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Andrew Smith

Hamás asesta un golpe certero en el tablero regional y condiciona la agenda internacional

Es hora de que nuestros lideres dejen atrás su arrogancia y complacencia y comiencen a trabajar en serio en construir un orden internacional más acorde con la realidad que con sus ambiciones y fantasías emocionales

El pasado sábado 7 de octubre, la organización palestina Hamás ejecutó un ataque sorpresa contra Israel declarándole la guerra total. Durante las primeras 36 horas alcanzó todos sus objetivos iniciales. Por primera vez, desde 1948, docenas de comandos palestinos de la milicia de Hamás penetraron en territorio israelí atacando aldeas, pueblos, ciudades, bases militares, cuarteles de policía apoyados por una artillería de unos tres mil cohetes y drones con objetivos en todo territorio israelí.

Los comandos sorprendieron a los pocos efectivos militares israelís de guardia y penetraron sin resistencia en Israel secuestrando y asesinando a civiles para después atrincherarse y usarlos como escudos humanos ante la previsible reacción de Tel Aviv. Una reacción que no tardó en llegar, con bombardeos de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) a Gaza, contraataques locales y ajusticiamientos puntuales que a lunes 9 de octubre están preparando cuatro columnas blindadas para un inminente asalto terrestre al territorio de Gaza. Resultado, unos mil muertos israelíes y unos dos mil palestinos en las primeras 48 horas. Sin duda estas trágicas estadísticas aumentaran sustancialmente en los próximos días/semanas.

Las reacciones

La reacción global no trajo ninguna sorpresa. Washington, la anglo-esfera y Berlín subrayaron su apoyo total a Israel. Por su parte Moscú, Teheran, Hezbolá y los estados radicales musulmanes confirmaron el suyo a Hamás. La ONU, con su Consejo de Seguridad bloqueado por la guerra de Ucrania, trató el domingo por la noche de frenar las hostilidades y mantener la ayuda humanitaria en una incomoda equidistancia.

La gran incógnita es cuál va a ser la posición de China

La Unión Europea totalmente petrificada, una situación paradójica, irresponsable e inexplicable pues ya es la tercera guerra en sus fronteras inmediatas en lo que va de década que no logra despertar al gigante económico y a su nomenclatura para afrontar el mundo real. Al final pudo sacar un comunicado condenatorio abstracto sin comprometerse (nada nuevo desde Bruselas). La gran incógnita es cuál va a ser la posición de China.

En pocas palabras, Hamás ha infligido la «sorpresa estratégica» de la década y la mayor derrota a la inteligencia israelí desde aquel ataque del presidente egipcio Anwar Al-Sadat hace justo medio siglo que inicio la transformativa guerra de Yom Kippur de octubre 1973. La respuesta israelí no tardo en llegar, su primer ministro Benjamin Netanyahu declaró a las pocas horas «Ciudadanos de Israel, estamos en guerra. No es una operación, no es otra ronda de combates, estamos en guerra».

La ofensiva de Hamás debió de estar planificada desde hace meses

La ofensiva de Hamás debió de estar planificada desde hace meses. En las primeras 48 horas, las redes sociales de Hamás y sus simpatizantes se inundaron de mensajes, reportajes y productos sofisticados y altamente profesionales para imponer desde el principio su narrativa de la guerra a la opinión publica global.

La fecha para el comienzo de hostilidades tampoco parece elegida al azar coincidiendo con las festividades judías del Shemini Atzeret y 50 años exactamente del comienzo de la Guerra de Yom Kippur. La naturaleza de la ofensiva, una confrontación a gran escala con objetivos civiles y militares aboga por una declaración de Hamás de «Guerra total» y como en octubre de 1973 invitando al resto del mundo árabe y musulmán a extender la guerra a todo Israel y a todo el teatro de Oriente Medio.

Hamás ha abierto una nueva fase en el conflicto Israel-palestino y ha reventado las ofensivas diplomáticas y geopolíticas de las últimas décadas para la «normalización de Israel en la región» y exclusión de los «revisionistas pro palestinos de Teherán, Hezbolá, Moscú y sus satélites».

Es demasiado pronto para emitir un juicio sólido sobre el impacto del ataque, pero a diferencia de antaño, el factor nuclear y las divisiones geopolíticas imperantes tras la invasión de Ucrania, el impacto de esta fase que acaba de comenzar es probable que sea más crítico que aquella guerra convencional de octubre hace medio siglo.

Un factor clave para evaluar el impacto del posible desarrollo de acontecimientos en los próximos días/semanas es si los adversarios y sus aliados exteriores logran contener el conflicto a Gaza, los territorios de Ramala y el estado de Israel, o si se extienden en un escenario más amplio al sur del Líbano y al Sinaí, o si se amplia al marco regional y/o con la intervención de potencias globales.

