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Attila Demko, exdiplomático húngaro y uno de los rostros más visibles sobre geopolítica del paísBACHPEKARYMATE

Experto en Seguridad y Defensa

Attila Demkó: «A los húngaros nos critican por sobrevivir»

Hablamos con una de las figuras más relevantes de Hungría en cuanto a política internacional se refiere sobre Ucrania, la UE y las relaciones EE.UU.-China

A la Unión Europea se la critica y se la alaba a partes iguales. Uno de los aspectos que menos acaba de convencer a los Estados miembros es su clara intromisión en cuestiones que pueden considerarse ideológicas y culturales, en muchas ocasiones sin respetar la diversidad –palabra maldita hoy en día– que existe en Europa desde tiempos inmemoriales.

La guerra de Ucrania ha puesto en relieve el rodillo que impone Bruselas a aquellos miembros que osen disentir de lo políticamente correcto. El debate, una de las esencias de la Unión, parece cada vez más acorralado. Uno de los países que defienden la necesidad de preservar la sana discusión entre colegas que tienen intereses comunes –pero también nacionales– es Hungría.

Los principales medios de comunicación de Occidente atacan al gobierno de Viktor Orbán por cuestiones varias, pero desde que empezó la guerra de Ucrania se han centrado en presentar una imagen rusófila de sus gobernantes que dista mucho de la realidad. Obviar el totalitarismo soviético al que estuvieron sometidos los húngaros durante 40 años, incluso dejar de lado que fue Orbán uno de los líderes civiles que lucharon contra el poder irradiado desde el Kremlin, no es servir a la verdad.

Attila Demkó es un exdiplomático húngaro, experto en relaciones internacionales y políticas de seguridad y defensa. Ha servido como consejero húngaro en la OTAN y actualmente es el responsable del centro de estudios de geopolítica del Mathias Corvinus Collegium, institución educativa presente en todo el país.

–¿Cuáles son los principales pilares de la política exterior de Hungría y qué puede cambiar de acuerdo con la reconfiguración de las relaciones internacionales que se está produciendo, en especial desde la invasión de Ucrania?

–A Hungría le gustaría ver un Occidente exitoso, una civilización occidental exitosa, una Unión Europea exitosa, una OTAN fuerte. Pero tenemos una opinión diferente, y es una opinión minoritaria. ¿Cómo lograrlo? Hungría cree en el realismo para acercarse al mundo tal como es y no como algunos desean que sea. Desafortunadamente, en estos últimos 30 años hemos visto cómo se han desenvuelto en política exterior los intervencionistas liberales, los neoconservadores, los progresistas y los woke. ¿Qué conclusión podemos extraer? Que el mundo no es como dicen. No se pueden ver las cosas a través de filtros ideológicos, de lo contrario se termina en crisis como terminamos en Irak, en Afganistán y Libia. En cuanto a lo que a Ucrania se refiere, como vemos, también va a ser un gran problema.

Hungría cree en el realismo para acercarse al mundo tal como es y no como algunos desean que sea

–Bálasz Orbán -jefe del gabinete presidencial- apoya la idea de que Hungría sea un puente entre dos mundos. Me gustaría que explicara a nuestros lectores cuál es la verdadera relación entre Hungría y Rusia.

–Hungría es un país occidental. No estamos entre Oriente y Occidente. Somos el país más oriental de Occidente, lo cual es una posición especial. Estamos entre el mundo cristiano ortodoxo y el mundo cristiano católico. Al mismo tiempo estamos muy cerca del mundo musulmán, y eso hace que Hungría comprenda mejor la mayoría de los problemas. Y, tal vez, sepamos mejor cómo resolver los problemas. En cuanto a la relación con Rusia, en absoluto es una alianza o amistad. Esto sí que es un bulo. Hungría cree que esta terrible guerra y la agresión rusa sólo pueden detenerse hablando con Rusia.

No se detendrá la guerra así como así. Rusia no puede ser derrotada en un sentido convencional. No creemos que eso pueda suceder. Lo que sí puede ocurrir es que, si Rusia se acerca a la derrota, el conflicto escale. Y lo creemos firmemente: debemos hablar con Rusia. Tampoco podemos cortar todos los lazos con Rusia. Participamos en las sanciones, esto es innegable, pero no cortamos los lazos energéticos porque nos jugamos mucho como país.

