¿Puede el socialista António Costa volver a presidir el gobierno portugués?

Portugal vive semanas de infarto político. El pasado 7 de noviembre el socialista António Costa dimitía como primer ministro de Portugal por un caso de corrupción y tráfico de influencias en el que, según la Fiscalía, estaba implicado.

El centro de la trama se ubicaba en unas minas de litio del norte de Portugal en cuyo proceso de concesión de los derechos de exploración habría intervenido personalmente Costa.

El Tribunal Supremo anunció una investigación como imputado del primer ministro y Costa, por respeto a la institución, presentó su dimisión ante el presidente de la República, aunque aseguraba no entender los motivos de la acusación en su contra.

Junto a él, se imputaron a varios miembros de su gobierno, dos de los cuales incluso fueron detenidos. La Policía registro la residencia oficial de Costa y varios ministerios.

Días más tarde, la Fiscalía solicitó la prórroga de la prisión preventiva para dos de los detenidos, además de anunciarse la aparición de una importante cantidad de dinero en el despacho del jefe de gabinete de Costa en el palacio presidencial.

La clave de la imputación de Costa se sostenía en la grabación de una llamada telefónica en la que uno de los implicados citaba el nombre de «António Costa».

Sin embargo, el 12 de noviembre trascendió que la investigación había cometido un error al transcribir la grabación de la llamada y confundió a António Costa, primer ministro, con António Costa, ministro de Economía.

El hecho de que ambos políticos compartieran nombre y apellido facilitó la confusión. El implicado en la trama de corrupción no era el primer ministro, sino el ministro de Economía. El 13 de noviembre el juez ordenaba la puesta en libertad de todos los detenidos.

¿Había dimitido Costa por un caso construido sobre bases erróneas? ¿Podría revertir su dimisión y volver al gobierno una vez demostrado que no está implicado en el caso?

Esta última posibilidad parece descartada teniendo en cuenta que el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, ha convocado elecciones y en el Partido Socialista ya se ha abierto el proceso para nombrar sucesor de Costa.

El mismo Costa descartó cualquier forma de regreso: «Con gran probabilidad no volveré a ocupar ningún cargo público».

Aunque se haya reconocido que la imputación de Costa se debió a un error, lo cierto es que importantes figuras de su gobierno sí lo están, lo que deslegitima en gran medida su labor en el gobierno y dificultaría su posible regreso.

Mientras tanto, arrecian en Portugal las presiones para que dimita la Fiscal General Lucília Gago. Sin embargo, fuentes de a judicatura consultadas por CNN Portugal recuerdan que el ministerio público no exigió la dimisión de Costa, fue el primer ministro el que decidió dimitir cuando ni siquiera estaba acusado.

En ese sentido el periódico apunta a un futuro más concreto para Costa. Si consigue limpiar del todo su nombre y dejar fuera de toda duda su honorabilidad, podría presentarse a presidente de la República en las elecciones de 2026.

Aunque Patricia Calca lo ve complicado pues, el simple hecho de haber sido señalada, aunque luego se demuestre su inocencia, es suficiente para considerar a Costa políticamente irrecuperable.