La guerra amenaza con expandirse al sur de Gaza mientras Israel destruye la casa del jefe político de Hamás
El Ejército israelí consolida su control sobre el norte del enclave palestino y concentra sus esfuerzos en el hospital Al-Shifa, donde, aseguran, se localiza la base de operaciones de Hamás
La ciudad de Gaza se ha convertido en un territorio inhóspito. La mayoría de los edificios están completamente derruidos, los carros de combate israelíes patrullan las calles y los soldados se adentran en las pocas construcciones que aún quedan en pie, en busca de milicianos de Hamás. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) concentran, todavía a estas horas, gran parte de sus esfuerzos en el principal hospital de la Franja de Gaza, el Al-Shifa, donde afirman que, bajo tierra, la organización fundamentalista tiene su base central de operaciones.
El jefe del departamento de quemados del hospital aseguró, ayer por la noche, que se podían oír disparos en las afueras del complejo y que las excavadoras israelíes estaban apartando los vehículos de la entrada para poder acceder con material militar. En un comunicado, las FDI han explicado que «durante los registros efectuados en una de las salas del hospital, las tropas localizaron una sala con medios tecnológicos, junto con material militar y de combate utilizado por la organización terrorista Hamás». Unas acusaciones que la milicia fundamentalista han negado.
Tras más de dos semanas, la maquinaria militar israelí avanza sin descanso en su operación terrestre en la Franja de Gaza. El Ejército israelí ya se ha hecho con los principales núcleos de poder de Hamás, entre los que se encuentran el Parlamento y la sede del Gobierno del enclave. Esta misma mañana también han anunciado la toma del principal puerto de Gaza, bajo control, hasta entonces, de la organización terrorista. Durante la operación, aseguran, «se destruyeron unos diez pozos de túneles, así como otras infraestructuras de Hamás, y murieron diez terroristas. Los túneles utilizados en la zona conducían directamente al mar para facilitar infiltraciones marítimas no detectadas».
Otro gran golpe que se atribuye Israel es el ataque contra la casa del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh. «Durante la noche, aviones de combate de las Fuerzas de Defensa de Israel atacaron la residencia de Ismail Haniyeh, jefe del Buró Político de Hamás», quien vive exiliado en Qatar desde hace años, ha revelado un portavoz del Ejército. La residencia de Haniyeh, asegura Israel, estaba siendo utilizada como punto de encuentro de los altos dirigentes de Hamás para coordinar ataques terroristas contra civiles israelíes y soldados.
Por ahora, la operación militar israelí sobre Gaza se había limitado al norte del enclave, además de alguna incursión «quirúrgica» en el sur, pero, todo parece indicar, que el Ejército del país hebreo tiene previsto ampliar la ofensiva. Los palestinos han amanecido, además de con el usual sonido de bombas, con octavillas advirtiendo a la población de que huyeran de algunas zonas del sur del enclave, según ha informado la agencia de noticias Associated Press. El Ejército ha usado el mismo modus operandi que en el norte, avisando de que cualquier civil que se encuentre cerca de milicianos o de sus posiciones «está poniendo su vida en peligro».
El propio ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ya adelantó el miércoles que la operación terrestre «incluirá finalmente tanto el norte como el sur. Atacaremos a Hamás dondequiera que esté». A medida que Israel ha conseguido consolidar su control sobre el norte de Gaza, los combates empiezan a trasladarse al sur del enclave, donde se refugia la mayoría de los gazatíes. Unos 2,3 millones de personas se encuentran hacinadas en esta parte de la Franja, un territorio ya de por sí densamente poblado. Las condiciones en el sur se han ido deteriorando y las necesidades más básicas son cada vez más difíciles de satisfacer, mientras que los bombardeos israelíes siguen arrasando las infraestructuras del enclave.
La guerra, que ya ha entrado en su sexta semana, ha acabado con la vida de más de 11.00 palestinos, dos tercios de ellos mujeres y menores, según las autoridades sanitarias palestinas. Israel, por su parte, contabiliza 51 militares muertos durante la ofensiva contra Hamás, a los que se suman los 1.400 asesinados por la organización terrorista, durante la masacre del pasado 7 de octubre, y más de 200 rehenes.