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Varias personas viajan en un autobús urbano en San SebastiánEFE

Política sanitaria

Miedo en Bruselas a que las medidas anticovid sean aprovechadas por la derecha antes de las elecciones de 2024

La manera en que la UE afrontó la pandemia generó un gran descontento en gran parte de la población que podría ser utilizado políticamente

El pasado 15 de diciembre, la Unión Europea alertó de lo que ya es una realidad: los contagios por enfermedades respiratorias este invierno se disparan y hay que estar alerta. Las medidas que se están barajando, incluida la mascarilla obligatoria en algunos lugares -en España se hará efectiva mañana en los centros sanitarios- despierta el recelo de parte de la población e, incluso, de los propios funcionarios ya que algunos temen que la situación pueda dar a las a una derecha que ya crece como la espuma en las encuestas para las elecciones del próximo junio.

La comisaria de Sanidad, Stella Kyriakides, ha subrayado la necesidad de volver a las campañas masivas de vacunación ante la pervivencia de tres virus: gripe común, gripe A y covid. Las autoridades sanitarias están preocupadas porque los registros de vacunación son menores que en otros años por estas fechas. El enfoque sanitario de hace tres años durante la pandemia ya no surge el mismo efecto.

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) declaró a un medio especializado local que los resurgimientos del SARS-CoV-2, así como de la gripe estacional y del virus respiratorio sincitial (VRS), no son inesperados. El pico de contagio todavía no se ha alcanzado, según apuntan los expertos sanitario. Todavía faltan semanas.

Tal y como ocurrió durante la pandemia de 2019-2021, ciertos gobiernos están siendo muy cautos a la hora de tomar medidas. En esta ocasión, la preocupación no es tanto sanitaria sino política. Hay elecciones a la vista y todo paso en falso puede suponer una gran pérdida de votos.

Los partidos que más lucharon contra las violaciones de los derechos fundamentales con la excusa de la crisis sanitaria producida por el coronavirus pertenecen, en su mayoría, a los grupos ECR e ID. Estos son los que ya están experimentando un gran crecimiento en las encuetas. En el caso de los segundos, hasta en un 30 %.

Esta relación sirve a otros grupos para alertar del peligro de la «extrema derecha», ya que entienden que, de tomarse algunas medidas semejantes a las de hace tres años, se estaría echando más gasolina a un fuego que ya de por sí está fuera de control para ellos.

En los últimos meses, el establishment de Bruselas ha intentado robar una de las banderas principales de los grupos conservadores e identitarios: la lucha contra la inmigración descontrolada. Francia y Alemania han dado un giro de 180 grados a su política inmigratoria, si bien es cierto que el nuevo tratado de inmigración y asilo, en la práctica, no se usará para luchar contra la inmigración irregular intentando reducirla, sino abriendo más canales para que se convierta en legal.

A pocos meses de la recta final, cualquier medida que se implante que sea entendida como una vuelta atrás a la pandemia o suponga una seria limitación de los derechos fundamentales (el de reunión, por ejemplo) será usado políticamente por estos dos grupos para atacar a Bruselas y a todo aquel que apoye medidas semejantes.

2024, un año plagado de elecciones

Además del posible efecto en las europeas, 2024 es un año plagado de elecciones nacionales y regionales en la Unión Europea, por lo que el efecto dominó entre ellas podría suponer un grave riesgo para el control actual que ejercen los partidos de centro e izquierda.

El próximo 28 de enero, Finlandia elige presidente; el 8 de marzo, Irlanda votará un nuevo referéndum constitucional para modificar el concepto de familia y «ampliarla más allá del matrimonio»; el 10 de marzo, elecciones parlamentarias en Portugal; Lituania irá a las urnas para un referéndum constitucional y para elección presidencial el 12 de mayo y el 9 de junio, Bélgica tendrá tres elecciones en una: europeas, nacionales y regionales.

Todas las elecciones, excepto las de Bélgica, desembocan en las europeas de junio. Las circunstancias distan de ser las idílicas para la élite política europea acostumbrada a transiciones que, de mayor o menor grado, han controlado en las últimas décadas. Este 2024 puede ser un año de grandes cambios. Como colofón de año en Occidente, el 5 de noviembre Estados Unidos vuelve a las urnas con un Donald Trump que pretende presentarse de nuevo como candidato.