Navalni se pronuncia por primera vez tras ser trasladado a una prisión en el Ártico
En un día tan simbólico como es Navidad, 25 de diciembre, el equipo del opositor ruso Alexéi Navalni conseguía conocer su paradero. Tras casi tres semanas sin noticias de él, finalmente, Kira Yarmish, portavoz del opositor, anunció que le habían trasladado a una prisión del círculo Polar Ártico, cerca de los Urales.
Desde su entorno aseguraron que el opositor ruso se encontraba bien, aunque bastante aislado del exterior. Hoy, el propio Navalni se ha podido pronunciar. «No os preocupéis por mí. Estoy bien. Estoy muy feliz de haber llegado a mi destino», ha asegurado en una carta colgada en su canal de Telegram.
Navalni desveló que llegó el sábado a la penitenciaría IK-3 del distrito autónomo de Yamalo-Nenets tras 20 días de viaje desde Moscú a la localidad de Jarp con escalas en varias ciudades, incluida la capital de los Urales, Yekaterimburgo, y Vorkutá, hogar de uno de los más temidos Gulag soviéticos.
Admitió que el traslado, conocido en Rusia como «etapirovanie», fue «bastante agotador», pero añadió que su estado de ánimo es, «de todas formas, excelente».
«No esperaba que alguien me encontrara hasta mediados de enero. Por eso, me sorprendí tanto cuando por la tarde la puerta se abrió con las palabras: 'Ha venido su abogado'. Dijo que me habíais perdido de vista y que algunos incluso se preocuparon por mí. ¡Muchas gracias por el apoyo!», explicó.
Navalni señaló que la prisión se encuentra dentro del círculo polar ártico y que cuando mira por la ventana de su celda «al principio es de noche, después llega la tarde y de nuevo la noche».
La localidad de Jarp, que tiene unos 6.000 habitantes, se encuentra a casi 2.000 kilómetros de Moscú o unas 45 horas en tren desde la capital rusa. Jarp está a menos de 50 kilómetros de Salejard, la capital administrativa de este territorio que tiene una superficie mayor que la de Francia, pero que está poblada por solo medio millón de habitantes.
Según uno de sus colaboradores en el exilio, Iván Zhdánov, es conocido con el nombre de «Lobo polar», considerada una de las prisiones más lejanas de la civilización de toda Rusia y que fue construida sobre la base de un Gulag.
«Fugarse es prácticamente imposible. Por un lado, cientos de kilómetros de tundra, por el otro, las montañas del Ural ártico. Por eso encierran allí a los criminales más terribles y a los asesinos en serie», aseguró Iván Vostrikov, colaborador del opositor en la región siberiana de Tiumén, en las redes sociales.
Uno de los principales directivos de la expropiada petrolera Yukos, Platón Lébedev, sirvió parte de su condena en dicha prisión, que se encuentra en una zona de hielos perpetuos (permafrost).
Hace diez días los servicios penitenciarios rusos (FSIN) admitieron que Navalni había sido trasladado desde la cárcel donde cumplía condena en la región de Vladímir «en virtud del fallo dictado por el Tribunal Urbano de Moscú el 4 de agosto» pasado, que incluía una nueva pena de 19 años por extremismo.
Navalni, que cumple casi 30 años de cárcel por diversos delitos, fue trasladado tras anunciar una campaña contra la reelección en 2024 del presidente Vladimir Putin, en el poder desde el año 2000.