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Los palestinos revisan los escombros tras el bombardeo israelí en Rafah, en el sur de la Franja de GazaAFP

Hamás se opone a un intercambio de prisioneros mientras no haya un alto el fuego permanente en Gaza

Tras casi tres meses de guerra, un 67 % de los israelíes está a favor de un nuevo acuerdo entre Israel y la organización islamista para la liberación de cautivos

La guerra en la Franja de Gaza no cesa. El sonido de las bombas y la artillería inunda el día a día de los gazatíes desde hace ya casi tres meses. Solo un breve alto el fuego de una semana, el pasado mes de noviembre, logró que tanto Israel como Gaza vivieran unos días de esperanza y calma. En este cese de hostilidades se logró un muy esperado intercambio de 104 rehenes israelíes por 240 prisioneros palestinos. Pero, el pasado 1 de diciembre, el alto el fuego terminó e Israel retomó la ofensiva militar con mayor crudeza, llegando también al sur del enclave, donde se refugia la mayor parte de la población, que ya había huido previamente del norte.

Una nueva negociación está en curso, espoleada por la muerte a manos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) de tres cautivos que habían huido de los milicianos de Hamás y aparecieron con el torso desnudos –para demostrar que no iban armados– mientras ondeaban una bandera blanca. Los soldados israelíes, al pensar que era una emboscada, dispararon a quemarropa contra los rehenes, mientras que un tercero consiguió escapar y resguardarse en un edificio cercano, donde, finalmente, también fue abatido por el Ejército israelí.

Desde este trágico incidente, los familiares de los rehenes han redoblado la presión sobre el Gobierno de Benjamin Netanyahu para que llegue a un acuerdo con Hamás, que permita la liberación de los cautivos. El primer ministro israelí se había mostrado contrario a iniciar cualquier tipo de diálogo con la organización islamista, ya que consideraba que ceder ahora, daría «fuerzas» a Hamás. Sin embargo, en la última semana, este discurso ha virado. Pero, ahora, quien impone mayores exigencias es la milicia fundamentalista.

Hamás está aprovechando el delicado momento que atraviesa la sociedad israelí, para lanzar una guerra psicológica, con la publicación de nuevos vídeos de rehenes. El líder político de la organización islamista, Ismail Haniyeh, y sirviéndose de este juego sucio, ha exigido un alto el fuego permanente en Gaza para que se puedan iniciar unas negociaciones. Unas exigencias que sabe que Netanyahu no aceptará. El primer ministro israelí ha respondido a Haniyeh diciendo que le ofrece únicamente dos opciones «rendirse o morir». «No tienen ni tendrán otra opción», aseguró.

«Estamos luchando hasta la victoria. No detendremos la guerra hasta que logremos todos sus objetivos: completar la destrucción de Hamás y liberar a todos nuestros rehenes», reafirmo, este jueves, el primer ministro israelí. A pesar de que las negociaciones parecen congeladas, Haniyeh viajó hasta El Cario para mantener conversaciones con el jefe de Inteligencia egipcio, Abbas Kamel, sobre un posible nuevo intercambio. Se cree que todavía quedan en la Franja de Gaza 129 rehenes, de los que un número indeterminado estarían muertos.

Tras casi tres meses de guerra, un 67 % de los israelíes está a favor de un nuevo acuerdo entre Israel y Hamás para la liberación de rehenes, según la última encuesta publicada en el diario Maariv. Aunque, el 22 % de los encuestados se opone a un alto el fuego permanente, y apuesta por una fórmula similar a la del pasado mes de noviembre.

El futuro de Gaza

El Ejecutivo de Netanyahu ha pasado de defender que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) no administrará nunca la Franja de Gaza a declarar que apoyarían una «reformada» ANP en el enclave. Tzachi Hanegbi, jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, en una columna de opinión publicada en el periódico saudí Elpah, aseguró que «Israel es consciente del deseo de la comunidad internacional de integrar la Autoridad Palestina en la Franja de Gaza el día después de la caída de Hamás. Dejamos claro que para que esto suceda, la Autoridad Palestina tendrá que someterse a una reforma fundamental».

Unas palabras que contrastan con las pronunciadas por Netanyahu hace apenas unas semanas, en las que aseveró que «tras la eliminación de Hamás, la Franja de Gaza será desmilitarizada, estará bajo el control de seguridad de Israel y no habrá en ella ningún factor que nos amenace, ni que eduque a sus hijos para destruirnos». Pero, mientras que Israel planea el día después de Hamás en Gaza y trata de alcanzar un nuevo pacto para la liberación de más rehenes, la maquinaria militar israelí se ensaña con el enclave, tanto en el norte, donde ya afirman que mantienen el control, como en el sur. Especialmente, en Jan Yunis, donde se cree que se esconde el líder de Hamás en la Franja, Yahya Sinwar.

Tras tres meses de ofensiva israelí, varias zonas de Gaza han alcanzado el nivel más alto, el de «catástrofe», en el baremo de Naciones Unidas sobre inseguridad alimentaria. «La falta de alimentos es tan extrema que uno de cada cuatro hogares en la Franja sufre inanición, tasas alarmantemente altas de desnutrición aguda entre los niños más pequeños y un exceso significativo de mortalidad», ha advertido este jueves Acción contra el Hambre. El Ministerio de Salud gazatí, en manos de Hamás, ha contabilizado 290 muertos en las últimas 48 por ataques israelíes. Una cifra que no hace más que abultar el elevado número de muertos que ya superan los 20.000 palestinos, en su mayoría niños y mujeres.