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Fiona Scott-MortonWikipedia

La renuncia de la americana Fiona Scott-Morton debilita a Von der Leyen y a Vestager, que quedan en evidencia

​La comisaria europea de Competencia hundió a su candidata con una intervención impertinente ante la Comisión de Economía de la Eurocámara

«Dada la polémica política suscitada por la elección de un no europeo para ocupar este cargo y la importancia de que la Dirección General (de Competencia) cuente con el pleno apoyo de la Unión Europea, he estimado que lo mejor era retirarme» para pujar por el puesto de Economista Jefe de la citada Dirección General, a las órdenes de la comisaria del ramo, la danesa Margrethe Vestager. Esta última ha sido la encargada de oficializar, por medio de su cuenta de Twitter, la renuncia de la catedrática estadounidense.

El desenlace pone fin a un culebrón que empezó el 11 de julio, día en que se anunció su fichaje, tras un exigente proceso de selección para el que en Bruselas se recibieron once candidaturas. Los servicios de Verstager optaron, en un primer corte, por cuatro de ellas, antes de designar a los finalistas, que mantuvieron entrevistas personales con la comisaria. Al final, fue Scott-Morton la agraciada. De su idoneidad para el cargo, nadie duda: fue decana de la Escuela de Negocios de Yale y ostenta una amplia producción académica en materia de competencia y de organización industrial.

El problema vino, en primer lugar, de sus vínculos pasados con empresas big tech como Microsoft o Apple, que practican, casi con carácter permanente, un lobbying masivo en Bruselas para defender su modelo de negocio en contra de las pretensiones regulatorias de la Unión Europea. De nada sirvió el compromiso de Scott-Morton de abstenerse en de decisiones que afectarían a quienes la pagaron en años pasados.

Su nacionalidad estadounidense agravó su caso. La insistencia de Verstager en dejar claro que la convocatoria de la plaza, publicitada en marzo, estaba abierta a todas las nacionalidades fue vana. ¿Una no europea al frente de un cargo tan estratégico? La perspectiva comenzó a preocupar en varias capitales europeas.

Los cuatro comisarios

También en Bruselas: cuatro comisarios: la portuguesa Elisa Ferreira, el luxemburgués Nicolas Schmit, el italiano Paolo Gentiloni y el francés Thierry Breton- y Josep Borrell, Alto Representante para la Política Exterior, pidieron a Ursula Von der Leyen y a Verstager que reconsiderasen su decisión. Pronto recibieron el apoyo en la Eurocámara de los grupos Popular, Socialista, Renew (liberal) y Verde. Por Scott-Morton dio la cara un plantel de prestigiosos economistas entre los que figuran tres premios Nobel –Oliver Hart, Jean Tirole, y Bengt Holmstrom– y el español Luis Garicano, que el 1 de agosto se reincorpora a su cátedra de The London School of Economics.

El remate de Vestager

Pero el 18 de julio, Vestager, a través de una comparecencia plagada de impertinencias ante la Comisión de Economía de la Eurocámara hundió a Scott-Morton. De entrada, la comisaria danesa se negó a hacer públicos los conflictos de intereses de su candidata con las big tech, precisando que era habitual detallarlos después del nombramiento y antes de la firma del contrato.

Verstager tampoco explicó por qué Scott Morton no necesitaba la autorización de seguridad, exigida por la naturaleza del cargo

Verstager tampoco explicó por qué Scott Morton no necesitaba la autorización de seguridad, exigida por la naturaleza del cargo. En su lugar, mostró su sorpresa por el hecho de que ningún eurodiputado se hubiera interesado antes por las personalidades que ocupaban el puesto de economista jefe, y afirmando que ni un solo eurodiputado era capaz de conocer su nombre. En suma: la Eurocámara no tiene nada que hacer metiendo las narices en la gestión del personal de la Comisión.

La puntilla y las víctimas

La puntilla vino, a última hora de la tarde por parte de Emmanuel Macron, presente en Bruselas con motivo de la Cumbre de la Celac. El presidente de Francia se mostró «dubitativo» sobre Scott-Morton. La suerte de la economista estaba echada.

Si bien se puede afirmar que las dos principales víctimas del episodio son Verstager y Von der Leyen. La primera, porque su altanería de los últimos días reduce sus posibilidades de asumir, a partir de 2024, la presidencia del Banco Europeo de Inversiones, para la que postula de forma oficial desde el 20 de junio. En el caso de la presidenta de la Comisión, ha vuelto a demostrar que los Estados son quienes, en última instancia, mandan.