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El canciller alemán Olaf Scholz y el primer ministro luxemburgués Luc Friedn durante la rueda de prensa en BerlínAFP

Invasión rusa

Alemania presiona a Sánchez para que contribuya más en su ayuda a Ucrania

El canciller Scholz quiere aprovechar la próxima reunión de la OTAN para posicionar a su país como líder militar europeo

El canciller alemán socialdemócrata, Olaf Scholz, se ha propuesto liderar la ayuda de la Unión Europea a Ucrania este año. Ha propuesto un plan estructurado con el fin de evitar la victoria rusa y un daño irreparable a la credibilidad europea. Entre los países en el punto de mira, por lo que considera una falta de compromiso, se encuentra la España de Pedro Sánchez.

En la última reunión de la OTAN, países como Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Polonia y España se comprometieron a aumentar sus esfuerzos económicos y militares para ayudar a una Ucrania cada vez más debilitada. Jens Stoltenberg aseguró que la guerra se estaba ganando pero la realidad es que Rusia avanza en la línea del frente.

Por esta razón, Scholz quiere un compromiso mayor de todos los socios. «Los envíos de armas a Ucrania previstos hasta ahora por la mayoría de los Estados miembros de la UE son, en cualquier caso, demasiado pequeños», afirmó este lunes en una rueda de prensa tras reunirse con el primer ministro luxemburgués, Luc Frieden.

Alemania quiere predicar con el ejemplo e invertirá 8.000 millones de euros en ayuda militar en 2024, el doble que el año anterior. Esta cantidad es exclusivamente militar, en paralelo se incluyen los 50.000 millones de euros en ayuda económica pendiente aún de aprobarse de manera definitiva.

El canciller alemán espera que en la próxima cumbre del Consejo Europeo de febrero cada Estado lleve los deberes hechos y presente un informe detallado de la ayuda que pretenden prestar. Cantidad y plazos.

Aunque Olaf en la rueda de prensa no quiso poner nombre y apellidos, los países que menos han aportado en proporción son Francia, Italia y España. El Instituto Kiel, en su análisis de la asistencia militar a Ucrania, identificó a Alemania como el segundo mayor contribuyente durante el año pasado, después de Estados Unidos, con una suma de 17.100 millones de euros. Tras Berlín se situaron el Reino Unido (6.600 millones de euros), seguido por los países del norte y este de la UE.

En el sentido opuesto, las contribuciones de Francia ascendieron a solo 540 millones de euros, mientras que Italia aportó 690 millones y España 340 millones.

Estados Unidos flaquea

Washington, que ha sido el principal baluarte en la defensa de Ucrania desde la revolución de colores de Euromaidán en 2014, empieza a flaquear. Las razones son varias: por un lado, el agotamiento económico y el consecuente perjuicio para la administración Biden; por otro, 2024 es año electoral y la sombra de Donald Trump es alargada. Los republicanos no quieren seguir aportando dinero y bloquean las votaciones en este sentido. Si gana Trump en noviembre, la ayuda financiera podría verse muy limitada.

En este contexto, Scholz ha visto la oportunidad y se ha lanzado a liderar el barco europeo. La semana que viene es la cumbre de ministros de Defensa de la OTAN y con esta jugada gana terreno perdido. Si se aumentan las compras de material militar, las empresas de defensa alemanas serán de las mas favorecidas. Entre ellas, Rheinmetall.

Hungría podría levantar su veto

Budapest ha lanzado una propuesta que podría ser aceptada. Viktor Orbán se mostraría a favor de levantar su veto a cambio de que la financiación a Ucrania se revise cada año. Por el momento no ha habido límite e, incluso, parte del aumento del presupuesto por encima de lo previsto irá destinado a Kiev. En concreto, 50.000 millones de euros.

Según fuentes diplomáticas, Hungría quiere que el presupuesto se vote por unanimidad cada año. De esta manera puede bloquear la financiación a Ucrania cuando lo considere y, así, seguir accediendo a parte de los fondos que todavía Bruselas tiene congelado. Es un jaque mate.

La próxima reunión del Consejo Europeo tendrá lugar el 1 de febrero. Orbán tiene tres semanas por delante para cerrar todos los acuerdos posibles en este aspecto. A su favor juega la impaciencia de los socios.