Israel hace oídos sordos a las peticiones de Estados Unidos y avanza implacable en la Franja de Gaza
Washington insiste en que ha llegado el momento de que el Ejército israelí inicie una campaña de baja intensidad en el enclave palestino, pero Tel Aviv no parece estar dispuesto a ceder
La guerra en la Franja de Gaza está lejos de acabar. Estados Unidos lleva semanas aumentado la presión sobre Israel, sobre todo, tras la ruptura del alto el fuego, el pasado 1 de diciembre, para que minimice las bajas de civiles palestinos y permita la entrada de más ayuda humanitaria al enclave. Aún así, Tel Aviv no ha dudado en asegurar que la guerra durará «varios meses más». El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, viajó ayer hasta Israel para intentar resolver los desencuentros y diferencias en torno a la campaña militar israelí en Gaza y, sobre todo, abordar el futuro del enclave el día después de Hamás.
Este último punto es el que mayor tensión provoca entre ambos. Washington apuesta por que la denostada Autoridad Nacional Palestina (ANP), bajo el liderazgo de Mahmud Abás (88 años), sea quien administre Gaza, mientras que Tel Aviv ha descartado por completo esta posibilidad. De hecho, medios israelíes han filtrado que Netanyahu opta por Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudí como socios preferentes para la reconstrucción de Gaza.
Con las preferencias de Israel sobre la mesa, Sullivan hizo una parada técnica en Riad, antes de su visita al país hebreo, para abordar con el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán (MBS) «una serie de asuntos bilaterales y regionales, incluidos los esfuerzos en curso para crear nuevas condiciones para una paz duradera y sostenible entre israelíes y palestinos», según un comunicado de la Casa Blanca. Ya en Israel, el consejero de Seguridad Nacional de Biden se reunió con Netanyahu y su gabinete de guerra.
A pesar de los continuos llamamientos de Estados Unidos, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, aseguró frente a Sullivan, que la contienda durará todavía «varios meses». «La organización islamista Hamás se ha desarrollado a lo largo de una década, y no es fácil destruirla», explicó el ministro israelí. Unas palabras que siguen la línea marcada por Netanyahu que, anteriormente, había garantizado que la guerra seguirá hasta la eliminación definitiva de Hamás.
Declaraciones que han sido contestadas desde Washington por el propio presidente Biden. «Quiero que se concentren en cómo salvar vidas civiles, que no dejen de perseguir a Hamás, sino que sean más cuidadosos», aseveró el mandatario estadounidense, que pidió a Israel que inicie una campaña de baja intensidad en Gaza. «La cuestión realmente es cuándo pasará Israel de las operaciones de alta intensidad que están en marcha hoy a una que sea más precisa y selectiva», apuntó el presidente de Estados Unidos. Pero la campaña militar israelí en el enclave palestino continúa sin cambios.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) mantienen la presión sobre los grandes bastiones de Hamás, tanto en el sur como en el norte de la Franja. Según ha asegurado el Ejército israelí, sus tropas han conseguido destruir el cuartel general del Batallón Shejaiya de Hamás, en la ciudad de Gaza, al tiempo que avanzaban hacia el corazón de Jan Yunis, ciudad natal del líder de la organización islamista, Yahya Sinwar, y del jefe de las Brigadas Al Qasam –brazo armado de Hamás–, Mohamed Deif. Israel, además, ha recuperado el cuerpo de tres rehenes secuestrados el pasado 7 de octubre. Se trata de tres soldados que han sido identificados como Elia Toledano, de 28 años, el sargento Ron Sherman, de 19 años, y el soldado Nik Beizer, de la misma edad.
Para los palestinos, encerrados en el enclave, Gaza «ya no es un lugar habitable», denunció el comisionado general de UNRWA, Philippe Lazzarini. La guerra se ha llevado por delante la vida de más de 18.000 gazatíes, según datos del Ministerio de Salud de la Franja, gobernada por Hamás. Lazzarini explicó que la situación humanitaria en el enclave es tan desesperada que los palestinos han llegado a abalanzarse sobre los envíos de ayuda humanitaria ante la falta de alimento.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha revelado que la mitad de la población de Gaza, de 2,3 millones de habitantes, está muriendo de hambre a medida que se expande el ataque militar de Israel en la parte sur del enclave y la población se queda sin suministros.
Un nuevo acuerdo sobre los rehenes
Como parte del acuerdo del alto el fuego de una semana a finales del mes de noviembre, Hamás liberó a 111 secuestrados, pero todavía quedan cautivos 123 israelíes. Israel ha priorizado la ofensiva militar y parece que la posibilidad de que se negocie un nuevo acuerdo de canje de rehenes por prisioneros palestinos no está en la agenda del Ejecutivo de Netanyahu. Según informa el medio israelí Haaretz, el Gobierno no permitió que el jefe del Mossad, David Barnea, viajará hasta Qatar, para entablar nuevas conversaciones indirectas con Hamás.