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El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, durante la conferencia anual para periodistas en BudapestAFP

Relaciones Budapest-Bruselas

Hungría mantiene el pulso a la UE en todos los frentes a pesar de las presiones

Viktor Orbán no quiere dar su brazo a torcer y mantiene vetos en la OTAN, a Ucrania y rechaza el nuevo pacto de inmigración

La Unión Europea ha pisado el acelerador en este final de año para aprobar una serie de paquetes legislativos bajo la presión de la presidencia española. La proximidad de las elecciones de junio de 2024 incomoda a parte de la clase dirigente porque los resultados pueden dar al traste con algunas de las propuestas estrella de esta legislatura. A esto se le suma la presidencia rotatoria de Hungría del segundo semestre del año que viene que se prevé un campo de minas para Budapest. Viktor Orbán ha sido el protagonista de los dos últimos meses al frenar muchas de las propuestas y, a pesar de la presión recibida, el mandatario húngaro se mantiene firme.

Esta presión en los dos sentidos no se entendería sino fuera por la tensión existente debido a la congelación de diversos fondos europeos a Hungría por «incumplimiento del Estado de derecho», según explica Bruselas. Ambas partes consideran que están siendo chantajeados. Este jueves Viktor Orbán acusó de esta práctica a la UE por retener los fondos restantes. La diplomacia húngara ha resultado efectiva y, por el momento, se han desbloqueado unos 20.000 millones de euros del total de 50.000 millones.

Para conseguirlo, es cierto que Orbán ha tenido que dar su brazo a torcer hasta cierto punto. En la reciente reunión del Consejo Europeo se ausentó en el momento de la votación para apoyar el inicio de conversaciones de adhesión con Ucrania. Es un método inusual pero efectivo ya que se requiere unanimidad. Fuentes de la Comisión explican que eso es «un signo de buena voluntad» por ambas partes. Política pura y dura, punto de encuentro entre intereses contrapuestos.

Rechazo a la ayuda ucraniana

El mandatario húngaro reafirmó este jueves su oposición a que la Unión Europea active una nueva ayuda a Ucrania de 50.000 millones de euros. Durante su encuentro anual con la prensa internacional, Orbán declaró: «No estamos a favor de un crédito conjunto». Considera que esta medida sería perjudicial para el presupuesto comunitario. No le falta razón, la revisión del Marco Presupuestario Plurianual 2021-2027 todavía no está aprobado y el paquete ucraniano iría dentro de esta ampliación.

Orbán criticó la efectividad del préstamo conjunto adoptado para el fondo de recuperación de la pandemia de covid, señalando que «muchos países de la UE aún no han accedido a esos fondos». La referencia a su caso es obvia ya que una de las condiciones que exige Budapest para ayudar es tener acceso al cien por cien de lo que se le debe.

En juego están 22.000 millones de euros asignados a Budapest dentro de la Política de Cohesión, debido a infracciones de la Carta Europea de Derechos Fundamentales, según informa Bruselas. Recientemente, se desbloquearon 10.200 millones tras aprobarse la reforma judicial exigida por el Ejecutivo comunitario.

La UE cumple con su compromiso

Bruselas realizó este jueves el último desembolso de ayuda a Ucrania para el año 2023 por un valor de 1.500 millones de euros. “Hemos transferido los últimos 1.500 millones de euros de nuestro paquete de ayuda a Ucrania para el 2023. Necesitamos alcanzar un acuerdo para seguir brindando el apoyo necesario a Ucrania para su recuperación, reconstrucción y reforma", dijo la presidenta de la Comisión.

El total transferido se destinará a salarios, pensiones, servicios básicos como hospitales, escuelas y refugios para personas desplazadas, así como a la reparación de infraestructuras críticas dañadas por la guerra con Rusia.

