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El ministro británico de Exteriores, David CameronAFP

Reino Unido convoca al embajador ruso por el caso de ciberespionaje contra políticos británicos

Los servicios secretos rusos hackearon cientos de dispositivos de personas de interés de alto nivel del Reino Unido desde 2015

El ministro de Exteriores británico, David Cameron, convocó al embajador ruso en Londres para expresar la profunda preocupación del Reino Unido por el espionaje masivo que los servicios secretos rusos, el FSB, realizó desde 2015 contra políticos, empresarios, funcionarios, periodistas y agentes sociales británicos.

Una unidad especial del FSB, denunció Cameron, hackeó cientos de dispositivos electrónicos de personas de alto perfil vinculadas con la administración británica y estructuras estratégicas británicas par obtener información y documentos con los que crear inestabilidad en Reino Unido y perjudicar su democracia.

Reino Unido apunta directamente al Centro 18, una unidad dentro del FSB, responsable de la creación y coordinación del grupo de hackers al servicio del Kremlin Star Blizzard, también conocido como Callisto.

El ministerio de Exteriores británico declaró en un comunicado, que, a pesar de que se ha confirmado una fuga de documentos, «los intentos de interferir en la política y la democracia del Reino Unido no han tenido éxito».

La Agencia Nacional contra el Crimen del Reino Unido ha señalado, y sancionado, a dos miembros de Star Blizzard como máximos responsables de las operaciones de hackeo y espionaje.

Se trataría de Ruslan Aleksandrovich Peretyatko, oficial de inteligencia del FSB, y Andrey Stanislavovich Korinets, miembro de Callisto.

Aseguró, no obstante, que «a pesar de sus repetidos esfuerzos, han fracasado». Señaló que «al sancionar a los responsables y convocar hoy al embajador ruso, estamos exponiendo sus malignos intentos de influencia y arrojando luz sobre otro ejemplo más de cómo Rusia elige operar en el escenario global».

El ministro del Interior, James Cleverly, declaró que «un ataque contra nuestras instituciones democráticas es un ataque contra nuestros valores y libertades británicos más fundamentales. El Reino Unido no tolerará la interferencia extranjera y, a través de la Ley de Seguridad Nacional, estamos haciendo del Reino Unido un entorno operativo más difícil para quienes buscan interferir en nuestras instituciones democráticas».