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Kevin McCarthy (d), expresidente de la Cámara de Representantes y Jim Jordan (i)) el candidato fallido a sustituirloAFP

Estados Unidos

Radiografía de la guerra de clanes entre los republicanos de la Cámara de Representantes

Las divisiones entre los republicanos han provocado un caos y un vacío de poder en la Cámara Baja y en la política estadounidense en general

Al menos cinco facciones dentro del Partido Republicano compiten por dominar la Cámara de Representantes de EE.UU. donde los republicanos tienen mayoría, pero sus luchas internas la han convertido en ingobernable.

Kevin McCarthy logró conciliar en enero los intereses de las cinco facciones después de 15 intentos para ser electo presidente o 'speaker' de la Cámara, pero pocos meses después el reto fue insostenible y el 3 de octubre, el líder republicano fue destituido abriendo una lucha frenética por su sustitución.

Los cinco clanes republicanos*

  • Republican Study Committee (174 congresistas)
  • Main Street Caucus (67 congresistas)
  • House Freedom Caucus (45 congresistas)
  • Republican Governance Group (42 congresistas)
  • Problem Solvers Caucus (31 congresistas)

* Algunos congresistas se han unido a varios y otros a ninguno. Los listados son estimativos pues las listas de miembros no son públicas

El principal candidato a sustituir a McCarthy era Steve Scalise, pero se retiró de la contienda la semana pasada después de no conseguir los 217 apoyos necesarios. Luego Jim Jordan -respaldado por Donald Trump- fundador del House Freedom Caucus, fue descartado como candidato el viernes tras perder tres intentos de ser electo.

Kevin McCarthy (D), expresidente de la Cámara de Representantes de EE.UU. y Jim Jordan (Iz de espalda) candidato a sustituirloAFP

Nuevos aspirantes serán evaluados en un foro que los congresistas republicanos realizarán el lunes por la tarde. Entre los nombres que suenan están el de Kevin Hern, representante del primer distrito de Oklahoma.

Sin un presidente, la Cámara de Representantes está paralizada mientras se avecina un «cierre» del gobierno el próximo 17 de noviembre. Este vacío de poder lo provocaron ocho miembros de la Cámara que destituyeron a un presidente por primera vez en la historia de Estados Unidos.

Un grupo rebelde

Los rebeldes son miembros del ala más a la derecha del partido agrupados en el House Freedom Caucus. Este grupo ha estado condicionando a la dirección del partido desde su formación en 2015.

Fue este grupo, con el congresista por Florida Matt Gaetz a la cabeza, el responsable de bloquear la confirmación de McCarthy en enero durante 14 rondas de votación, antes de aceptarlo finalmente, con salvedades, el día 15.

Fue precisamente Gaetz quien en julio pasado presentó una resolución para recortar toda ayuda a Kiev alegando «el pueblo estadounidense verá quién quiere representarlos y quién quiere representar a Crimea». Dicha propuesta fue respaldada por 70 congresistas republicanos.

Una tormenta perfecta

Las divisiones entre los republicanos se han visto exacerbadas por tres factores. En primer lugar, la escasa mayoría que obtuvo el partido en las elecciones intermedias del año pasado lo cual ha otorgado poder de veto sobre la elección del líder a cualquier rebelde capaz de reclutar a otros cuatro para su causa.

En segundo lugar, el simultáneo control demócrata de la Casa Blanca y el Senado -luego de las elecciones intermedias- ha frustrado los esfuerzos republicanos por hacerse cargo de la agenda nacional. No impedir que los demócratas aprobaran grandes leyes liberales bajo el gobierno de Biden, como la Ley de Reducción de la Inflación, ha provocado disputas entre los republicanos.

En tercer lugar está la figura de Donald Trump. Durante un tiempo, inmediatamente después de esas decepcionantes elecciones intermedias, por las que muchos culparon al expresidente, parecía que la influencia de Trump sobre el partido podría estar disminuyendo, para alivio de las figuras republicanas del establishment.

Sin embargo, la amplia ventaja de Trump de cara a la nominación presidencial republicana ha acabado con esa idea de declive y por el contrario ha asegurado que su carácter impetuoso y disruptivo se apodere de los procesos internos del partido y los institucionales en el Capitolio.