–Lo cual es lógico desde su posición geoestratégica, ¿no?

–Es lógico porque no somos España. No tenemos puertos y no podemos construirlos para convertir el gas natural licuado (GNL). Dependemos de otros y los rusos -por ahora- han sido incluso más fiables que algunos de nuestros socios occidentales en cuanto al suministro de energía. Un país aliado -Croacia- subió tanto el precio del gas y del petróleo que hace que nuestra soberanía energética esté en riesgo. Así que sí, los rusos, en cierto sentido, son más fiables a la hora de mantener los contratos tal y como están.

Esto no significa que no veamos a Rusia como un agresor, pero tenemos vulnerabilidades que son evidentes. Te pongo un ejemplo: importamos petróleo ruso, lo refinamos y vendemos gran parte de él a Ucrania. Así, el gasóleo que está en los coches de Ucrania, y quizá también en los tanques o en el frente, pasa porque Hungría refine el petróleo ruso. ¿Es esto bueno para Ucrania o no? La simple pretensión o respuesta de que Hungría está con Rusia no es cierta. Hungría no está con Rusia, pero Hungría cree en hablar con Rusia. De lo contrario, esta guerra nunca se detendrá, o este conflicto puede escalar a algo mucho peor.

–Los medios de comunicación tradicionales dicen que mientras no cortéis toda relación con Rusia, seréis amigos de Rusia. Esa es una versión maniquea de la realidad.

–Si cesamos de importar petróleo de Rusia, Ucrania no obtendrá la preciada materia prima de nosotros porque podemos refinar el petróleo del tipo Ural mucho más fácilmente. ¿De qué otro país podemos obtener petróleo del tipo ruso? No, no es una cuestión de fe o creencias. Se trata de un petróleo que sólo se encuentra en Rusia, y nuestras refinerías están adaptadas a para ello. Es una cuestión técnica. Por supuesto, estamos trabajando para recibir otro tipo de petróleo, pero es más caro. Así que, de nuevo, la misma pregunta: ¿qué es bueno para Ucrania? ¿Significa esto que estamos del lado de Rusia? Este petróleo pasa por Ucrania. Pagamos a Ucrania un precio muy alto por el tránsito y le devolvemos el gasóleo. Puedo entender el objetivo de estas explicaciones muy simplistas, pero la realidad es compleja y la verdad es que Hungría forma parte del sistema de sanciones.

No estamos contentos con todas las sanciones porque creemos que Europa está perdiendo más con algunas de las sanciones que Rusia, pero otras sí que las hemos apoyado totalmente: las tecnológicas, las políticas, las financieras... Es muy sencillo. Debemos tener sanciones en las que Rusia salga más perjudicada que con las sanciones actuales. Es decir, vuelvo a mi primera respuesta, creemos en la lógica básica y en la realidad, y pensamos que algunas de las respuestas occidentales -especialmente de los izquierdistas y progresistas- son respuestas emocionales, no lógicas. Además, no están perjudicando a Rusia. Se hacen más daño a sí mismos -y a nosotros como Unión Europea- que a Rusia.

Algunas de las respuestas occidentales -especialmente de los izquierdistas y progresistas- son respuestas emocionales, no lógicas

–¿Y qué ocurrirá con el Grupo de Visegrado? Supongo que la guerra de Rusia cambia todas las relaciones con los socios, incluida Polonia. ¿Podrá el grupo sobrevivir a esta guerra?

–Hay diferencias muy grandes sobre cómo resolver esta terrible situación en Ucrania, pero hay otras cuestiones en las que estamos de acuerdo. También hay diferencias entre la República Checa y Eslovaquia. Pero Polonia y Hungría están totalmente de acuerdo en que no quieren una Europa federal. No queremos que más funciones del Estado vayan a Bruselas porque creemos que Bruselas es una burocracia no elegida. Nadie los ha elegido -no me refiero a los comisarios, sino a la propia burocracia-. Creemos que se están atribuyendo demasiado poder. Esto no es democracia. Esto no ayuda a la UE a ser más eficaz.

