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El presidente Vladímir Zelenski recibió en Leópolis al presidente turco Tayyip Erdogan (Iz) y al secretario general de la ONU Antonio Guterres. Imagen de archivoaa.com.tr

500 días de guerra en Ucrania

Zelenski intenta conmover a Erdogan para que acepte que Ucrania entre en la OTAN

El presidente de Ucrania visita Ankara como parte de una mini gira para presionar a los países más reticentes a que Suecia y su país entren en la Alianza Atlántica

Volodimir Zelenski no baja los brazos. El presidente de Ucrania sabe que el futuro de su país depende, en buena medida, de lograr estar bajo el paraguas protector de la OTAN. El problema es que encuentra una oposición firme en países como Turquía.

Consciente de que la misión no es fácil, Zelenski insiste en conmover o ablandar a Erdogan y lograr que le permita tener esperanzas realistas para pasar a formar parte de la Alianza.

Con ese objetivo se reúne hoy con Recep Tayyip Erdogan, en la última etapa de una gira diplomática en la que, además, reclama el envío de más armas de sus aliados.

«Sin armas de largo alcance, no sólo es difícil llevar a cabo misiones ofensivas, sino también, para ser honesto, operaciones defensivas», declaró este viernes Zelenski desde la República Checa, primera escala antes de dirigirse a Eslovaquia y luego a Turquía.

«Estamos hablando con Estados Unidos, por ahora sólo depende de ellos», añadió.

El primer ministro checo, Petr Fiala, dijo por su parte que enviaría helicópteros de combate a Ucrania y formaría a pilotos de cazas F-16 de fabricación estadounidense.

Contraofensiva lenta

El encuentro con Erdogan, en Estambul, ocurre al cumplirse los 500 días del inicio de la invasión rusa y en medio de una contraofensiva de las tropas de Kiev que, según reconoció el mismo Zelenski, progresa lentamente.

«Sin embargo, avanzamos, no retrocedemos como los rusos», dijo el mandatario. «Ahora tenemos la iniciativa», agregó Zelenski, quien luego de su paso por República Checa viajó este viernes a Eslovaquia.

El acuerdo del grano

La discusión con el presidente turco, un importante mediador entre Kiev y Moscú en este conflicto, debe centrarse en el acuerdo para la exportación de cereales ucranianos por el mar Negro, que expira el 17 de julio, y en la cumbre de la OTAN de la próxima semana.

Los analistas esperan que Zelenski intente convencer a Erdogan para dar su necesaria luz verde a la entrada de Suecia en la Alianza antes del encuentro del 11 y 12 de julio en Lituania.

Turquía bloquea la candidatura sueca por una vieja disputa con Estocolmo respecto a la actitud demasiado laxa, según Ankara, del país escandinavo con los militantes kurdos residentes allí.

Zelenski busca sobre todo la incorporación de su país a la OTAN y quiere que la cumbre lituana conduzca a una «invitación» a Kiev para unirse al grupo.

El secretario general de Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, afirmó este viernes que espera que en Vilna «los mandatarios aliados refirmarán que Ucrania se convertirá en miembro de la OTAN y se unirán para acercar a Ucrania a su objetivo».

El jueves, Zelenski se desplazó a Bulgaria y posteriormente a República Checa, desde donde reclamó «honestidad» a la OTAN y «valentía» a sus aliados, a quienes reclama más apoyo militar.

Según el mandatario ucraniano, la lentitud en el suministro de armas ha retrasado su contraofensiva y ha dado tiempo a Rusia a reforzar sus defensas en las zonas ocupadas.

En Washington, medios estadounidenses informaron que el Pentágono estaba preparando un nuevo paquete de armas y municiones que podría incluir las controvertidas bombas de racimo, que consisten en pequeños explosivos diseminados por un amplio radio.

El ministro ucraniano de Defensa, Oleksiy Reznikov, tuiteó que había hablado con su par estadounidense sobre «nuevos proyectos relacionados con el suministro de varios tipos de munición».

Estas bombas han sido ya usadas por ambos bandos, a pesar de que están prohibidas por más de 100 países.

¿Dónde está Prigozhin?

El Kremlin advirtió que seguiría «de cerca» el encuentro entre Zelenski y Erdogan y mantendrá «la colaboración constructiva con Ankara», en palabras de su portavoz, Dmitri Peskov.

Pero en Moscú toda la atención está centrada en el misterio sobre el paradero de Yevgueni Prigozhin, el jefe de Wagner que a finales de junio se rebeló contra el mando militar.

Aunque el Kremlin había acordado que el líder del grupo paramilitar marchara a Bielorrusia, el presidente de este país y mediador del pacto que puso fin a la rebelión, Alexander Lukashenko, aseguró que no estaba allí, sino en San Petersburgo.

Peskov, al ser preguntado sobre el paradero de Prigozhin, respondió: «No seguimos sus movimientos».

En el terreno, las tropas rusas lanzaron el jueves un ataque con misiles contra la ciudad occidental de Leópolis, a cientos de kilómetros del frente, que mató a nueve personas e hirió a otras 42, según un balance del ministerio de Interior ucraniano el viernes.

El ejército ruso aseguró que atacó lugares de «despliegue temporal» de soldados ucranianos. «Todas las instalaciones designadas se vieron afectadas», dijo el ministerio de Defensa.