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Fiona Scott Morton durante una conferencia en la Universidad Pompeu Fabra

Fiona Scott Morton durante una conferencia en la Universidad Pompeu FabraUNIVERSIDAD POMPEU FABRA

Protección de soberanía europea

Dimite por la polémica desatada la estadounidense nombrada como algo cargo de la UE

Fiona Scott Morton ha renunciado al puesto de economista jefe en la Dirección General de Competencia de la Comisión Europa ante lo que eurodiputados consideran «conflicto de intereses»

El pasado 11 de julio, la comisaria Margrete Vestager comunicaba el nombramiento de la nueva economista jefe en uno de los puestos de mayor relevancia de la Unión Europea. Fionna Scott Morton, de nacionalidad estadounidense, apenas ha durado una semana por el gran revuelo que ha supuesto que un extracomunitario oocupe dicho puesto.

La Dirección General de Competencia de la Comisión Europea está dirigida por la danesa Vestager quien también ocupa el cargo de vicepresenta ejecutiva de la Comisión Europea. El nombramiento de Fiona Scott Morton como economista jefe de este departamento se había justificado por su amplia experiencia profesional. El principal escoyo es que ha servido a empresas y gobiernos estadounidenses y esto se ha considerado por varios mandatarios y presidentes de partidos políticos como una clara injerencia en la soberanía europea.

«Dada la controversia política que ha surgido por la designación de una no europea para el cargo, y la importancia de que la Dirección General tenga el completo apoyo de la Unión Europea en lo que hace cumplir, he decidido que la mejor acción para mí es retirarme y no asumir el puesto de economista jefe», ha comunicado la estadounidense.

Scott Morton, de 56 años, es licenciada en Economía por la Universidad de Yale y doctora por el MIT, y ha colaborado como consultora con gigantes tecnológicas estadounidenses como Apple, Amazon o Microsoft y con la Administración del expresidente de EE.UU. Barack Obama. A pesar de esta amplia experiencia, y más allá del posible sesgo ideológico, los eurodiputados y presidentes de gobierno cuestionaron no sólo su nacionalidad, sino también el potencial conflicto de intereses que podría rodear a Scott Morton por haber trabajado para grandes tecnológicas que el área de Competencia de la Comisión Europea controla de cerca, así como por la falta de transparencia del proceso de selección.

Este último punto es uno de los más precupantes. El Ejecutivo comunitario se ha negado a hacer públicas todas las empresas para las que ha trabajado la economista, alegando confidencialidad en un proceso anómalo de principio a fin pues los altos cargos de la Comisión Europea tienen un requisito de nacionalidad que, de forma excepcional, fue derogado para este puesto en una reunión de comisarios en marzo. Todo apunta a que se estaba preparando el terreno a espaldas de la mayoría de los representantes europeos.

Por otro lado, según la normativa de contratación, Scott Morton podría volver de nuevo a puestos ocupados anteriormente transcurridos los dos años, por lo que el riesgo de filtración de información sensible existe. La semana pasada fueron líderes como Marine Le Pen los que criticaron esta decisión. A raíz de la dimisión quien se ha pronunciado ha sido el presidente de Francia Emmanuel Macron quien ve preocupante que se considere que no exista ningún investigador europeo capacitado para dicho puesto. También ha esgrimido el agravio comparativo: en Estados Unidos o China no se eligen a extranjeros para puestos de relevancia. La ley en estos países ni siquiera lo permite. En Europa, en principio, tampoco, y esto es lo que ha levantado las sospechas por la legitimidad del proceso.

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