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Frans Timmermans, junto a Ursula von der Leyen

Frans Timmermans, candidato de la izquierda en las próximas elecciones de Países Bajos, junto a Ursula von der LeyenAFP

Elecciones

Timmermans, ex vicepresidente de la Comisión Europea, pincha en las encuestas para gobernar Países Bajos

El «efecto verde» era la gran esperanza de su candidatura para unir a una izquierda dividida pero no parece cuajar como se esperaba

Este miércoles tendrán lugar las elecciones generales en Países Bajos y el candidato de la izquierda Frans Timmermans no logra pasar del tercer puesto en las encuestas a pesar de que todo el mundo le veía como caballo ganador desde el momento en que anunció su candidatura.

Estas elecciones son de vital importancia en clave europea y por eso todo un dirigente como Timmermans –ex vicepresidente de la Comisión Europea y principal promotor de las políticas verdes– dejó sus cargos en Bruselas para dirigir a la izquierda hacia una supuesta victoria en un momento de extrema debilidad política.

El holandés parecía tener todo de frente: experiencia en gestión, buenas conexiones en altos niveles y una propuesta económico-social muy acorde a lo que reclama transversalmente gran parte de sus votantes en el resto del continente. Es más, él ha sido uno de los abanderados del movimiento verde en los últimos años.

Sin embargo, Timmermans ha cambiado parte de su discurso mantenido en Bruselas durante las últimas semanas. La razón es política. Sus adversarios han conseguido un gran apoyo entre los trabajadores del campo, maltratados durante el Gobierno del ex primer ministro Mark Rutte.

Las políticas climáticas no son de su agrado y la imposición a la fuerza de la agenda verde es lo que llevó a gran parte de los agricultores y ganaderos a levantarse contra el anterior Ejecutivo. Las imágenes de tractores lanzando excrementos contra edificios de gobierno pasarán a la historia como el ejemplo de un sector harto de ser la cabeza de turco de la clase política y asociaciones ambientalistas.

Sabedor de esto, Timmermans ha modificado sus objetivos hasta el punto de que algunos son todo lo contrario a lo que había sostenido hasta hace muy poco. Entre otros, anunció que no obligaría a reducir las emisiones de nitratos para 2030 en caso de convertirse en primer ministro. Cuando ocupaba la silla de vicecomisario de Medioambiente en Bruselas, era de los que estaban a favor de reducirlas hasta en un 90 %.

La incoherencia a veces se paga en política. En este caso es más que evidente: hasta su jefe de campaña arremetió contra él el pasado 16 de noviembre señalando que «no tiene realmente una estrategia».

En las encuestas durante el verano se daba por ganador a la unión del Partido socialdemócrata de izquierdas (PvdA) y los Verdes (GL) con un 18 % de los votos en julio, y ahora están en tercera posición con el 16 %. El equilibrio entre estos dos partidos parece imposible en este momento.

La alternativa está en la derecha

Países Bajos se enfrenta a una serie de problemas semejantes a los de sus socios europeos: inmigración masiva y saturación del sistema de asilo, mal funcionamiento general del sistema de salud pública y de otros servicios de la administración, problemas en el sector primario, inflación y aumento del coste de vida

En el espectro político opuesto al del anterior Ejecutivo se encuentran dos partidos: el Foro por la Democracia (FvD) de Thierry Baudet y el Partido por la Llibertad (PVV) de Geert Wilders. Si bien ninguno tiene opciones de gobernar en solitario o en tándem, sí que pueden resultar fundamentales a la hora de investir un nuevo gobierno.

Este lunes, Baudet fue atacado durante un acto de campaña en un bar por uno de los asistentes con una botella. Logró golpearle hasta dos veces en la cabeza pero el político no sufrió heridas graves.

Si a estos dos partidos se les suma el Movimiento Ciudadano Agrícola (BBB, creado tras las protestas de los agricultores y ganaderos), podríamos estar ante un Ejecutivo con un perfil muy marcado en la protección de los intereses nacionales.

El PVV se encuentra en cuarto lugar con un 13 % de los votos; BBB, con un 6 % y FvD, con un 3 %. Los tres juntos podrían romper el tablero si apoyaran al saliente VVD (Partido Popular por la Libertad y la Democracia) del liberal Rutte, pero lo más probable es que intente repetir con sus anteriores aliados: D66 (liberal demócratas), CDA (Llamamiento Demócrata Cristiano) y CU (Unión Cristiana).

Por el momento las opciones son limitadas. En segunda posición se encuentra el partido Nuevo Contrato Social (NSC, de centro) con un 18 %, quizás más propenso a formar gobierno con la derecha al haberse creado en agosto de este año y no tener ninguna mochila política a la que prestar atención.

Su líder, Pieter Omtzigt, exmiembro de los democristianos, ha supuesto una revolución parlamentaria desde el centroderecha. Puede que tenga en sus manos el futuro del país.

El VVD aguanta pese a los escándalos

El primer ministro saliente Mark Rutte ha protagonizado varios escándalos estando al frente del Gobierno holandés. La mayor polémica fue el conocido como 'escándalo de las guarderías' en septiembre de 2018: 26.000 padres fueron acusados erróneamente de presentar solicitudes fraudulentas de prestaciones, siendo obligados por el Estado a devolver íntegramente las ayudas recibidas.

El 15 de enero de 2021 (dos meses antes de las elecciones generales de ese año), parte de su gabinete dimitió tras una investigación parlamentaria que concluyó que se habían violado «principios fundamentales del Estado de derecho».

Pese al escándalo, Rutte repitió y obtuvo 34 de los 150 diputados de la Cámara holandesa pero no fue hasta diciembre de 2021 que cerró un acuerdo de coalición con D66, CDA y CU, la misma coalición anterior. Es decir, estuvo en funciones desde marzo hasta diciembre. Ocho meses de negociaciones que apenas duraron 18 meses en el gobierno, al dimitir el pasado junio.

En la dimisión tuvo mucho que ver la presión de los agricultores a los que pretendía expropiar terreno para, entre otras cosas, reubicar inmigrantes. La movilización consecuente no tiene precedentes en el continente.

La crisis institucional en Países Bajos tras el paso de los liberales es grave y la sucesora de Mark Rutte, Dilan Yesilgöz-Zegerius, tiene la tarea de arreglar los platos rotos de su antecesor. De momento, su partido es primero en las encuestas.

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