Ante las dudas cada vez más evidentes sobre la capacidad de Kiev para cumplir con sus compromisos, la Comisión Europea confirmó que Ucrania cumplió con las condiciones para recibir esta ayuda relacionadas con estabilidad macroeconómica, mejora del marco de insolvencia y fortalecimiento del Estado de derecho, incluyendo la instauración de un fiscal especial contra la corrupción, entre otras reformas.

La UE ha otorgado un total de 85.000 millones de euros en diferentes formas de ayuda a Ucrania desde el inicio de la agresión rusa en febrero de 2022, incluyendo asistencia financiera, de emergencia, humanitaria y militar.

Críticas al nuevo pacto migratorio

Viktor Orbán criticó el nuevo pacto inmigratorio y de asilo aprobado por la Unión Europea bajo la presidencia rotatoria española y abogó por la aplicación del enfoque de su país que restringe el acceso de los refugiados hasta que sus solicitudes de asilo sean aprobadas.

Hungría frenó el año pasado más de 4.000 asaltos a su frontera y es uno de los adalides de la defensa del espacio Schengen desde 2015 a raíz de la crisis de falsos refugiados que inundó Europa de inmigrantes por varios flujos inmigratorios. Tan solo Alemania recibió a un millón de personas ese mismo año. Las decisiones de Angela Merkel en aquel momento es lo que ha llevado ahora al canciller Olaf Scholz a exigir mano dura con la inmigración.

Hungría sostiene que las solicitudes de asilo deben presentarse en las embajadas húngaras ubicadas en países vecinos no comunitarios, como Ucrania o Serbia.

Mantiene veto a Suecia en la OTAN

Hungría mantiene sus reservas respecto a la entrada de Suecia en la OTAN, desmintiendo cualquier acuerdo de bloqueo con Turquía, el otro miembro de la Alianza que aún no ha dado su aprobación.

Viktor Orbán hizo hincapié en que la fecha para la aprobación «será determinada por el Parlamento húngaro», agregando que existen «reservas» entre los diputados sobre este tema. Fidesz, que cuenta con mayoría absoluta, ha estado posponiendo el debate para ratificar la entrada de Suecia en la OTAN, argumentando que el país escandinavo ha expresado críticas severas hacia la supuesta deriva antidemocrática en Hungría. Budapest juega de nuevo sus cartas en el momento adecuado.

El primer ministro recordó que tras la aprobación húngara a la entrada de Finlandia el 23 de marzo pasado, Finlandia junto a otros países de la Unión Europea denunciaron a Hungría por aprobar una ley que vincula la homosexualidad con la pedofilia. Tomaron nota para no cometer el mismo error.

Fidesz negocia con el ECR

El partido de gobierno húngaro Fidesz está en proceso de negociación con el grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) para una posible cooperación en el Parlamento Europeo después de las elecciones de 2024, según anunció el propio Ejecutivo.

Están en una etapa de negociación y conocimiento mutuo con el ECR, liderado por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Orbán considera este asunto como «técnico», pero subrayó la importancia de no perder de vista la gran meta estratégica.

Según Orbán, el objetivo está relacionado con su percepción de que en Bruselas los asuntos están tomando una dirección preocupante. Destacó que la Unión Europea enfrenta serios problemas al no resolver temas como la inmigración, mientras la economía del continente se encuentra en declive.

El mandatario criticó la élite de Bruselas, argumentando que tanto la izquierda como la centroderecha «quieren lo mismo», lo cual, en su opinión, ha llevado a una falta de cambios en las políticas de la UE.

El Fidesz se vio obligado en 2020 a abandonar el grupo del Partido Popular Europeo (EPP) en el Parlamento Europeo antes de que se votara su suspensión, debido a posturas que los diputados conservadores europeos consideraban incompatibles con su familia política.

La familia natural sería el ECR de Meloni pero ambos dirigentes son líderes naturales y eso puede que se entienda como un escollo para la colaboración. En Identidad y Democracia (ID) están figuras como Geert Wilders, Marine Le Pen y Matteo Salvini. La presión a Budapest para unirse a un grupo crece ya que lo impulsaría en las encuestas electorales.