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Mario Vargas Llosa en el «Encuentro por la cultura en Libertad»CVLL

Vargas Llosa aboga «ahora más que nunca» por «la libertad» ante unas 300 personalidades

El Premio Nobel reunió a unas 300 personas en el el Encuentro por la cultura en Libertad, donde hizo una firme defensa de la democracia y el estado de derecho.

«La libertad ahora más que nunca». Mario Vargas Llosa pronunció estas palabras en el discurso de inauguración de la tercera edición de la cátedra que lleva su nombre. Con la sombra alargada de la posible amnistía a los separatistas catalanes y el referéndum de autodeterminación que reclama Carles Puigdemont, el Premio Nobel hizo una firme defensa de la democracia y el estado de derecho.

El «Tercer encuentro por la cultura de la libertad» tuvo en el punto de mira a los «fanáticos» que pretenden «demoler la Constitución», a aquellos de «ideas retrógradas» que defienden los «independentistas» advirtió Vargas Llosa. De telón de fondo o en segunda línea de ataque de su discurso, tuvo a las «potencias imperialistas» que llamó por su nombre: Rusia y China.

El acto, en la espléndida finca el Jaral de la Mira, de la mano de la mano de la Fundación Internacional para la Libertad, incluyó un homenaje al recientemente fallecido, Carlos Alberto Montaner, «pensador, escritor y político cubano». A este incansable luchador por los derechos y la libertad también le dedicó Álvaro Vargas Llosa unas palabras de reconocimiento, por sus «lecciones de liberalismo».

Como su padre, con España en el corazón y en su discurso, el también escritor que firmó con Montaner y Plinio Apuleyo de Mendoza varios libros rescató el valor de la transición española y la influencia en la misma del Grupo Tácito, «fundamental para el fin pactado y pacífico del franquismo y el inicio de la Transición», como recordó en estas páginas Luis Togores, hace unos días en un perfil de Marcelino Oreja.

El Grupo Tácito, resumiría el profesor Togores, formó «personas tanto provenientes del franquismo como de la oposición democrática moderada y monárquicos juanistas que ya en la década de 1970 apostaban por una salida democrática y pacífica a la dictadura».

A ellos, a aquellos que surgieron a la sombra del colegio mayor San Pablo bajo la protección de la ACdP, Álvaro Vargas Llosa rindió un tributo especial al advertir los riesgos que corre España en estos tiempos de incertidumbre general frente a la posibilidad de que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, concreté un posible trueque de votos por impunidad y un referéndum ilegal en Cataluña.

El escritor Javier Cercas tomó la palabra y habló largos minutos en algo parecido a una clase de Bachillerato sobre sus afinidades electivas (literarias), con Mario Vargas Llosa. De España, riesgos actuales de la democracia o cualquier tema que rozara el motivo de la una convocatoria donde «Libertad» era la palabra clave estuvo ausente. César Antonio Molina debió imaginar el escenario o un imprevisto le llevó a no estar presente en un evento donde suele garantizar su presencia.

La habilidad de Javier Cercas de decir mucho de libros y nada del momento trascendente que vive o sufre España, quedó opacada por el murmullo de una audiencia que hablaba de lo que de verdad hoy importa. Eso sucedía en los corrillos donde estaban los diputados Carlos Rojas y Guillermo Mariscal o en las mesas de Albert Rivera, Begoña Villacid, el expresidente de México, Felipe Calderón, o, entre otras, la de Edurne Uriarte. Lo mismo sucedía en la que tenía como invitado a Ramiro Villapadierna, al frente de la Oficina del Español y la Hispanidad de la Comunidad de Madrid.

En español era en lo que se entendían y hablaban las cerca de 300 personas que asistieron el viernes a la tercera jornada de Cultura de la Libertad. Con acento argentino se encontraban, entre otros, Gerardo Bongiovanni, Darío Lopérfido, Alejandro Roemmers y Fernando González (El Observador). La melodía peruana la protagonizó Raúl Tola y la familia Vargas Llosa. Presente los hermanos Alvaro y Gonzalo, su madre Patricia y su hermana Morgana no pudieron acompañarles al estar en Nueva York.

Miguel Henrique Otero, director de El Nacional, puso el toque y la angustia venezolana con algunos de sus paisanos que han descubierto en Madrid un refugio donde las libertades y los derechos de todos están garantizados.

El editor y escrito gallego, Eduardo Riestra, contó la anécdota que le llevó a recibir la invitación directa de «Don Mario». Acaba de publicar El negro de Vargas Llosa y tras su lectura, el Premio Nóbel, quiso conocerle y celebrar juntos la novedad editorial.

Evento de carácter político, literario y benéfico, contó con su parte lúdica. El plato fuerte, en sentido figurado, fue el tentadero de un toro a cargo de Diego Urdiales. Cayetano Rivera, con una mano lesionada, le animo desde el burladero. Lo mismo hacían en las gradas, Esperanza Aguirre, Federico Jiménez Losantos, el exalcalde José María Álvarez del Manzano, la escritora Pilar Reyes, Juan Luis Cebrián y el resto de los participantes.

Con sabor a fogones de verdad, Mario Sandoval ofreció un festival para el paladar mientras la nota musical de despedida y cierra la puso un grupo de tango.