Reino Unido
Los conservadores británicos se libran de complejos y cargan contra el globalismo climático
La ministra de Seguridad Energética aseguró que alcanzar las cero emisiones continúa siendo un objetivo, pero que ese desafío no es «una religión»
En un giro político hacia argumentos «pragmáticos y proporcionados» de cara a las elecciones del próximo año, los conservadores británicos han endurecido en el congreso anual del partido que se celebra en Manchester su retórica contra las imposiciones climáticas del globalismo.
La ministra de Seguridad Energética y Cero Neto, Claire Coutinho, fijó este lunes la pauta que definirá las políticas ambientales de los «tories» en los próximos meses con un discurso en el que abogó por dejar que otros países, más contaminantes que el Reino Unido, tengan mayor responsabilidad para limitar el calentamiento.
«Es inmoral poner en práctica políticas que empobrecerán a la gente aquí cuando las emisiones están aumentando en el extranjero», dijo Coutinho, apenas dos semanas después de que el primer ministro británico, Rishi Sunak, retrasara cinco años el veto a la venta de vehículos de combustión, hasta 2035.
La ministra aseguró al mismo tiempo que alcanzar las cero emisiones continúa siendo un objetivo a largo plazo para el Reino Unido, pero sentenció que ese desafío no es «una religión», sino «una misión práctica».
El cambio en el mensaje de los conservadores en cuanto al medioambiente ha llegado ya a los diputados «tories» que hacen campaña en sus circunscripciones locales.
«Creo que debemos ser pragmáticos y proporcionados», señaló a Efe Virginia Crosbie, diputada por la región galesa de Anglesey, que defendió el argumento del Gobierno de reducir la carga que supone para los ciudadanos la lucha contra el calentamiento.
«Hemos pasado la covid, hemos sufrido la invasión de Ucrania por parte del (presidente ruso, Vladímir) Putin, y creo que lo que necesitamos es que la gente esté de nuestro lado», afirmó Crosbie.
Límites de velocidad ridículos
La diputada cargó en particular contra el límite de velocidad de 30 kilómetros por hora que ha impuesto el Gobierno laborista de Gales en carreteras donde los vehículos comparten espacio con bicicletas y viandantes, un plan contra el que ya se han recogido 450.000 firmas.
Precisamente esa medida fue tachada hoy de «castigo» a los conductores por parte del ministro de Transporte, Mark Harper, uno de los mayores críticos con la expansión de la zona de bajas emisiones para vehículos en Londres.
«Para la mayoría de la gente, el medio de transporte más importante continúa siendo el coche, la furgoneta, el camión o la motocicleta», dijo el ministro de Transporte.
«Si (solo) escuchamos en ciertos rincones de la burbuja urbana, pensaríamos que es inmoral tener un coche, que es un hábito sucio y que no es más que una opción adicional en las vidas de las personas», agregó Harper, que anunció medidas para dificultar que las autoridades locales aprueben normas para limitar el uso de vehículos privados.