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Andrés Montero

Hispanoamérica en grave peligro

España, por su parte, enfrascada en eternas discusiones internas, no potencia suficientemente sus vínculos culturales con la región

Policías hacen guardia durante el homenaje al asesinado candidato presidencial ecuatoriano Fernando VillavicencioRodrigo Buendía / AFP

Asesinato de un candidato en Ecuador, persecución chavista a la oposición en Venezuela, hambre y desesperanza en Cuba, dictadura feroz en Nicaragua, narco Estado en México, incertidumbre en Brasil, pobreza y corrupción en Argentina, ineptitud e ignorancia en Bolivia, soberbia y desgobierno juvenil en Chile, caos político en Perú, decepción y retroceso en Colombia y, populismo y falsas promesas en toda la región. Nada bueno se observa en Hispanoamérica.

La mayoría de los países están gobernados por ineptos progresistas que usufructúan de la pobreza de sus pueblos. Ocupan su tiempo en infinitas «cumbres» regionales e intercontinentales. CELAC, CEPAL, UNASUR, OEA, Grupo de Puebla y Foro se São Paulo.

Recientemente se potencia un Banco del Desarrollo -ex CAF- que se suma al BID. Miles de empleados diagnosticando los males del continente. Hablan y hablan fomentando el teletrabajo, la reducción de jornada, la inclusión y la majadera igualdad de género.

El discurso de los líderes regionales apunta a potenciar los derechos, a aumentar el tamaño del Estado y a justificar la inmigración ilegal. El narcotráfico se toma cada rincón de la región, con políticas de justicia garantistas.

Cuba sigue culpando de todo al bloqueo de los Estados Unidos, Argentina a la soberanía inglesa sobre las Falklands y al FMI, el gobierno de Chile culpa de todo a Pinochet y Bolivia a su más que centenaria mediterraneidad. El loquito AMLO culpa a la España virreinal y Venezuela al imperialismo «yankee».

En Europa los progres americanos tienen de aliados a Pedro Sánchez, a Rodríguez Zapatero, al condenado ex juez Garzón y al cesante Pablo Iglesias.

Hispanoamérica tiene un problema genético de flojera colectiva. Los millenials han ayudado a que esto aumente, pues sus padres les concedieron casi todo y no les enseñaron a sacrificarse, a levantarse temprano y a trabajar de manera constante y responsable. La autoridad de los padres, de los profesores y de la policía está en entredicho. Ni hablar de la autoridad de los pastores de la iglesia, muchos de gran categoría, pero no pocos inmorales y otros zurdos.

¿Cómo cambiar las cosas? Se requiere de paciencia, sacrificio, estudio y trabajo duro, y mayor cultura. Europa le lleva siglos por delante. Para acortar la brecha Europa-Hispanoamérica, se requiere implementar mecanismos que privilegien la educación temprana, la libertad de elegir y un Estado subsidiario.

Una prensa libre también es clave, pues hay países en la región que no tienen prensa libre: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Asimismo, desmantelar la maraña de organizaciones internacionales y hacerlas eficientes, es otra necesidad urgente.

España, por su parte, enfrascada en eternas discusiones internas y privilegiando a Europa, no potencia suficientemente sus vínculos culturales con Hispanoamérica.

Lo que viene en el corto plazo es complejo e impredecible. Dios quiera que no sigan asesinando candidatos. Los resultados finales de los procesos electorales en Ecuador y en Argentina indicarán, si la tendencia mejora o el precipicio se profundiza.