Es más, sobre inmigración los cuatro países están más o menos de acuerdo. Los gobiernos van y vienen, sí, pero la gente del grupo de Visegrado está muy de acuerdo en su «no» absoluto a la inmigración ilegal. Otra cosa es apoyar a refugiados de países vecinos, como es el caso de Ucrania. Creo que todos los miembros del Grupo de Visegrado estamos de acuerdo en que no queremos acoger a refugiados de lejanos países africanos o de Asia Central porque no es nuestro deber ni el de Europa. Europa no puede resolver todos nuestros problemas. En eso estamos de acuerdo, y sí, hay diferencias en relación con Ucrania que han debilitado definitivamente al Grupo de Visegrado, pero, aun así, como he dicho, hay muchos otros temas importantes. Tenemos puntos en común con los que trabajar y mantenernos unidos y apoyándonos.

–Es normal escuchar en Occidente que Hungría está chantajeando a la OTAN o que está actuando contra los ucranianos. ¿Cuál es la posición del gobierno húngaro al respecto? Parece bastante alejado de la realidad.

–Totalmente. Hicimos todo lo que pudimos para cumplir el requisito de la OTAN en términos de gasto del 2% del PIB. Estamos entre los donantes minoritarios que gastan lo suficiente en sistemas de armamento; estamos en todas las misiones importantes de la OTAN. Hungría es uno de los mayores contribuyentes en comparación con el tamaño del país. Lo que sí planteamos en la OTAN es el trato de la minoría húngara por parte de Ucrania, los derechos lingüísticos y el derecho a conocer la lengua en la escuela. Estas cuestiones, y otras referidas a los símbolos húngaros -incluido ataques físicos contra la minoría húngara-, nos preocupan de manera especial. Por desgracia, no creemos que Ucrania los haya investigado. También se expulsó al líder de la comunidad húngara con una falsa acusación de traición, y fue antes de la guerra -según parece-. Hay roces con Ucrania en ese sentido, pero por supuesto apoyamos al país a través de varios mecanismos en la OTAN. Sólo hemos interrumpido las reuniones de alto nivel.

Todo el trabajo con la OTAN ha continuado como siempre. No estamos bloqueando a Ucrania en términos de adhesión. Sí, vale, estamos de acuerdo con Estados Unidos y algunos otros países en que Ucrania no puede ser miembro por ahora, pero no decimos que no pueda serlo en el futuro. Y, en el caso de la UE, apoyamos plenamente su adhesión a la UE. La posición húngara es muy clara en este sentido. Mantenemos un debate bilateral, pero no impedimos la colaboración de Ucrania con la OTAN. Sólo hemos dado algunos pasos simbólicos para plantear nuestras preocupaciones.

Hungría es uno de los mayores contribuyentes de la OTAN en comparación con el tamaño del país

–¿Qué hay de cierto sobre la pugna entre Bruselas y Budapest?

–La corrupción está en todas partes, en todos los países. No creo que Hungría sea más corrupta que la mayoría de nuestros vecinos u otros Estados miembros. No es cierto que el país no sea una democracia. Eso es lo que dicen, que es un sistema autoritario.

–También señalan el supuesto control de la justicia, algo francamente sorprendente teniendo en cuenta cómo funciona España y lo que ha ocurrido en los últimos cinco años de gobierno de Pedro Sánchez.

–Todo esto no es cierto, y tampoco lo era antes. Este no es un país perfecto, ninguno lo es. Claro que podemos cambiar, y ya hay aspectos que hemos cambiado para cumplir con los requisitos. Ahora tenemos una oficina totalmente independiente para investigar la corrupción. Basándonos en las recomendaciones de la Comisión, cambiamos también muchas otras leyes. Aun así, a pesar de haber cumplido a rajatabla, desde Bruselas cambian los objetivos una y otra vez. Por ejemplo, cumplimos con un requerimiento -digamos que es la junta universitaria- y dicen: «Bueno, además tienes que cambiar esto, tienes que cambiar aquello». Y no son cosas que hubieran pedido con anticipación, precisamente.

