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Soldados israelíes se preparan para ir a la Franja de GazaAFP

Israel ignora las críticas por su ofensiva en Gaza y mantiene la presión sobre los bastiones de Hamás

El ministro de Exteriores israelí insiste en que «continuará la guerra contra Hamás, con o sin apoyo internacional»

Israel se enfrenta a una doble batalla. En el plano diplomático, el país hebreo tiene cada vez más frentes abiertos, mientras que su apisonadora militar avanza firme sobre una inhóspita Franja de Gaza. Países, antaño fieles aliados de Israel, han empezado a mostrar sus discrepancias con la ofensiva militar, que ya ha matado a más de 18.000 palestinos, de los cuales alrededor del 70 % eran niños y mujeres, según datos del Ministerio de Salud palestino, dirigido por Hamás.

Estados Unidos, con el presidente Joe Biden a la cabeza, ha sido el último en mostrarse crítico con la campaña militar israelí en Gaza. El presidente estadounidense confesó, este martes, que los bombardeos «indiscriminados» le cuestan el apoyo internacional a Israel. Pero no se quedó solo ahí, Biden fue más allá y aseguró que, a pesar de que Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, es «un buen amigo, tiene que cambiar». «Este Gobierno de Israel le está dificultando mucho moverse», prosiguió el mandatario estadounidense, en referencia a los partidos ultraortodoxos y nacionalistas que conforman el Ejecutivo israelí.

Biden, de hecho, criticó directamente al ministro de Seguridad Nacional, el ultranacionalista Ben Gvir, y lamentó que «este sea el gobierno más conservador de la historia de Israel». Reproches que en Tel Aviv no han sentado nada bien, sobre todo, porque estas declaraciones coincidían con la aprobación de una resolución de alto el fuego en Gaza de Naciones Unidas. A pesar de que la iniciativa no es vinculante pone de manifiesto que el Estado judío está cada vez más aislado en el plano internacional.

Pero a Israel ya poco le importan las críticas. El ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen, ha vuelto a asegurar que la guerra contra Hamás en el enclave palestino seguirá «con o sin apoyo internacional». «Israel continuará la guerra contra Hamás, con o sin apoyo internacional», insistió Cohen en un comunicado y señaló que «en este momento [un alto el fuego] sería un regalo a la organización terrorista Hamás y le permitiría volver a amenazar a los habitantes de Israel».

Netanyahu tampoco quiso ser menos, y desde un centro de detención en el sur de Israel donde milicianos de Hamás – detenidos en el enclave– están siendo interrogados, dirigió un mensaje a los soldados asegurando que «continuaremos hasta el final, hasta la victoria, hasta la eliminación de Hamás», incluso a pesar de la presión internacional. «Nada nos detendrá», afirmó. Sordo ante las críticas y el aumento de la presión internacional por implantar un nuevo alto el fuego en Gaza, la campaña militar israelí avanza sin descanso. Aunque las batallas son cada vez más cruentas, y así lo reconoció el primer ministro israelí, que expresó su agradecimiento a los soldados, añadiendo que «ayer –en referencia al martes– tuvimos un día muy duro» cuando diez soldados murieron en una emboscada de Hamás en el norte de la Franja.

El martes fue una de las jornadas más duras para Israel en lo que va de guerra. Una emboscada de Hamás en el barrio de Shejaiya, en la ciudad de Gaza, acabó con la vida de diez soldados, entre los que se encuentra un coronel, el militar de más alto rango que pierde la vida durante la incursión terrestre. Una jornada que aviva los fantasmas de la guerra en la Franja de 2014, cuando en esta misma localización, otros siete soldados israelíes perdieron la vida tras ser alcanzado el vehículo blindado en el que viajaban por milicianos de Hamás. Esta emboscada, además, pone en dudas las palabras del ministro de Defensa israelí, Yoav Galant, que, poco antes, había asegurado que «Hamás está al borde de la disolución». Desde el inicio de la guerra, al menos 115 soldados israelíes han muerto y 600 han resultado heridos.

La campaña militar israelí continúa también en el campo de refugiados de Yabalia, en el norte, así como en en el sur, con fuertes combates en el principal bastión de la organización fundamentalista en la zona, Jan Yunis, donde la mayoría de los 1,8 millones de gazatíes desplazados por la guerra –de un total de 2,3 millones– ha tratado de hallar refugio desde que Israel ordenara evacuar el norte el pasado 12 de octubre. Pero uno de los mayores desafíos que aún tiene pendiente Israel es desmantelar la red de túneles subterráneos de Hamás. Según ha informado The Wall Street Journal, el Ejército israelí habría empezado a inundar estas galerías, donde también podrían estar escondidos los más de cien rehenes que aún permanecen cautivos en el enclave palestino.

El día después de Hamás en Gaza es también otro de los puntos de desencuentro entre Israel y Estados Unidos. Biden ha defendido que debe ser la Autoridad Nacional Palestina (ANP) quien administre el enclave mediterráneo una vez que termine la guerra. Sin embargo, Netanyahu se ha opuesto frontalmente a esta posibilidad. «Después del gran sacrificio de nuestros civiles y nuestros soldados, no permitiré la entrada a Gaza de quienes educan para el terrorismo, apoyan el terrorismo y financian el terrorismo», zanjó el martes el primer ministro israelí. En este punto de tensión, el asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan, llega hoy a Israel para encauzar de nuevo la sintonía entre Washington y Tel Aviv.