Argentina: ¿Y ahora, qué hacer con Massa y Milei?
El espacio de la moderación y el centro, es en el que se juegan la vida política para llegar a la Casa Rosada los dos supervivientes de la votación del domingo. Y ese espacio, el de la coalición de Juntos por el Cambio es el que ya ha empezado a implosionar
El 25 de octubre de 2015 Mauricio Macri perdió en primera vuelta contra Daniel Scioli. El candidato peronista logró un 37% de los votos mientras el liberal cosechó el 34 %. Este domingo el hasta ahora kirchnerista, Sergio Massa, se impuso con un 36 % largo frente al excéntrico Javier Milei, que se quedó a un par de décimas del 30 %.
En el balotaje Macri le dio la vuelta a la tortilla del escrutinio y salió electo presidente en noviembre. No tuvo que romper demasiados huevos para lograrlo ni hacer extraños malabares en campaña. Los argentinos estaban saturados de la década en el poder del matrimonio Kirchner y especialmente de su viuda, Cristina, que había elegido como sucesor a un pusilánime como Scioli confiada en que ella sería el poder en la sombra. Con matices, lo mismo que haría, hace cuatro años, en ese caso con éxito, con Alberto Fernández.
Milei rediseña su estrategia y se apresuró a bajar el tono y hasta la cabeza ante Patricia Bullrich
Javier Milei, el líder libertario que surgió de la noche a la mañana sueña con repetir la hazaña de Macri el mes próximo. Para lograrlo rediseña su estrategia y se apresuró a bajar el tono y hasta la cabeza ante la mujer que calificaba de terrorista y que le había querellado por eso. Milei pasó de llamarla «tirabombas montonera» a decir el lunes que, si quiere, podría ser su ministra de Seguridad porque ese trabajo lo sabe hacer de forma impecable.
En menos de 24 horas los zarpazos salvajes de Milei se transformaron en caricias de gato en busca de los votos del centro derecha que representaba Bullrich, la gran derrotada.
Con más picardía y sin exhibirlo todavía, el actual ministro de Economía del gobierno de Alberto y Cristina Fernández, negocia bajo la mesa con el sector más afín de la UCR (Unión Cívica Radical) que forma parte de la coalición Juntos por el Cambio y que, con motivo, está enfadado con sus socios. De paso, Massa tienta al círculo de Horacio Rodríguez Larreta, el perdedor de las primarias con Bullrich, con quien mantiene una estrecha relación.
Massa anunció una «gobierno de unidad nacional» para resolver la herencia maldita que se deja a sí mismo
Ese espacio, el de la moderación y el centro, es en el que se juegan la vida política para llegar a la Casa Rosada los dos supervivientes de la votación del domingo. Y ese espacio, el de la coalición de Juntos por el Cambio es el que comienza a implosionar.
El baile del dólar
Massa anunció una «gobierno de unidad nacional» para resolver la herencia maldita que se deja a sí mismo. Asesorado por Gutiérrez Rubí, consultor favorito del kirchnerismo, modula el tono y abre los brazos a la conciliación como si el pirómano fuera el mejor bombero. En simultáneo, como ministro de Economía en ejercicio, anuncia otro baile del dólar para la exportación. El festival de valores de la divisa estadounidense no tiene precedente ni comparación posible en ninguna otra parte del mundo.
Ironías de este proceso electoral que empezó con las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias), Milei y Massa han intercambiado los papeles. En agosto el primero fue el cisne negro que revolucionó y dejó en shock a todos y el domingo, ese mismo efecto es el que produjo Massa reconvertido ahora en favorito para el 19 de noviembre.
Los que no votaron a uno ni al otro son los que tienen la varita mágica del voto para decidir al sucesor de un presidente anodino que no pudo intentar su reelección y quizás, sólo quizás, tenga la suerte de lograr que su ministro de Economía, el responsable del 140 % de la inflación y de más del 40 % de la pobreza que reina en un país rico, lo logre.
Les unirá el espanto que les produce el otro, pero nunca la pasión o la confianza en Milei o en Massa
Esos votantes forzados a elegir al que no quieren, tienen ese poder de veto y voto para la Casa Rosada. Les unirá el espanto que les produce el otro, pero nunca la pasión o la confianza en Milei o en Massa.
Dicho de otro modo, por un lado están lo que se quedarán en casa, por otro los que voten a Massa porque les asusta a Milei y por último, los que elegirán a éste porque no soportan más que Argentina siga en manos del peronismo, una anomalía de la política que parece haber nacido para ser eterna.