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Vincent Van Quickenborne, ministro de Justicia de BélgicaX / @politiclub

El 'Pipigate', el escándalo urinario que amenaza a un ministro belga

Vincent Van Quikenborne tuvo que disculparse públicamente para no perder el cargo de ministro de Justicia, tras las payasadas de sus amigos en su 50º cumpleaños

No se trata del Manekken Pis: el hombre que, según muestran cámaras de seguridad, orinó sobre un furgón de Policía, es en realidad uno de los invitados al 50º cumpleaños del ministro de Justicia belga.

Vincent Van Quikenborne ha tenido que disculparse ante el parlamento, y justificar el ordinario comportamiento de tres de sus invitados que, borrachos y en plena fiesta, hicieron pis sobre un furgón policial.

El ministro, quien celebró su 50º cumpleaños en su casa en Cortrique, organizó una fiesta con 60 invitados –muchos de los cuales eran aficionados al heavy metal–. «Odio admitirlo», justificó Van Quickenborne ante el Parlamento belga, «pero es en lo que me especializo. Soy fan del heavy metal».

Las cámaras de seguridad grabaron cómo tres de los amigos del ministro de Justicia salían de su casa, y orinaban en el furgón policial que estaba estacionado frente a la vivienda. El hecho se repitió en tres momentos diferentes: a las 20:39 horas, 22:05 horas y 00:02 horas.

A pesar de que las imágenes no se hicieron públicas, un periodista de VRT que las vio afirmó que comprometen al ministro. Por ello Van Quickenborne, que no negó los hechos, presentó otra grabación de las cámaras de seguridad de su casa para demostrar que no estaba al tanto de lo que sus amigos estaban haciendo.

En la grabación adicional, el ministro sale de la casa a las 3:59 de la madrugada, cuatro horas después del último incidente de sus amigos. En una secuencia de eventos que no se entienden del todo, bromea con su amigo, imita una posible postura de alguien orinando, posan para una foto, se acercan al furgón policial, y Van Quickenborne abre y cierra la puerta del vehículo.

El ministro afirmó que salió para despedirse de su mejor amigo y aseguró que no sabía lo que habían hecho sus invitados. No pudo recordar exactamente qué estaba haciendo en la grabación, pero sugirió que podría estar imitando tocar una guitarra imaginaria.

Van Quickenborne compartió que abrió y cerró la puerta del vehículo policial porque notó que no estaba bien cerrada. Añadió que se enteró del comportamiento de sus amigos días después y, en su respuesta, los insultó y les instó a presentarse ante la Fiscalía. También se disculpó personalmente «ante los policías que investigan el incidente y lamentó lo sucedido.»

Bélgica escandalizada

La anécdota no tardó en hacerse viral, y los usuarios de las redes bautizaron la situación con el nombre de 'Pipigate'. Pero aunque dio pie a bromas entre el público, también suscitó una ola de críticas por parte de los sindicatos policiales y otros políticos –y una investigación de la Fiscalía–.

La oposición belga condenó el comportamiento de Van Quickenborne, dudando de su versión de los acontecimientos. En un primer momento, se pensó que el ministro había mentido, y estado presente durante los pises de sus amigos. De haber sido así, figuras políticas como Vanessa Matz, diputada federal del partido Los Comprometidos, pedían su dimisión: «Otros ministros dimitieron por haber mentido», denunció ante La Libre.

Christoph D'Haese, alcalde de Alost, en la provincia de Flandes Oriental, criticó ante los medios que Van Quickenborne «ridiculizase» así a la Policía, y mostrase una «falta de respeto» tan grande.

Y el mes pasado, el sindicato de policía NSPV publicó un comunicado muy ácido, en el que expresaban que Van Quickenborne «no es digno de ser ministro de Justicia».

Por su parte, el primer ministro belga, Alexander de Croo, que también se encontraba en esa fiesta de cumpleaños, asegura que no presenció ninguno de los acontecimientos.