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La activista saharaui Aminetu Haidar

La activista saharaui Aminetu HaidarEFE/ Jorge Zapata

La activista saharaui Aminetu Haidar le planta cara al Gobierno y judicializa su expulsión a Marruecos

La abogada de Haidar revela a El Debate que han presentado un recurso contencioso administrativo para recurrir, por la vía judicial, la decisión del Ejecutivo de denegarle la residencia tras 16 años

La activista saharaui Aminetu Haidar ha decidido jugar todas sus cartas después de que el Gobierno le haya denegado el permiso de residencia, del que ha disfrutado durante los últimos 16 años. Según ha informado en primicia a El Debate la abogada de la activista, Fatma El Galia Mohamed-Fadel, y después de haber recurrido la decisión por la vía administrativa en varias ocasiones, ha ido un paso más allá y, el pasado viernes, presentó un recurso contencioso administrativo por lo judicial.

La letrada denuncia, en conversación telefónica con este diario, que la decisión de no renovar el permiso de residencia de Haidar es «una cuestión política más que jurídica». Mohamed-Fadel explica que la situación de Haidar no ha cambiado en estos 16 años, pero «sí lo ha hecho la posición del Gobierno español» con respecto al Sáhara Occidental. Desde el 2022, cuando el presidente del Ejecutivo Pedro Sánchez reconoció unilateralmente la soberanía marroquí sobre la antigua colonia española como «la base más realista y creíble» para resolver el conflicto, la situación de los saharauis en nuestro país ha empeorado.

El caso de Haidar es un reflejo del cambio de criterio del Gobierno español en lo relativo al Sáhara. «Cuando las relaciones con Marruecos son buenas, la población saharaui tiene más problemas para acceder a sus derechos», subraya la abogada. Estas trabas, apunta, siempre han existido, aunque «es verdad que se han agravado ahora». Una realidad que resulta especialmente llamativa cuando una parte del Ejecutivo español, en concreto Sumar, ha enarbolado la bandera de la causa saharaui durante la campaña electoral.

De hecho, el partido de Yolanda Díaz cuenta con la primera diputada de origen saharaui, Tesh Sidi. Aun así, las concesiones a Marruecos se han consolidado sin reparos. Este mismo mes, el Ministerio de Exteriores, bajo la dirección de José Manuel Albares, ha plasmado este volantazo en política exterior en su propia web. En noviembre, el ministerio borró el apartado dedicado al Magreb y Oriente Próximo. Ahora en su nueva versión no hay ni rastro del apoyo español a la autodeterminación del Sáhara.

«Siempre sucede lo mismo. Inclusive en sus programas electorales hay una posición clara y contundente con el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y cuando llegan al Gobierno cambian radicalmente», denuncia Mohamed-Fadel. Haidar ha sido reconocida internacionalmente, precisamente, por su férrea defensa por los derechos humanos y del pueblo saharaui. Galardonada con varios premios por instituciones como la Fundación Robert F. Kennedy, el Premio Nobel Alternativo o la Fundación Train.

En 2007, la activista solicitó por primera vez la residencia temporal en España por motivos humanitarios, ya que presenta graves problemas de salud. Desde entonces, año tras año se le ha ido renovando el permiso. En 2020, poco antes de la pandemia por la Covid-19, empezaron los problemas. Como solía ser habitual presentaron la prórroga, pero esta vez se la denegaron alegando que había estado demasiado tiempo fuera del país. La abogada cuenta que, tras recurrir la decisión, le otorgaron los papeles.

En 20222 volvieron a solicitar la prórroga, además de presentar un cambio de expediente de Jaén a Madrid, donde tenía que someterse a varias operaciones. Este traspaso se aceptó, por lo que, la sorpresa vino cuando, el pasado mes de mayo, la Delegación de Gobierno de la capital les notificó que denegaban el permiso de residencia a Haidar. La explicación que dieron fue que «la solicitud se había hecho fuera de plazo y que, además, [la activista saharaui] no presentaba una enfermedad sobrevenida», declara la abogada. El siguiente paso fue recurrir la decisión, que ha sido denegada, por lo que el último cartucho que les queda es el recurso administrativo contencioso.

La activista saharaui Aminetu Haidar se convirtió en una figura internacionalmente reconocida en 2009, por lo que se llegó a conocer como el «caso Haidar», cuando empezó una huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote, tras ser expulsada por Marruecos. El país norteafricano retiró el pasaporte a Haidar durante 32 días por haber escrito en la casilla de nacionalidad: saharaui, a su llegada al Sáhara Occidental.

Tras más de un mes en huelga de hambre, Marruecos cedió a la presión internacional y le devolvió el pasaporte. Antes, la activista, conocida también como la «Ghandi saharaui», ya había pasado por la cárcel en el país norteafricano, donde sufrió toda clase de torturas. «Es un personaje que Marruecos persigue a todos los niveles», asegura su abogada.

Mohamed-Fadel recuerda que la activista «ha sido perseguida con Pegasus [el programa espía israelí con el que también se sospecha que se infectó el móvil de Sánchez, entre otros ministros del Gobierno], su seguridad corre peligro». Aun así, asegura que Haidar «está decidida a elevar la voz. Esto no va a cambiar sus planes».

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