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Alice Weidel, líder del AfD alemánAFP

Perfil / Alice Weidel, copresidenta de Alianza por Alemania

La antítesis de Merkel que quiere liderar a la derecha alemana

Es una típica exponente de la élite germana, pero la cercanía exhibida para con las inquietudes del alemán medio han disparado a su partido en las encuestas

A primera vista, resulta difícil entender cómo Alice Elisabeth Weidel (Gütersloh, 6 de febrero de 1979), una persona que ha trabajado para Goldman Sachs, Allianz y el Banco de China, país en el que vivió seis años y a cuyo sistema de pensiones dedicó su tesis doctoral, copresida –junto a Tino Chrupalla– un partido, Alianza por Alemania (Afd), que demuestra una hostilidad manifiesta hacia la globalización.

Un primer elemento de respuesta lo aporta su duro posicionamiento en materia de inmigración.

Basta con recordar sus alegatos contra la entonces canciller Angela Merkel en la anterior legislatura.

Por ejemplo, aquel día de 2018 en el que la opinión pública alemana andaba conmocionada tras el asesinato en pleno centro de Chemnitz, urbe sajona asolada por la crisis económica, de un ciudadano normal y corriente a manos de un solicitante de asilo.

Weidel, en plena sesión de preguntas al Gobierno, no se paró en barras: «El asesino. Repito: el asesino».

La persona en cuestión aún no había sido juzgada, si bien es cierto que había entrado de forma ilegal en Alemania y que las autoridades habían rechazado solicitud.

En estos dos hechos se basó la copresidenta de Afd para, desde el muy minimalista atril del Bundestag, espetar a Merkel: «Y este no es un caso aislado. Usted, señora Merkel, representa el mayor riesgo para la seguridad de este país».

El rostro de la aludida era un poema. La arremetida era desmesurada y fue severamente juzgada al día siguiente por políticos y comentaristas.

A Weidel le importaba un comino: sabía que congeniaba con un sector importante de la ciudadanía, harto de las nefastas consecuencias de la decisión de Merkel de dejar entrar a cientos de miles de migrantes durante el flujo torrencial de 2015.

Se podría concluir que la canciller proporcionó masivamente carburante político a Weidel. Es, en gran medida así.

Y la Afd, a través de su copresidenta o de otros dirigentes, lo ha utilizado para «rociar» a estamentos tan señeros como la Iglesia católica y la luterana, a las que la misma Weidel, a través de otro exabrupto, acusó –con argumentos insuficientes desde el punto de vista historiográficos– de «comportarse igual o peor que durante el nazismo» por criticar a Afd, el «único partido cristiano que existe en Alemania». En su opinión, obviamente.

También se puede concluir que esta estrategia de choque frontal con todo tipo de instituciones resultó contraproducente para Afd en las elecciones federales de 2021, en las que se estancó.

Sin embargo, tampoco se puede negar que, desde esa fecha, y sobre todo por la nueva ola de inseguridades desatada a raíz de la guerra de Ucrania –que afecta a considerablemente a Alemania–, Afd, bajo la batuta del binomio Weidel-Chrupalla, ha ido recuperando posiciones: en algunos länder, sus marcas electorales han sido espectaculares y en las encuestas a nivel federal, lleva tiempo superando a los socialdemócratas del actual canciller Olaf Scholz, solo por detrás de los cristianodemócratas.

Es ya tendencia consolidada. Así se desprende de la última encuesta, publicada el 31 de julio por Politico.eu.

En estos tiempos, sus aires de pija y de primera de la clase –siempre lo ha sido– complementan la proyección más populista de Chrupalla,

¿Su lesbianismo? Lo asume claramente: comparte su vida con una señora de ascendencia esrilanquesa junto a la que cría dos hijos.

Mas lo hace en régimen de unión civil, habiéndose opuesto a la aprobación del matrimonio homosexual en 2017. Sutil manera de cuidar a los sectores más conservadores de Afd.

¿Que sus muy liberales convicciones en economía puedan chocar a sus votantes obreros y de clase media, angustiados por su futuro laboral? Es igual: de momento los asuntos prioritarios son la inmigración y la delincuencia. Sobre ellos toca surfear.