Quieren jugar a este juego y es muy peligroso para la UE, porque si queda claro que un país o más países -Polonia tampoco está recibiendo el dinero acordado- pueden ser tratados de forma diferente a los demás por consideraciones políticas o por antipatía política, entonces será evidente para todos que la UE tiene una ideología -y no debería-. Si la UE tiene una burocracia no elegida y fuerza la ideología sobre ella y sobre un país, ¿qué clase de unión es?

–Pero parece que la mayoría de los países, al menos los más grandes, están de acuerdo con esto porque dan la sensación de estar en el mismo barco. Me vienen a la cabeza Francia o Alemania.

–No estoy seguro de Francia, pero Alemania o España se definen como países progresistas de izquierdas, eso es así.

–De hecho, algunos en mi país están dispuestos a expulsarles de la Unión Europea.

–Sí, claro. Estos países gobernados por la izquierda progresista son muy afines a la opinión de la Comisión. Pero la UE no puede tener un posicionamiento ideológico. Si es así, entonces no es la Unión Europea, sino algo más cercano a la Unión Soviética. Lo siento, los húngaros vivimos en la Unión Soviética durante 40 años y no funciona. Las ideas bonitas no funcionan en el mundo real.

Lo siento, los húngaros vivimos en la Unión Soviética durante 40 años y no funciona. Las ideas bonitas no funcionan en el mundo real.

–Existe esta idea de «Eurocomunismo».

–Sí, mucho nos tememos que se está yendo en una muy mala dirección. Está claro que todo el mundo puede tener una opinión, pero no la Comisión. La Comisión no es un órgano político, no es el Parlamento Europeo. ¿Quién elige los cargos por debajo de los comisarios? La mayoría de estas personas son funcionarios de carrera. Han pasado toda su vida en Bruselas y su deber es estar ciegos, políticamente hablando. Si nosotros cumplimos con lo que nos piden -y opiniamos que así es-, entonces ellos deberían cumplir con su parte. Creemos que todo esto tiene una motivación ideológica y es un chantaje político para que no nos den el dinero que nos corresponde.

–Hungría asumirá la Presidencia europea durante el segundo semestre del año que viene justo después de las elecciones europeas. ¿Qué cabe esperar durante este tiempo? Hay planes para evitarlo desde dentro de la UE.

–En la Unión Europea hay reglas. Si no cumples las normas de la Unión, empiezas a destruir la Unión. O cumples las normas para todos o no las cumples para nadie. No puedes retorcer las reglas basándote en la simpatía política. Hungría presidirá la Unión Europea e intentaremos ser racionales y pragmáticos. Eso es todo. Racionales y pragmáticos en todos los temas: inmigración, Rusia... Queremos resolver estos problemas, pero de forma racional y pragmática, no podemos seguir así. Serviremos a la Unión Europea como mejor podamos. Y está bien tener una opinión, el problema es que parece que no se puede tener una opinión diferente de la corriente dominante. Necesitas debate dentro de la Unión Europea y Hungría lo proporciona desde hace años. Creo que la mayoría de socios verán que hacemos las preguntas correctas, y que tenemos las respuestas correctas.

–Tras la presidencia de Hungría llega la de Polonia. ¿Es suficiente un año para cambiar algo o algunos puntos importantes de la Unión Europea?

–Somos realistas. No vamos a cambiar la Unión Europea ni su sistema. Son los votantes europeos los que pueden cambiar. Los votantes en España o en Bélgica... Pueden hacerlo poco a poco. Pero sí podemos preguntarnos si es correcto volvernos tan ideologizados. ¿Es correcto ver el mundo básicamente en blanco y negro? Porque nos recuerda de nuevo -y creo que los polacos piensan igual- a otra unión. La Unión Soviética se consideraba muy ilustrada. Yo viví durante el régimen soviético. No estoy tratando de comparar ambos mundos, pero tengo la sensación de que estas personas tienen las mismas raíces ideológicas y se creen muy progresistas. Creen que tienen soluciones para todo el mundo pero no las tienen, ni siquiera para Europa, como los soviéticos no las tenían para su propio país al que dejaron sumido en el desastre. Como reza el dicho, «el camino al infierno está lleno de buenas intenciones». No digo que las intenciones de esta gente no sean buenas, pero no entienden cómo funciona el mundo.

