ciudadanos, salvaron nuestro país de conmociones, detuvieron una guerra civil», ha afirmado el mandatario ruso durante un acto en la plaza de las Catedrales del Kremlin. Putin se ha encargado de mostrarse públicamente de manera frecuente, después del motín de los wagneritas, para acallar los rumores que le situaban lejos de Moscú.

Mientras que ayer apareció en la televisión pública sin hacer mención alguna a la fallida asonada, hoy Putin se ha desecho en halagos con el Ejército ruso y su actuación durante el motín. El mandatario ha asegurado que los militares y agentes de los servicios de inteligencia «cortaron el camino a la rebelión, cuyo resultado inevitable hubiera sido el caos».

«En esta situación difícil actuaron con precisión, coordinadamente, mostraron con hechos su fidelidad al pueblo de Rusia y a su juramento militar, mostraron su responsabilidad ante el destino de la patria y su futuro», ha apuntado. Al recordar la labor de los militares, a Putin no le ha quedado más remedio que reconocer la muerte de varios pilotos a manos de los mercenarios.

«No les tembló la mano y cumplieron con honor las órdenes y su deber militar», prorrumpió el mandatario ruso que, aseguró, no tuvieron que «que retirar unidades de la zona de la operación militar especial» en Ucrania.

Wagner, a sueldo de Rusia

Putin ha admitido que el Grupo Wagner estaba financiado en su totalidad por el Estado ruso. «El mantenimiento del Grupo Wagner corría plenamente a cargo del Estado, del Ministerio de Defensa y las arcas estatales», reconoció Putin durante una reunión con responsables militares difundida por la televisión rusa.

El presidente ruso se ha extendido en sus explicaciones y ha concretado las cifras del coste que ha supuesto mantener a los mercenarios. «Entre mayo de 2022 y mayo de 2023, el Estado asignó 86.000 millones de rublos (unos 1.000 millones de euros)» para este Ejército paramilitar, según ha apuntado el propio Putin.

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