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El nacimiento montado esta Navidad en una iglesia de Belén, en CisjordaniaEFE

La guerra en Gaza vacía los Santos Lugares a las puertas de la Navidad en Jerusalén

Las angostas calles que conducen hacía la Vía Dolorosa, estrechas y bulliciosas, están ahora vacías y la mayoría de puestos cerrados

La puerta de Jaffa es el acceso más directo hacia los Santos Lugares del cristianismo en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Dejando a la derecha la Torre de David y a la izquierda el Patriarcado católico, se accede a las callejuelas que conducen a la basílica del Santo Sepulcro, casi siempre abarrotada, y que en estos días de Adviento, y tras la restauración del Santo Sepulcro, debería lucir especialmente hermosa.

Las angostas calles que conducen hacía la Vía Dolorosa, estrechas y bulliciosas, están ahora vacías y la mayoría de puestos cerrados. Solo deambulan por ellas, siempre con paso acelerado, los judíos ultraortodoxos camino del Muro de las Lamentaciones y los palestinos que se dirigen a rezar a la Explanada de las Mezquitas. En algunas esquinas, como la que hay frente a la Hospedería Austriaca, patrullas de soldados realizan controles rutinarios.

La actividad en la Explanada y las llamadas de los muecín al rezo se siguen mezclando con el tañer de las campanas del Monasterio de San Marcos y la Iglesia de la Condenación e imposición de la cruz, ambas dentro de la Ciudad Vieja.

La Hospedería siempre tiene el cartel de completo y reservar sitio para dormir debe hacerse con meses, pero desde la matanza perpetrada por Hamás el 7 de octubre, las cancelaciones se acumulan. Excepto El Al, la mayoría de compañías aéreas han cancelado sus vuelos a Israel y los peregrinos llegados de los cinco continentes han dejado de hacer el Vía Crucis siguiendo las estaciones de Jesucristo hasta la crucifixión. Diez de las estaciones están marcadas en las calles de la Ciudad Vieja y las cuatro últimas discurren dentro de la basílica. Las señales de las estaciones conviven, en ocasiones, con placas que recuerdan asesinatos cometidos por terroristas en esas mismas calles.

Dentro de las milenarias murallas, las calles del barrio judío son las que estos días ofrecen una mayor apariencia de normalidad. Los ultraortodoxos están exentos del servicio militar y siguen acudiendo al Muro y las yeshivas –escuelas religiosas– que permanecen abiertas. Los puestos de comida y restaurantes cercanos al Cardo y a la plaza de la Gran Sinagoga están abiertos y ofrecen comida gratuita a los soldados y reservistas movilizados. Cerca de la Gran Sinagoga está la Casa de España, un albergue para sefardís que visitan el Muro. Aunque también ha sufrido anulaciones de reservas, sigue teniendo actividad dado que muchas familias que celebran los bar mitzvah en el Muro se siguen alojando ahí.

Gil Gidron, presidente de la Cámara de Comercio España-Israel, afirma que «a pesar de que con el conflicto bélico en marcha la economía israelí sufre, la experiencia dice que al finalizar la guerra el PIB se recupera a dos dígitos». Los augurios de Gidron no son consuelo para los comerciantes de la Ciudad Vieja de Jerusalén, un recinto amurallado de un kilómetro cuadrado donde viven 35.000 personas rodeados de unas murallas imponentes de doce metros de altura construidas por Solimán I en el siglo XVI.

Alrededor del Santo Sepulcro hay una entramado de callejuelas repletas de tiendecillas de figuras, crucifijos y rosarios tallados en madera de olivo. Estas tiendas, regentadas en su mayoría por cristianos de origen palestino, que han pasado los establecimientos de padres a hijos durante generaciones, permanecen cerradas en un momento en que para ellos, a las puertas de Navidad, es su verdadera temporada alta.

Un hombre carga un pino antes de Navidad, en la Puerta Nueva de la Ciudad Vieja de JerusalénAFP

La piedra de la unción a la entrada del Santo Sepulcro no está rodeada estos días de centenares de personas ni es preciso guardar una larga cola para acceder al Sepulcro ni los pocos visitantes que hay serán reprendidos, como acostumbran, por los monjes guardianes cuando la oración dentro del Sepulcro se prolonga excesivamente.

En la parte árabe de la Ciudad, la actividad bulliciosa de la Puerta de Damasco ha disminuido algo, pero sigue siendo el punto neurálgico del recinto amurallado. Acaso estos días se ha reforzado la presencia militar dado que este punto es lugar habitual de concentraciones palestinas.

Al otro lado de la valla, en Belén, el campo de los pastores, donde está la capilla donde hubo la primera anunciación del nacimiento de Jesucristo está prácticamente vacía y en la cercana plaza de la Natividad, en el centro de Belén, casi todos los puestos de objetos religiosos que rodean la basílica están cerrados.

Cuando nace un niño en Israel los padres siempre rezan para que, cuando cumpla los 18 años, haya llegado la paz y no tenga que ir al servicio militar, esta Navidad a un lado y otro de la valla, en Jerusalén y Belén, todos los judíos, cristianos y palestinos de buena voluntad le rezarán a su Dios para que llegue la paz y con ella el sonido de prosperidad que no es otro que el bullicio de las calles llenas.