–¿Podemos esperar puntos en común entre Hungría y Polonia a nivel europeo?

–Claro. Creo que estamos totalmente de acuerdo sobre la inmigración. También en que tenemos que rearmar Europa. De los dos países, por supuesto, el mayor programa de rearme está en Polonia, pero Hungría también tiene uno muy importante. Construimos fábricas de municiones, reforzamos la idea de autodefensa contra Rusia, pero también contra cualquier otro enemigo. Europa debe estar preparada para unas próximas dos o tres décadas turbulentas y muy peligrosas. Es por el bien de la Unión Europea.

Queremos que la UE exista dentro de diez o veinte años. Si no resistimos la presión inmigratoria, la Unión Europea dejará de existir, Schengen se desmoronará, y luego la UE seguirá el mismo camino si no lo impedimos. Nosotros creemos en una Europa de la diversidad, pero tener un solo tipo de opinión no es diversidad. Lo siento. Los que predican la diversidad son los menos tolerantes con la diversidad.

Europa debe estar preparada para unas próximas dos o tres décadas turbulentas y muy peligrosas.

–El mundo es uno, pero vemos cómo Estados Unidos y China consolidan dos sistemas. ¿Qué podemos esperar en los próximos años?

–Creemos que Europa debe mantenerse al margen de la contienda entre China y Estados Unidos y esperamos que esta sea pacífica. Nos gustaría evitar una situación similar a la de Rusia: que se corten las relaciones, que se corten los lazos económicos... Es mejor que el mundo entero no siga la misma dirección. Todos nos enfrentamos a grandes problemas: el cambio climático, la explosión demográfica en algunos países, el desplome en otros... Necesitamos que Estados Unidos, China y Europa trabajen juntos. No se puede resolver el cambio climático sin trabajar juntos con China o Rusia. Está muy claro. ¿Y qué hacemos nosotros? ¿Intentamos resolver los problemas de forma significativa y pacífica? Cada vez ponemos más trabas a China. ¿Es bueno para Europa? Creo que Macron tenía razón cuando volvió de Pekín al decir que no debemos seguir la senda de Estados Unidos en este tema. Sería un desastre económico para Europa.

–Ya lo ha sido.

–Sí. Con el estancamiento de las relaciones chino-europeas veremos una caída importante del PIB mundial. El mundo se enfrenta a enormes desafíos. ¿Necesitamos esto? ¿Puedes imaginar cómo afectará a todo el mundo la guerra económica entre Occidente y China? Somos pragmáticos en esta cuestión. No estamos diciendo que no debamos contrarrestar a China cuando lo necesitemos, por supuesto, pero no necesitamos entrar en la senda de cortar completamente los lazos con China.

–Algunos países se preocupan ahora por la reindustrialización de Europa. Pero según Bruselas, de alguna manera, estamos centrados justo en lo opuesto. Con las políticas verdes y la Agenda 2030 estamos yendo en la dirección contraria.

–Hungría lo está haciendo. Si viajas por el país, verás nuevas fábricas construidas. BMW está construyendo una fábrica. Junto a la fábrica de BMW hay una inversión de 8.000 millones de dólares de un fabricante chino de baterías. Hungría está contribuyendo al crecimiento de la industria del coche eléctrico. Estamos intentando fusionar la industria china y alemana en nuestra tierra. Las baterías de los coches eléctricos alemanes se fabricarán en Hungría. Esto es una gran oportunidad. En total son más de 10.000 millones de dólares de inversión. Nos tomamos muy en serio las políticas de cero emisiones, pero creemos que estos coches deben fabricarse en Europa y, en esta industria, Europa debe ser líder. Como China es líder en algunas áreas, invitamos a los chinos a que vengan.

–Eso también es criticado por otros Estados miembros.

–A los húngaros se nos critica por estar vivos. No veo que el gobierno húngaro se preocupe demasiado por lo que digan los medios. Nuestro gobierno no sirve a los periódicos de Europa occidental, sirve a los votantes húngaros.