Teherán y Moscú amenazan con actuar si el conflicto no es contenido y «se atienden los intereses de Hamás»

Por ahora Hezbolá se ha limitado a arengas de solidaridad, ataques con drones a las granjas Sheeba, disputadas, entre Israel, Líbano y Siria y operaciones limitadas al sur del río Litani, Por su parte Teherán y Moscú amenazan con actuar si el conflicto no es contenido y «se atienden los intereses de Hamás» y Washington ha desplegado la Sexta Flota y puesto a sus bases en la región en estado de máxima alerta.

Por ahora impera la sensatez y como en crisis anteriores todos «cruzan los dedos e imploran a Allah» para que la ofensiva de Hamás se desinfle pronto y la venganza de Israel sea limitada para volver a la «Paz caliente» de las últimas décadas. La conocida como «La escuela Inshallah de diplomacia en Oriente Medio».

Tres elementos diferenciales

Lamentablemente hay tres indicadores que nos avisan que esta guerra es distinta y nos aboca a nueva fase en la región. Dos internos y uno global. Vayamos por partes;

1. Para Israel este ataque de Hamás llega en un momento existencial para la democracia judía tras los esfuerzos del primer ministro Netanyahu de acabar con el equilibrio de poderes constitucionales de Israel y redefinir la naturaleza del Estado excluyendo a todos los que discrepen de su visión pseudo bíblica del país. Como es y era de esperar toda la clase política y la sociedad israelí apoyará al Ejecutivo mientras dure la guerra, pero los problemas estructurales permanecerán y la tentación para Netanyahu de resolver todos estos dilemas internos a través de neutralizar amenazas exteriores, es decir Irán, puede llevarle a tomar decisiones imprudentes y letales.

La causa palestina vuelve al primer plano de la agenda de seguridad global como en los años 60 y 80 y exige la implicación de la sociedad internacional

2. Para los palestinos la ofensiva de Hamás expone la inoperancia, corrupción y fracaso de la Autoridad Palestina del presidente Mahmud Abás. La Autoridad lleva lustros, desde el frustrante Yassir Arafat, tratando de ser útiles a la causa palestina con unos resultados deprimentes. El debate sobre el liderazgo palestino continuara en el plano académico y quizás diplomático pero esta ofensiva ha puesto negro sobre blanco que el liderazgo ya esta en manos de Hamás (suni) y Hezbolá (chíi) y la sumisión de sus intereses al consenso internacional no es una de las cualidades que los definen.

La causa palestina vuelve al primer plano de la agenda de seguridad global como en los años 70 y 80 y exige la implicación de la sociedad internacional.

3. Globalmente en el 2023 el mundo es más inestable, confuso y peligroso que en 1973. Aún más violento que cuando ultima intifada palestina de 2002-4. Dos factores cruciales: la hegemonía de EE.UU. y URSS es ya historia y la proliferación nuclear regional.

Estamos en un periodo de transición con potencias satisfechas en retirada, EE.UU. y europeas y potencias revisionistas regionales y globales como China, Irán, Israel, Egipto, Turquía, Pakistán, India y Arabia Saudí, algunas con vectores nucleares que limitan las opciones de consenso. Finalmente existe, lo que se llama vulgarmente la wild card o comodín, es decir una potencia en decadencia entre global y regional y a la vez revisionista, pero dispuesta a recuperar su influencia histórica, es decir Rusia.

Un acuerdo bilateral entre China y EE.UU. sobre Oriente Medio no tiene garantías si no se tiene en cuenta a los actores regionales

Por lo tanto, un acuerdo bilateral entre China y EE.UU. sobre Oriente Medio no tiene garantías si no se tiene en cuenta a los actores regionales y la debilidad e inoperancia de los foros multilaterales como la Liga Árabe, la ONU o la Unión Europea ha quitado el paraguas institucional de un posible concierto diplomático para la región.

Así pues, el 7 de octubre 2023 en Oriente Medio pasara a la historia como aquel 23 de febrero 2022 en Europa en el cual un actor revisionista –en este caso la organización Hamás–, sin duda con apoyo de Teherán, con aquel tirano del Kremlin, Putin, han dado un golpe certero en el tablero regional con implicaciones globales exigiendo que sus causas, justificadas o no, cuenten en la agenda internacional. Y para ello están dispuestos a llegar a las últimas consecuencias y arrastrar a la sociedad internacional a una espiral de violencia desconocida desde 1945. Ya es hora de que nuestros lideres dejen atrás su arrogancia y complacencia y comiencen a trabajar en serio en construir un orden internacional mas de acorde con la realidad que con sus ambiciones y fantasías emocionales.