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Vista aérea del PentágonoAFP

Un informe de inteligencia de EE.UU. ilustra la destrucción del Ejército ruso en la guerra de Ucrania

Rusia sigue perdiendo soldados y material a pasos agigantados en Ucrania, y habría perdido ya el 87 % de sus tropas previas a la invasión

Un informe de inteligencia de Estados Unidos desclasificado, presentado por la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Andrienne Watson, en el Congreso, desvela que las fuerzas rusas han sufrido pérdidas masivas en la guerra de Ucrania que suponen el 87 % del total de sus efectivos previos al inicio de la invasión.

Señala el informe de inteligencia que desde el 23 de febrero de 2022 en que comenzó la ocupación rusa de Ucrania, han muerto 315.000 de los 360.000 soldados con que contaban las fuerzas rusas movilizadas antes de la guerra.

Además, habrían perdido también 2.200 de los 3.500 tanques en servició y 4.400 de los 13.600 blindados y vehículos de transporte de tropas.

Ello implica que las fuerzas terrestres rusas sufrieron la pérdida de una cuarta parte de su arsenal y equipo militar previo a la invasión.

Pese a ello, y a los graves problemas de movilización, logística, moral y disciplina de las tropas, las fuerzas rusas han demostrado una enorme capacidad de regeneración, y han sido capaces de recuperarse hasta destacar en este momento en el escenario bélico ucraniano a 617.000 combatientes, según confirmó el mismo Putin.

Ese esfuerzo se ha logrado por medio de las sucesivas campañas de reclutamiento impulsadas por el decreto de movilización parcial adoptado en septiembre de 2022, así como por el reclutamiento masivo en cárceles del país y el reclutamiento de solicitantes de asilo e inmigrantes naturalizados.

A pesar de esas pérdidas, apunta el informe, Rusia está decidida a seguir adelante con la guerra, con independencia del coste.

El mismo informe señala que Rusia se está preparando para una posible futura guerra convencional a gran escala con la OTAN, aunque los esfuerzos en Ucrania están impidiendo alcanzar los objetivos propuestos.

El informe expuesto por Andrienne Watson en el Congreso analiza también algunos de los episodios inmediatos registrados en la guerra, como la reciente y fracasada ofensiva rusa a lo largo del eje Avdiivka-Novopavlivka, donde las fuerzas rusas han perdido en tan solo unas semanas de combate, desde octubre pasado, 13.000 solados y 220 vehículos.

La sangría rusa es de tal calibre que están sufriendo las mayores cifras de bajas diarias, superando desde hace semanas, más de mil muertos al día. En las últimas 24 horas, según datos difundidos por el alto mando ucraniano, murieron en combate 1.300 soldados rusos.

Con esta clase de ofensivas localizadas en puntos concretos donde la inteligencia rusa cree que es más fácil romper las líneas ucranianas, el Kremlin busca más debilitar el apoyo de los aliados occidentales a Ucrania que alcanzar objetivos operativos útiles para la victoria militar.

Sin embargo, destaca el informe, Rusia solo ha sufrido inmensas pérdidas humanas si obtener a cambio ningún avance importante en el campo de batalla.

Según esa tesis, se abriría a partir de entonces la ventana de oportunidad para que las fuerzas rusas obtengan una notable ventaja sobre las ucranianas y recuperen la iniciativa militar.

En ese sentido, el Institute for the Study of War (ISW), en su comentario al informe, apunta a que, ante el fracaso de la contraofensiva ucraniana y el bloqueo de la ayuda estadounidense por el veto republicano en el Congreso, el alto mando ruso se habría precipitado con un intento de ofensiva en la creencia de que las fuerzas ucranianas colapsarían.

A medida que las fuerzas ucranianas reducían sus operaciones de contraofensiva, el alto mando ruso ordenó a sus tropas lanzarse sobre las filas ucranianas, en particular sobre la localidad de Avdiivka, sin prepararse adecuadamente y pese a la necesidad de priorizar las operaciones de invierno.