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Carmen de CarlosElecciohes Argentina

Sergio Massa, el candidato forzado del kirchnerismo que busca una segunda oportunidad

El actual ministro de Economía asumió la Cartera con una inflación del 80 % y llega a las elecciones el domingo con un 140 %

El legislador argentino Sergio Massa

En el vestidor político de Sergio Massa se acumulan trajes hechos a medida de todos los colores. Massa, «Massita» para los que le desprecian o «ventajitas», como se refería a él Mauricio Macri, tiene madera de caudillo peronista, aunque, hasta ahora, le ha faltado la dosis necesaria de suerte que acompaña a cualquier líder de éxito.

Casado con Malena Galmarini, peronista de linaje, el actual ministro de Economía asumió la Cartera con una inflación del 80 % y llega a las elecciones el domingo con un 140 %. Con ese récord, en este siglo, en cualquier país sería impensable imaginar que alguien así pudiera pretender ser presidente, pero Argentina es otro mundo, un mundo donde a los peronistas se les perdona todo y al resto las facturas se las cobran de por vida. Eso explica que los sondeos, aunque sea por un pequeño margen, se inclinen en su mayoría a colocarle en una segunda vuelta con Javier Milei si éste no da otra sorpresa y logra imponerse en la primera vuelta.

Seguirían un camino de alternancia en el poder como el que pretendieron Néstor y Cristina Kirchner

Sergio Tomás Massa, de 51 años, estuvo a un paso de tocar el cielo de la Presidencia con las manos en 2015, pero todo fue una ilusión. Desde entonces sueña con hacer realidad un escenario que recuerda más a una adaptación, en la forma y en el fondo, de la historia del matrimonio Kirchner.

Tanto monta, monta tanto, Sergio como Malena, de lograr lo que hoy parece más que difícil, pocos dudan que seguirían un camino de alternancia en el poder como el que pretendieron Néstor y Cristina Kirchner, pero entrar por la puerta grande de las elecciones en la Casa Rosada, por el momento, les queda lejos.

Massa es un animal político sin la fiereza de Milei ni la transparencia o frontalidad de Patricia Bullrich

Massa es un animal político sin la fiereza de Milei ni la transparencia o frontalidad de Patricia Bullrich. Ha sido Administrador Nacional de la Seguridad Social, una «caja» importante que alivia mucho los gastos propios de quien la ocupa, pero también ha sido en diferentes ocasiones, diputado y senador aunque su principal logro, quizás, fue hacerse con la intendencia (municipalidad) de Tigre, en la provincia de Buenos Aires, donde el delta del río de la Plata es uno de los lugares favoritos del turismo.

Massa hizo con Cristina Kirchner lo mismo que ésta y su marido con Carlos Saúl Menem, pero a la inversa. Al difunto expresidente le ponían de ejemplo hasta que llegaron al poder. Entonces, le demonizaron y le hicieron la vida imposible.

En la campaña del 2015 Massa sacó todos los trapos sucios de CFK, siglas por las que todavía se conoce a la todavía vicepresidenta de Argentina. Amenazó con meterla en cárcel y menos guapa, la llamó de todo. Ahora, ella se resigna a tenerle de candidato y hasta aceptó ponerle de ministro.

Perdida aquella elección frente a Macri, el expresidente lamentaba la falta de palabra de Massa y su tendencia a aprovecharse de las circunstancias con escasa nobleza. Fracasado el gobierno de Macri y con los dos Fernández en la Presidencia «ventajitas» supo sacar partido a su corriente y comenzó su carrera de escalador en el desastroso gobierno de Alberto y Cristina Fernández.

Su ambición, hasta el infinito y más allá, le colocó primero como presidente del Congreso y cuando el barco de la economía argentina, una vez más, naufragaba sin remedio logró erigirse en superministro. El dedo afilado de la vicepresidenta le había elegido y olvidado todo lo que había dicho de ella.

Acostumbrado al engañó, las trampas, los atajos, el abuso de poder y la impunidad el argentino de a pie fue sorprendido con un escándalo de corrupción y faldas (por no hablar de erotismo duro) en esta recta final de campaña que ha hecho mella en la candidatura de Massa y en la de, hoy por hoy, su compañero de filas y Axel Kicillov, actual gobernador de Buenos Aires que busca su reelección.

Martín Insaurralde, su jefe de Gabinete y ex favorito de Cristina Kirchner, fue descubierto, –en un desliz de la señorita que difundió las fotos–, en un yate por Marbella con botella de champaña incluida. Al tirar del hilo se formó un ovillo de dinero de difícil justificación. Eso, sin contar la ausencia de pudor o falta de respeto a una sociedad donde su dinero vale menos que nada.

Con esta mochila a sus espaldas Sergio Massa, un modelo con más escrúpulos que Pedro Sánchez, confía en dar la sorpresa este domingo, que haya segunda vuelta y por fin, ser el primero.