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Maniobras del Ejército de TaiwánAFP

EE.UU. tratará de convertir a Taiwán en una potencia militar capaz de doblegar al Ejército chino

El Pentágono se implicará en la reconstrucción de un Ejército de Tierra taiwanés capaz de resistir un asedio del Ejército chino

Los inesperados frentes abiertos en los últimos años a los intereses de Estados Unidos en distintos puntos del mundo –la guerra de Ucrania, ahora la de Gaza– han obligado a la administración Biden a implicarse en conflictos con los que no contaba.

Sin embargo, aunque el foco mediático se encuentra situado en otros puntos, la gran prioridad de Estados Unidos a largo plazo sigue siendo la contención de China.

China es el gran rival económico, político y militar de Washington y la piedra angular de todo el entramado de equilibrios entre ambas potencias es Taiwán.

A caballo de la aventura belicista de Putin en Ucrania, la China de Xi Jinping ha tensado la cuerda con Taiwán.

Pekín no oculta sus pretensiones expansionistas: no reconoce la soberanía e independencia de Taiwán y expone abiertamente sus planes para invadirla y anexionarla al régimen comunista.

Según la BBC, en Washington manejan informes preocupantes que indican que Taiwán ha malgastado las décadas de apoyo militar estadounidense hasta situarse en una situación de clara inferioridad respecto a Pekín.

Taiwán funciona con material anticuado, carece de las unidades necesarias de material militar moderno, sus tropas están mal entrenadas y la motivación está por los suelos.

En el Pentágono domina el desánimo respecto a las posibilidades de Taiwán de defenderse a corto o medio plazo de una invasión china.

La sensación imperante es que el Ejército taiwanés es, en la práctica, inexistente, por lo que se debe reconstruir.

La administración Biden ha comenzado a ponerle remedio y ha aprobado una partida de 80 millones de dólares en ayuda militar, una cifra que puede parecer irrisoria en comparación con los miles de millones de dólares en ayuda militar a Ucrania y que, sin embargo, ha desatado una ira sin precedentes en el gobierno chino, destaca la BBC.

La misma Taiwán, recuerda la televisión británica, recibirá otra ayuda estadounidense de 14.000 millones de dólares.

El problema con esos 80 millones de dólares es que no son préstamos, sino una ayuda directa procedente del programa de financiación militar al extranjero, un programa reservado únicamente a países soberanos reconocidos internacionalmente. Y Taiwán no lo es.

Para China, esos míseros 80 millones de dólares suponen un reconocimiento implícito a la soberanía e independencia de Taiwán por parte de Estados Unidos, algo que la Casa Blanca ha negado.

Pero el problema no sólo se centra en las implicaciones diplomáticas de ayudar a Taiwán con un fondo pensado para Estados soberanos.

Esos 80 millones de dólares es sólo el comienzo, el primer paso de una carrera de ayuda miliar a Taiwán que podría llegar a los 10.000 millones de dólares en cinco años.

Ese es el plazo que, según la BBC, se habría dado la administración Biden para rearmar a Taiwán, para dotar a la isla de un Ejército en condiciones capaz de resistir una agresión de la China continental.

Con ese dinero, el Ejército de Taiwán deberá renovar sus carros de combate, dotarse de modernos blindados, de nuevo armamento ligero, de misiles antitanque Javelin y Stinger, que se han mostrado esenciales en la guerra moderna tras la experiencia ucraniana.

Taiwán necesita sistemas antiaéreos, sistemas de misiles de medio y largo alcance, pero, sobre todo, Taiwán necesita entrenar sus tropas, dotarlas de una conciencia de combate de la que ahora carecen.

Las fuerzas terrestres taiwanesas están muy degradadas tras décadas de priorizar la fuerza aérea y naval.

La doctrina tradicional respecto a China defendía que en un conflicto bélico entre Taipei y Pekín la victoria se decidiría en función del dominio de los cielos y de las aguas del estrecho de Taiwán.

Los asesores del Pentágono han recomendado a Taiwán que refuerce sus defensas terrestres, y convierta Taiwán en una «fortaleza».

Para ello deberá sacar a su Ejército de la obsolescencia, prepararlo para el combate en la selva, para el combate urbano, fortalecer la artillería y la infantería.

Por el momento, tropas taiwanesas se encuentran ya en Estados Unidos para entrenarse, al mismo tiempo que el Pentágono está trasladando asesores a Taiwán para ayudarla a reconstruir sus fuerzas terrestres.

El objetivo es que Taiwán se dote en los próximos años de un poderoso Ejército que le permita disuadir a China de una invasión terrestre, y convertir la isla en una fortaleza.