La trágica muerte de tres rehenes a manos del Ejército israelí eleva la presión para un nuevo acuerdo con Hamás
La muerte de tres rehenes por disparos del propio Ejército israelí ha abierto un cisma entre la sociedad y el Gobierno de Benjamin Netanyahu. La ofensiva militar sobre la Franja de Gaza está provocando la condena de gran parte de la comunidad internacional. Estados Unidos, aliado indiscutible de Israel, ha trasladado, primero en privado y desde hace semanas públicamente, su preocupación al país hebreo por los «indiscriminados bombardeos». El presidente Joe Biden sugirió a su «amigo» Netanyahu que era hora de cambiar de socios, ya que «estaba empezando a perder apoyo».
Israel, que hasta ahora ha hecho oídos sordos a las peticiones de un nuevo alto el fuego, se encuentra en una difícil encrucijada. La muerte de los tres rehenes israelíes ha provocado un torrente de críticas contra Netanyahu y su Gobierno, cada vez más presionados para que lleguen a un nuevo acuerdo con Hamás, para la liberación de los cautivos. Los fallecidos fueron identificados como Yotam Haim (28 años), Alon Shamriz (26 años) y Samer Talalka (25 años). Los tres figuraban entre los al menos 129 israelíes que todavía están secuestrados en Gaza y de los que alrededor de una veintena se cree están muertos.
A medida que se conocen más detalles sobre sus muertes, los reproches contra el Ejecutivo israelí se elevan. Israel ha reconocido que los tres rehenes «iban sin camiseta y con una bandera blanca» en el momento en el que un soldado disparó contra ellos, al identificarlos «erróneamente como una amenaza». Estas revelaciones han provocado un tsunami de reacciones condenando al primer ministro israelí. De hecho, los familiares de los rehenes improvisaron una protesta el viernes en la rebautiza como Plaza de los Secuestrados, en Tel Aviv, que volvieron a repetir ayer.
«Nos estamos dando cuenta poco a poco de que el Ejército por sí solo no puede funcionar», denunciaron los allí reunidos, que exigen un liderazgo político fuerte y culpan a Netanyahu de la tragedia. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han intentado salir del paso explicando que «los terroristas se mueven vestidos de civil, en zapatillas y vaqueros, hay muchas emboscadas. Tratan de engañarnos, nos hablan en hebreo (...) Las fuerzas están bajo intensa presión».
Las FDI han asegurado que ya han puesto en marcha una investigación «al más alto nivel», por lo que se espera que todavía sigan saliendo a la luz más detalles sobre este «trágico accidente», aseguró el portavoz militar israelí para los medios extranjeros, Richard Hetch. El primer ministro calificó la muerte de los tres rehenes como «una tragedia insoportable». Netanyahu acudió a su cuenta en la red social X, antes Twitter, a última hora de la tarde del viernes para lamentar la pérdida de los tres rehenes israelíes.
«Todo el Estado de Israel estará de luto esta noche. Mi corazón está con las afligidas familias en estos difíciles momentos», declaró Netanyahu, que aprovechó para inculcar ánimo a los soldados desplegados en Gaza. «Fortalezco a nuestros valientes guerreros que penetran en la sagrada misión de devolver a nuestros secuestrados, incluso a costa de sus vidas. Incluso en esta difícil noche, vendaremos nuestras heridas, aprenderemos las lecciones y continuaremos con un esfuerzo supremo para devolver a casa sanos y salvos a todos nuestros secuestrados», afirmó.
Pero a Netanyahu se le ha reprochado no haber dado la cara y delegar en el portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, la difícil labor de anunciar la muerte de los cautivos y reconocer el fallo de sus soldados. Dos días después, el primer ministro decidió pronunciarse y a última hora del sábado se dirigió a la población para reafirmar que la campaña militar en Gaza se mantendrá ya que, según Netanyahu, «solo la presión militar» sobre Hamás «conducirá a la liberación de todos nuestros secuestrados».
En cuanto a la muerte de los tres israelíes a manos de su propio Ejército, Bibi –apodo con el que ser refieren a Netanyahu– volvió a pasar de puntillas, mientras que el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Herzi Halevi, se vieron obligados a a asumir toda la responsabilidad de la tragedia del viernes. «Está prohibido disparar contra quienes izan una bandera blanca y piden rendirse», reconoció el alto mando militar, a la vez que trataba de justificarse por «la presión bajo la que actúan sus soldados».
Ante el aumento de las críticas, el Gabinete de guerra –formado tras el brutal ataque terrorista de Hamás contra territorio israelí– se ha reunido esta noche para debatir la posibilidad de un nuevo acuerdo con el grupo fundamentalista. Asimismo, el portal de noticiasWalla reveló que el viernes el jefe del Mosad, David Barnea, se reunió con el primer ministro de Qatar, en un esfuerzo por retomar el contacto indirecto con Hamás.