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El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en su llegada al último Consejo Europeo del pasado añoEFE

Fondos europeos

Budapest recibe 445 millones de euros de los fondos congelados después del visto bueno a su reforma judicial

La estrategia diplomática húngara surte efecto y consigue desbloquear cerca de 22.000 millones de euros pendientes en los últimos meses

Hungría ha recibido una inyección financiera de 445 millones de euros este martes provenientes de los fondos de cohesión de la Unión Europea congelados por incumplimiento del Estado de derecho. Este desembolso representa la primera parte de la suma desbloqueada el pasado diciembre después de que la Comisión Europea diera su aval a una reforma judicial promovida por el gobierno húngaro.

El Ejecutivo liderado por Viktor Orbán afirmó en un comunicado que se trata de la primera transferencia de los fondos de cohesión correspondientes al periodo 2021-2027. Unos recursos que han llegado a otros Estados miembros menos a Hungría y que está consiguiendo gracias a la necesidad imperante de Bruselas de aprobar los nuevos presupuestos para ampliar la ayuda financiera a Ucrania.

La misma Comisión había retenido aproximadamente 22.000 millones de euros en fondos regionales destinados a Hungría. En diciembre se descongelaron 10.200 millones de euros del total.

La Comisión Europea, durante el mes pasado, reconoció que Budapest había cumplido las diversas reformas que se habían solicitado. Estas incluyen medidas para fortalecer el Consejo Nacional del Poder Judicial y mejorar la independencia judicial del Tribunal Supremo de Hungría, entre otras acciones.

Discrepancias internas

Gran parte del arco parlamentario europeo celebró en su momento el castigo impuesto a Hungría y Polonia por un evidente sesgo ideológico. El castigo de la Comisión se basó en aspectos técnicos, pero nadie niega que la motivación fue ideológica por el pulso mantenido entre Bruselas y Budapest.

Orbán ha querido mantenerse de pie en los últimos años y su estrategia está dando sus frutos debido al contexto internacional. Hungría es un país pequeño de Europa del Este -en torno a 10 millones de habitantes-, pero tanto la guerra de Ucrania como su futura presidencia rotatoria en el segundo semestre de este año, lo sitúan en la cresta de la ola geopolítica.

Durante la pasada reunión del Consejo Europeo a mediados de diciembre, Orbán causó un revuelo internacional al ausentarse de la sala en el momento de la votación para aprobar el inicio de conversaciones para la adhesión de Ucrania a la UE. Nadie imaginó que eso podía pasar dada su estricta oposición hasta el momento. A cambio, Bruselas levantó la mano de los fondos.

Momentos después, vetó la ampliación de ayuda financiera de 50.000 millones de euros a Kiev para sostener el esfuerzo bélico contra Rusia. Algunos lo achacan a una amistad con Vladimir Putin, nada más lejos de la realidad. Budapest sabe que debe hacer valer su peso en oro en estos momentos y lo está consiguiendo. Mientras, los liberales y la izquierda europea se rasgan las vestiduras.

Para evitar que esto siga ocurriendo en los meses venideros, otros miembros de la UE están delineando un plan de asistencia alternativo destinado a Ucrania por un total de 20.000 millones de euros, según informó recientemente el Financial Times.

Según las fuentes consultadas por el FT, los Estados miembros ofrecerían garantías al presupuesto de la UE, permitiendo así que la Comisión Europea obtenga préstamos en los mercados financieros el próximo año para apoyar a Ucrania. Sin embargo, la cantidad exacta se ajustaría en función de las necesidades del momento de la administración Zelenski.

Dado que este plan no requeriría el consentimiento unánime de los 27 países de la UE al no necesitar garantías de todos los Estados miembros, aun así, algunos países, como Alemania o los Países Bajos, necesitarían aprobación parlamentaria, lo que retrasaría la aprobación a nivel individual si es que esa ayuda se resuelve finalmente de manera bilateral.