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Daniela Brik

El rescate de rehenes: el gran dilema político y religioso de Israel

El Ejército israelí ha informado esta semana de que poco más de 200 familias fueron notificadas del secuestro de sus seres queridos por el movimiento islamista

Un soldado israelí pasa junto a imágenes de rehenes israelíes secuestrados por HamásAFP

La captura de 200 israelíes y ciudadanos de más de una docena de países, algunos con la doble nacionalidad, por la organización terrorista Hamás en el ataque coordinado del 7 de octubre, enfrenta a Israel a un enorme dilema político y religioso, que obliga al Gobierno de Benjamin Netanyahu a hacer todo lo que esté en su mano para recuperarlos con vida.

Qué se sabe de los rehenes

El Ejército israelí ha informado esta semana de que poco más de 200 familias fueron notificadas del secuestro de sus seres queridos por el movimiento islamista, entre los que se cuentan civiles y militares de distinto rango.

Se trata de un grupo de hombres, mujeres y niños desde los pocos meses hasta los 85 años, entre ellos 30 menores de 18 años y bebés, y de una decena a una veintena de adultos mayores de 60 años.

A última hora del viernes fueron puestas en libertad dos estadounidenses, Judith Tai Raanan, de 59 años, y su hija Natalie, de 17, según argumentó un dirigente del brazo armado de Hamás, «por razones humanitarias» y gracias a la mediación de Qatar.

El Comité Internacional de la Cruz Roja trasladó a ambas desde Gaza a Israel, y, conforme las imágenes difundidas por la Embajada de EE.UU. en Jerusalén, parecían encontrarse en buen estado de salud.

El martes Hamás dio a conocer el primer vídeo de uno de los rehenes en el que aparecía Mia Schem, una joven franco-israelí de 21 años, que pedía que se realizasen todos los esfuerzos posibles para poder regresar con su familia.

En el clip aseguraba que fue capturada en una fiesta (festival de música), que había resultado herida y había sido intervenida durante tres horas. También se la veía siendo tratada de una herida en el brazo por un supuesto facultativo no identificado.

Los rehenes fueron secuestrados por cientos de hombres armados de Hamás que se infiltraron desde Gaza en suelo israelí para acometer un asalto coordinado a poblaciones, comunidades rurales y un festival de música electrónica aledaños a la franja palestina.

Conforme a documentos que aparecieron con objetos personales de milicianos de Hamás abatidos por fuerzas israelíes, así como el relato de testigos que indicaron que la incursión incluyó camionetas y motocicletas, uno de los objetivos del ataque fue tomar un importante número de rehenes en Israel.

Dilema político

Uno de los principales desafíos a los que se enfrenta el Ejecutivo israelí en esta crisis de rehenes sin precedentes, es considerar a Hamás interlocutor para lograr la liberación de los capturados cuando oficialmente Israel no negocia con organizaciones terroristas, y de hecho, busca desmantelar su estructura militar y política en Gaza.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró tras reunirse el jueves con el presidente estadounidense, Joe Biden, haber analizado tres punto. «Primero, exigí el regreso de nuestros cautivos, y estamos trabajando juntos para su retorno de todas las formas posibles».

También demandó a la Cruz Roja «hasta su regreso», que el organismo humanitario pueda visitarlos, y por último recalcó que no autorizará asistencia humanitaria en forma de comida o medicinas desde el territorio israelí hasta la Franja de Gaza.

De sus palabras se puede inferir que el Estado judío no descarta cualquier canal o parte en el proceso de mediación, su interés en recuperar a los rehenes, si bien no mencionó la posibilidad de un canje con Hamás.

La directora del Instituto Internacional para (lucha) Anti-Terrorista (ICT, por sus siglas en inglés), Miri Eisin, antigua subdirectora del Cuerpo de Inteligencia de Combate del Ejército israelí, expresó en un seminario web la disyuntiva que se planteará un eventual intercambio de presos.

«Estoy viendo ahora a Hamás como ISIS (Estado Islámico). Van a ejecutar a rehenes, van a llevar a cabo una guerra psicológica con ellos para impactar a todo el mundo y al Estado de Israel. Van a ejecutar a mujeres, niños y sobrevivientes del Holocausto y no es que vayan a parar tras ejecutar al primero», vaticinó.

Eisin consideró que «el dilema es imposible, ¿cómo te plantas ante una organización terrorista?. Por otro lado, son nuestros ciudadanos, civiles, amigos, familia. El dilema ahí será la guerra psicológica y las carnicerías con los rehenes, porque eso es lo que hace una organización terrorista».

Y se preguntó si la sociedad israelí está «preparada para liberar a 10.000 palestinos terroristas encarcelados, muchos de ellos no tienen sangre en las manos, pero ahí está el dilema».

Confirmación de Hamás

El líder político de la rama siria de Hamás y antiguo jefe de su buró político en el exilio, Jaled Mashal, confirmó en una entrevista con el medio árabe Al Arabiya, con sede en los Emiratos Árabes Unidos, que uno de los objetivos de la organización es canjear los rehenes por presos palestinos en cárceles israelíes.

«Como hemos dicho, antes de hablar de los prisioneros que hemos tomado, hay prisioneros cautivos por el enemigo. Había 5.500 de ellos y ahora su número es 10.000. Cada día Israel arresta a 100, 200 o 1.000 en Cisjordania. La regla que seguimos es que los prisioneros sean intercambiados por prisioneros», declaró a la cadena.

Recordó que Israel excarceló a un millar de presos a cambio del soldado Gilad Shalit en 2011, retenido cinco años antes por Hamás tras un ataque a una base israelí cerca de la Frontera con Gaza.

«Hoy tenemos en nuestras manos decenas de soldados y oficiales. Con la ayuda de dios, los podremos emplear para vaciar las prisiones (israelíes). Y todos los hijos e hijas de todas las facciones serán liberados», expresó Meshal.

Obligación y tradición religiosa

A lo largo de sus 75 años, el Estado judío ha negociado la puesta en libertad de soldados, civiles, pruebas de vida e incluso restos de ciudadanos caídos en manos enemigas con organizaciones como Hamás, la chií libanesa Hezbolá, y milicias integrantes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Israel es consciente de que los grupos arados enemigos conocen el valor y obligación moral que tiene el Estado de no dejar a ningún soldado en el terreno, en manos enemigas o civil retenido.

Esa obligación no sólo es idiosincrásico, sino que tiene un origen religioso sobre el que se basa la tradición de conservar la vida de los capturados, así como en la idea de que el cuerpo es sagrado y debe volver a la tierra en su totalidad y lo antes posible.

«Hay una gran tradición que viene de la época de Abraham, cuando su sobrino Lot es secuestrado por la gente de Sodoma y él lo va a rescatar. Está basada en ese texto bíblico donde aparece la tradición judía de «pidion shvuim», «el rescate de aquellos que están secuestrados», explicó a El Debate Mario Karpuj, rabino de la comunidad judía masortí Bet-El de Madrid.

Matizó que esa obligación religiosa y considerada una de las más importantes por muchos rabinos, tiene «un pequeño límite» en el hecho de que «hay que cumplirla de una manera que sea justa y lógica porque si no, es alentar a los secuestradores a seguir haciéndolo».

A este respecto, Alex Sherman, padre de un soldado capturado por Hamás el 7 de octubre reconoce que «nadie quiere que pase lo que pasó con Gilad Shalit».

«Están trabajando en mi país para que eso no suceda otra vez. Pero si mi hijo va a pagar el precio con su vida en la invasión, puede ser que así sea», concluyó.